Es tal la rapidez con la que se van sucediendo los acontecimientos, tan complicada la situación en la que nos vemos inmersos y tan poca la confianza que los ciudadanos vamos sintiendo respecto a la capacidad de quienes nos gobiernan, que resulta muy difícil centrarse en aquella parte de la política que más nos preocupa, que mayor inquietud nos produce y que, juntamente con la pandemia del Covid19, más nos tiene atemorizados.
Es tal el cúmulo de noticias que tenemos que asimilar cada día, tales las informaciones contradictorias con las que tenemos que apechugar, tan inverosímiles las actitudes de algunos políticos y tan resabiadas sus intenciones y despropósitos que, para un simple ciudadano de a pie, podría llegar a ser motivo de gran confusión y desconcierto si no fuera porque, como admiradores de Don Quijote, no confiáramos, como él, en aquella sabia sentencia: “ Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las siente demasiado, se vuelven bestias”. Es cierto que tenemos la esperanza de que el tiempo, que cura todos los males, permita que la cordura y el sentido común devuelva a todos los españoles el sentido de la templanza, la sensatez y, por encima de todo, la clarividencia que los ilumine para evitar que, los locos que nos están gobernando, puedan seguir con sus proyectos de aniquilación de la democracia en España y su deriva hacia la hecatombe económica final, impidiendo que, como apuntan las palabras del Hidalgo de la Mancha, las desgracias que nos puedan traer estos ilusos incompetentes, a los que se les entregó el poder, si intentan convertir a nuestros ciudadanos como consecuencia de sus manipulaciones, como fruto de la miseria, desorden, caos social e impotencia que sus desaciertos amenazan con traer, en estas bestias inhumanas en que la impotencia y la pobreza, puede acabar convirtiendo en seres llenos de odio y difíciles de controlar cuando se sienten incapaces de sobrevivir amenazados por la miseria la desgracia, de las que nos habla el divino orate.
Por desgracia es evidente la falta de visión política del señor Pedro Sánchez, su miedo a perder el poder, su nulo sentido de la decencia y el fair play, su egolatría y egoísmo, su desprecio por la opinión de la oposición y su falta de tacto, pensamos que, incluso, utilizada inconscientemente para humillar más a sus adversarios y su cerrazón absoluta, aunque sólo fuere para el bien de España, a pactar con las derechas cuando, es evidente que no existe alternativa alguna para intentar que, la crisis que estamos padeciendo, pudiera resultarnos menos grave y dañina de lo que se nos viene anunciando desde el resto de Europa y de las instituciones económicas y financieras de todo el mundo, si persistimos en seguir aplicando las teorías económicas propias del marxismo o el leninismo soviéticos que viene poniendo en práctica, bajo la presión del señor Pablo Iglesias, nuestro Presidente del gobierno.
Mientras el líder de Podemos sigue con su proyecto de anular a Sánchez, de ir implantando en el Gobierno sus ideas revolucionarias, de socavar las instituciones democráticas, empezando por la Jefatura del Estado, mientras pone cerco a la Iglesia católica y, desde las calles, sus brigadas revolucionarias van sembrando el descontento contra los empresarios, el Ejército, la prensa independiente que no se ha plegado a sus consignas y todos aquellos que no se han querido dejar llevar por cambios que, de todos es conocido, no anuncian más que acabar con el orden, la libertad, la Justicia y el progreso, que son los que precisamente nos vienen anunciando la aplicación de políticas “progres”, regímenes autárquicos, soluciones drásticas y cambios bruscos, como son aquellos patrocinados por millonarios como el señor Soros o, su clon en España, el señor Roura ( el de las teles) que son, en definitiva, quienes parten el bacalao desde detrás de las bambalinas, siendo los que vienen financiando a los de Podemos y al separatismo catalán.
A ellos les viene de maravilla que un simple peón, un terrorista de la palabra y un engañabobos profesional como es Pablo Iglesias, se erija en la imagen del Ché Guevara español, para intentar (y puede que lo consiga) convertir a España y a los españoles, con la ayuda del ingenuo y malintencionado Pedro Sánchez, que le está haciendo el juego, pensando que podrá pararle los pies a Iglesias en el momento que se lo proponga. Por asquerosamente repugnante que nos pueda parecer, a esta izquierda que nos amenaza con llevarnos a regímenes en los que ya nadie cree, por haber sido la ruina de los países donde se implantaron, les ha venido de maravilla la llegada de la pandemia del Covid 19, no por lo que se refiere a los muertos que viene produciendo, evidentemente, pero sí por el descontento, la tensión, el desastre económico que comporta, el desempleo, los ERTE, la reclusión obligatoria y las dificultades económicas que afectan a millones de trabajadores que, evidentemente, no son circunstancias que favorezcan la paz, la tranquilidad, el orden en las calles o la calma en los comercios e industrias a los que la crisis les obligue a cerrar.
Ya se sabe, algo que ya sucedió en la década de los treinta en España y que acabó, en 1936, con la Guerra Civil de la que, por conveniencias propagandística, las izquierdas y estos insensatos que se inventan un nuevo relato para escribir una retocada Memoria Histórica, de acuerdo con lo que les interesa que, las nuevas generaciones que no vivieron aquellas épocas, crean que pasó en realidad en aquella contienda y no lo que, verdaderamente, sucedió como sabemos los que tuvimos que vivir aquellos años de ingrata memoria. Precisamente, esta forma de distorsionar y manipular la verdad es la que permite que haya muchos descendientes de aquellos que fueron derrotados y tuvieron que huir a Francia y otros países, que han venido asimilando el rencor de aquellos que perdieron la guerra, en forma de narraciones manipuladas de los hechos, según la forma en que cada generación haya trasmitido a la siguiente, una forma que garantiza que la historia que ahora conocen, los de la actual generación, seguramente nada tiene que ver con lo que fueron los hechos que, en realidad, tuvieron lugar en aquellos dramáticos momentos. Es la historia del pescador que cobra una pieza de quince centímetros y, a medida que va contando su proeza, aquella mísera sardina, se llega a convertir en un mero de cincuenta kilos.
Pero que nadie piense que los independentistas catalanes están inactivos, aunque esté sometidos a la pandemia de coronavirus. Nada más lejos de la realidad, porque el señor Torra no deja de intentar avanzar hacia su objetivo de la independencia de la comunidad catalana, en colaboración con el prófugo Puigdemont, que sigue en sus intentos de sembrar cizaña en todos aquellos ámbitos en los que consigue que se le escuche. Se trata de que el señor Sánchez, a la chita callando, parece ser que se ha avenido a negociar la retirada de los agentes de policía, ubicados en la Jefatura Superior de Policía de la Vía Layetana de Barcelona, para buscarles otro emplazamiento en otro lugar más apartado. Es una antigua reivindicación de la ERC que ha venido insistiendo en que la policía “española” es una amenaza y una afrenta para los catalanes y, aún más, si la Jefatura está situada en uno de los lugares más céntricos de la capital catalana.
Y por si fuera poco el desafuero y una muestra más de la subordinación de Sánchez a los deseos independentistas de Cataluña, el local en el que ahora está situada la Jefatura de policía nacional parece que sería destinado a instalar “un museo sobre la represión franquista”, por supuesto nada sobre los crímenes de las patrullas de la CNT, la FAI, el POUM, el PC a los inicios de la guerra civil y durante la misma y, mucho menos, sobre las 46 checas de Barcelona (lugares en los que se torturaba, asesinaba, extorsionaba a los sospechosos de ser de derechas, católicos, militares, sacerdotes y de donde eran pocos los que salían vivos). Mientras, la pandemia mata a miles de catalanes e infecta a otros miles, el aparato separatista siguen lanzando sus redes para pescar en las aguas revueltas del gobierno, para ir cobrando nuevas piezas a costa de la flaqueza de Sánchez, que es evidente que sigue sumiso a las órdenes de ERC y el separatismo catalán, siguiendo el plan prestablecido, que ya tienen concertado, de ir dando pasos para preparar un escenario propicio a una futura independencia del pueblo catalán.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos atónitos, a medida que estamos siendo diezmados por la epidemia que azota nuestra nación y, paralelamente a la misma, se van produciendo acontecimientos cada vez más inquietantes, en los que el protagonismo de Pablo Iglesias y otros ministros del Gobierno, especialmente agresivos a la hora de ir intentando implantar un régimen policial en España, nos hacen prever que nos quedan momentos muy difíciles a los españoles, expuestos a que esta legislatura nos lleve directamente a una situación extrema, no tanto por la crisis sanitaria y económica que estamos padeciendo, sino por el negro futuro político que amenaza la pervivencia de nuestra democracia.
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