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Dándole vueltas a todas las noticias que aseguran que está resuelto el problema económico...

Qué poco sé de economía

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Dado lo poco que sé de casi todo, es aventurado que ande cada semana escribiendo un artículejo. Pero pensar sobre qué escribir, me mantiene activo el cerebro, en una especie de terapia contra mi vejez que avanza inexorable.

Hoy estoy dándole vueltas a todas las noticias que aseguran que está resuelto el problema económico, que hemos salido de la crisis y que según los arcanos indicadores económicos vamos a empezar a crecer.

Pero la realidad que palpo es que hay muchas personas en paro, en especial los jóvenes que con un título bajo el brazo no saben si marcharse al extranjero o seguir presentando sus currículos aquí y allá, mientras viven a costa de sus padres y esperan, quizás, que llegue a gobernar el tal Iglesias y se instaure una renta básica para cada español.

Una de mis manías de viejo es leer las etiquetas de todas las cosas que compro o me regalan mis hijos, no tanto para saber detalles técnicos o cómo han de lavarse las prendas de ropa, sino el sitio donde han sido fabricadas y me encuentro con que muchos artículos, con marca española y vendidos en grandes almacenes españoles, están fabricados en China, Taiwán o Bangladesh.

Debe ser cosa de la globalización y de las sacrosantas leyes del mercado. Si en esos países es más barata la producción de cualquier artículo que en España, pues allí se encarga y aquí se vende.

Pero me da por pensar que todas esas cosas podrían hacerlas los españoles, en fábricas españolas, que seguramente cerraron por no poder competir con la productividad de los países de Asia.

Parece que estamos quedando para montar la gran industria de los bares de tapas, ya que son muy agradables nuestras terrazas. Bueno, nuestra agricultura parece bastante productiva: el aceite, las frutas y hortalizas de invernaderos, ¡ah! y nuestros vinos se venden bien. Recuerdo todos aquellos vaivenes que nos imponían desde Bruselas de arrancar olivos y vides o matar vacas o plantar girasoles para cobrar subvenciones, que creo se siguen cobrando por el aceite.

Sin duda ahora Europa nos presta dinero más barato, pero lo importante sería que no tuviéramos que pedir prestado. La norma de no gastar más de lo que se gana, o se recauda, y no pedir prestado no parece formar parte de las preocupaciones de nuestras administraciones, incluidas las domésticas, que no sé por qué siempre tienen que arrojar déficit, deudas que habrán de pagar nuestros nietos.

Dicen que aumenta el número de millonarios españoles y pienso que serán, sin duda, los que saben manejarse en ese mercado libre donde se puede comprar trabajo más barato que en España.

Los puzles de madera que nos venden desde Finlandia ¿no podrían hacerlos los españoles? Es difícil encontrar un buen ebanista que nos haga un mueble, para toda la vida, ni un electrodoméstico cuya vejez no esté programada para tener que sustituirlo, pasados unos pocos años...

¿Para qué seguir? Con lo dicho queda demostrado lo poco que sé de economía, a pesar de todas las explicaciones que nos dan los políticos… y los economistas.

Les deseo una feliz Navidad.

Qué poco sé de economía

Dándole vueltas a todas las noticias que aseguran que está resuelto el problema económico...
Francisco Rodríguez
miércoles, 17 de diciembre de 2014, 08:03 h (CET)
Dado lo poco que sé de casi todo, es aventurado que ande cada semana escribiendo un artículejo. Pero pensar sobre qué escribir, me mantiene activo el cerebro, en una especie de terapia contra mi vejez que avanza inexorable.

Hoy estoy dándole vueltas a todas las noticias que aseguran que está resuelto el problema económico, que hemos salido de la crisis y que según los arcanos indicadores económicos vamos a empezar a crecer.

Pero la realidad que palpo es que hay muchas personas en paro, en especial los jóvenes que con un título bajo el brazo no saben si marcharse al extranjero o seguir presentando sus currículos aquí y allá, mientras viven a costa de sus padres y esperan, quizás, que llegue a gobernar el tal Iglesias y se instaure una renta básica para cada español.

Una de mis manías de viejo es leer las etiquetas de todas las cosas que compro o me regalan mis hijos, no tanto para saber detalles técnicos o cómo han de lavarse las prendas de ropa, sino el sitio donde han sido fabricadas y me encuentro con que muchos artículos, con marca española y vendidos en grandes almacenes españoles, están fabricados en China, Taiwán o Bangladesh.

Debe ser cosa de la globalización y de las sacrosantas leyes del mercado. Si en esos países es más barata la producción de cualquier artículo que en España, pues allí se encarga y aquí se vende.

Pero me da por pensar que todas esas cosas podrían hacerlas los españoles, en fábricas españolas, que seguramente cerraron por no poder competir con la productividad de los países de Asia.

Parece que estamos quedando para montar la gran industria de los bares de tapas, ya que son muy agradables nuestras terrazas. Bueno, nuestra agricultura parece bastante productiva: el aceite, las frutas y hortalizas de invernaderos, ¡ah! y nuestros vinos se venden bien. Recuerdo todos aquellos vaivenes que nos imponían desde Bruselas de arrancar olivos y vides o matar vacas o plantar girasoles para cobrar subvenciones, que creo se siguen cobrando por el aceite.

Sin duda ahora Europa nos presta dinero más barato, pero lo importante sería que no tuviéramos que pedir prestado. La norma de no gastar más de lo que se gana, o se recauda, y no pedir prestado no parece formar parte de las preocupaciones de nuestras administraciones, incluidas las domésticas, que no sé por qué siempre tienen que arrojar déficit, deudas que habrán de pagar nuestros nietos.

Dicen que aumenta el número de millonarios españoles y pienso que serán, sin duda, los que saben manejarse en ese mercado libre donde se puede comprar trabajo más barato que en España.

Los puzles de madera que nos venden desde Finlandia ¿no podrían hacerlos los españoles? Es difícil encontrar un buen ebanista que nos haga un mueble, para toda la vida, ni un electrodoméstico cuya vejez no esté programada para tener que sustituirlo, pasados unos pocos años...

¿Para qué seguir? Con lo dicho queda demostrado lo poco que sé de economía, a pesar de todas las explicaciones que nos dan los políticos… y los economistas.

Les deseo una feliz Navidad.

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