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Miles de nuestros mayores ya no están. Esta emergencia sanitaria ha desbordado a los dirigentes, siendo su gestión negligente y catastrófica para muchas familias

​Miles de mayores no están aquí

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Más de una decena de miles de nuestros mayores ya pagan el precio de esta arrolladora crisis sanitaria. En periodo electoral se les pide el voto, pero después se les hace perder sus derechos: presuntamente no tienen derecho a los respiradores y otras vulgares discriminaciones, incluso son portadores de un temor sin medida por si llegan a enfermar: sospechan un triste y penoso final. Este “vírico” gobierno que padecemos no ha sopesado que esos mayores deciden gobiernos. No tengo duda de que el gobierno de Sánchez buscará el bulo más convincente para dar una explicación chabacana a los mayores.

No va a faltar esa mano dura que pregunte por los que ya no están. Con las imágenes de cientos de cadáveres embolsados y féretros alineados, no dejo de pensar en el informe del FMI y en la afirmación catastrofista de Christine Lagarde cargando contra la elevada esperanza de vida de nuestros mayores, para acabar el mensaje con que “algo hay que hacer”. Ese mensaje y el citado informe del FMI han dado pie a jóvenes maledicentes que también han querido subirse al carro de la estupidez, la mediocridad y el odio no contenido.

Muestra de esa maledicencia la hemos comprobado en la podemita que no se cortó un pelo al decir: “¿Qué preferimos? ¿Media docena de ancianos inútiles muertos o toda la economía de un país absolutamente destrozada (de nuevo)? No sé vosotros, pero a mí me sobran momias por la calle”.

De igual manera, la concejala ultraizquierdista canaria, coaligada con Podemos en el Ayuntamiento de Arrecife (Elisabeth Merino) ha advertido que “el coronavirus es un aviso de la naturaleza contra el exceso de viejos en la Tierra”.

Mediocridades del mismo estilo también las han aventado desde el ámbito del golpismo y el independentismo catalán: “Viejos y egoístas. Llenando hospitales por coronavirus, exigiendo atención de primera, ocupando camas que podrían salvar jóvenes, sabiendo que ellos ya no aportarán nada a la sociedad”.

El radicalismo ideológico no acaba de entender que todas las vidas son iguales. No se puede consentir que los mayores sean menospreciados. Y como sí lo han sido, el final del confinamiento va a ser muy duro para todos, sobre todo porque el gobierno socialcomunista recogerá lo que ha sembrado. Es el día en que las cañas se les han vuelto lanzas, al igual que los bulos que alientan ya actúan como “boomerang”.

Por cierto, Pablo Iglesias continúa sin dar cuenta de su gestión sobre las residencias de ancianos. Fue el día de San José cuando compareció en rueda de prensa junto con el ministro de Sanidad. Allí anunció que su ministerio se encargaría de todas medidas de protección contra el virus en ellas; incluso, hasta comprometió una partida económica de 300M€ para reforzar la asistencia domiciliaria a personas que viven solas. Pero si no es por los gobiernos regionales, su incompetencia hubiera salido a la luz, una vez más.

Seamos claros: Presuntamente, un 89% de los mayores fallecidos por el virus lo han hecho en residencias. Aún no hay número fiable de los que han fallecido solos en su domicilio por la misma virulencia. Desde ese anuncio del “marqués” hasta que intervino la UME pasaron más de ocho días; la tragedia estaba consumada y continuó agrandándose. Mucha propaganda comunista, pero hay un abismal agujero negro entre lo que pretendía el departamento del “marqués” y la realidad. No olviden, señores del actual desgobierno, que somos arrieros y por el camino nos encontraremos.

​Miles de mayores no están aquí

Miles de nuestros mayores ya no están. Esta emergencia sanitaria ha desbordado a los dirigentes, siendo su gestión negligente y catastrófica para muchas familias
Jesús  Salamanca
jueves, 16 de abril de 2020, 13:24 h (CET)

Más de una decena de miles de nuestros mayores ya pagan el precio de esta arrolladora crisis sanitaria. En periodo electoral se les pide el voto, pero después se les hace perder sus derechos: presuntamente no tienen derecho a los respiradores y otras vulgares discriminaciones, incluso son portadores de un temor sin medida por si llegan a enfermar: sospechan un triste y penoso final. Este “vírico” gobierno que padecemos no ha sopesado que esos mayores deciden gobiernos. No tengo duda de que el gobierno de Sánchez buscará el bulo más convincente para dar una explicación chabacana a los mayores.

No va a faltar esa mano dura que pregunte por los que ya no están. Con las imágenes de cientos de cadáveres embolsados y féretros alineados, no dejo de pensar en el informe del FMI y en la afirmación catastrofista de Christine Lagarde cargando contra la elevada esperanza de vida de nuestros mayores, para acabar el mensaje con que “algo hay que hacer”. Ese mensaje y el citado informe del FMI han dado pie a jóvenes maledicentes que también han querido subirse al carro de la estupidez, la mediocridad y el odio no contenido.

Muestra de esa maledicencia la hemos comprobado en la podemita que no se cortó un pelo al decir: “¿Qué preferimos? ¿Media docena de ancianos inútiles muertos o toda la economía de un país absolutamente destrozada (de nuevo)? No sé vosotros, pero a mí me sobran momias por la calle”.

De igual manera, la concejala ultraizquierdista canaria, coaligada con Podemos en el Ayuntamiento de Arrecife (Elisabeth Merino) ha advertido que “el coronavirus es un aviso de la naturaleza contra el exceso de viejos en la Tierra”.

Mediocridades del mismo estilo también las han aventado desde el ámbito del golpismo y el independentismo catalán: “Viejos y egoístas. Llenando hospitales por coronavirus, exigiendo atención de primera, ocupando camas que podrían salvar jóvenes, sabiendo que ellos ya no aportarán nada a la sociedad”.

El radicalismo ideológico no acaba de entender que todas las vidas son iguales. No se puede consentir que los mayores sean menospreciados. Y como sí lo han sido, el final del confinamiento va a ser muy duro para todos, sobre todo porque el gobierno socialcomunista recogerá lo que ha sembrado. Es el día en que las cañas se les han vuelto lanzas, al igual que los bulos que alientan ya actúan como “boomerang”.

Por cierto, Pablo Iglesias continúa sin dar cuenta de su gestión sobre las residencias de ancianos. Fue el día de San José cuando compareció en rueda de prensa junto con el ministro de Sanidad. Allí anunció que su ministerio se encargaría de todas medidas de protección contra el virus en ellas; incluso, hasta comprometió una partida económica de 300M€ para reforzar la asistencia domiciliaria a personas que viven solas. Pero si no es por los gobiernos regionales, su incompetencia hubiera salido a la luz, una vez más.

Seamos claros: Presuntamente, un 89% de los mayores fallecidos por el virus lo han hecho en residencias. Aún no hay número fiable de los que han fallecido solos en su domicilio por la misma virulencia. Desde ese anuncio del “marqués” hasta que intervino la UME pasaron más de ocho días; la tragedia estaba consumada y continuó agrandándose. Mucha propaganda comunista, pero hay un abismal agujero negro entre lo que pretendía el departamento del “marqués” y la realidad. No olviden, señores del actual desgobierno, que somos arrieros y por el camino nos encontraremos.

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