En paralelo a la intervención de la ex ministra alemana, su mentora, Angela Merkel, dejaba claro que Europa no tiene opción: o da la talla frente a esta crisis o pierde, quizá para siempre, la adhesión de millones de ciudadanos, con el riesgo real de naufragio, una eventualidad que Alemania no puede permitirse política ni económicamente. Por eso Berlín rompe un viejo tabú y acepta la mutualización de la deuda, lo que dificulta la resistencia de Holanda o los países nórdicos. Todo ello se sustanciará a partir del 1 de julio, durante una presidencia alemana en la que Angela Merkel podrá despedirse de Europa por todo lo grande, sellando su nombre junto a los grandes artífices de la Unión.
|