La gestión de la crisis del coronavirus no podría haber empezado peor en la UE. Con la credibilidad ya lastrada por la falta de solidaridad tras las crisis de 2007 y la llegada de refugiados de 2015, históricos europeístas como Jaques Delors, líderes políticos en activo y académicos de todo el continente advierten de que este podría ser el golpe de gracia al proyecto europeo si cala en la opinión pública el mensaje de que los países ricos se aferran a su cartera, insensibles, mientras miles de personas mueren en Italia o España. Ya no es solo el sur contra el rico norte. Francia, Bélgica, Irlanda o Luxemburgo se han sumado al coro de voces que exigen mutualizar la deuda, los llamados eurobonos. En todo caso lo deseable sería una acción conjunta.
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