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Opinión
Etiquetas | Política | Pedro Sánchez | Coronavirus
​La fundación Konrad Adenauer (entidad ligada al partido de Angela Merkel), demuestra conocer a fondo los problemas por los que está pasando España

​La fugaz fama de P.Sánchez en Europa, se está desmoronando

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Lo peor que puede que le esté pasando al señor Pedro Sánchez no es el descrédito que se está labrando, a pulso, dentro de España por su forma de enfrentarse a la crisis del coronavirus, ni su evidente incapacidad para afrontar el vendaval ciclónico que en forma de crisis va a afectar con particular intensidad a nuestra economía, como consecuencia de las secuelas de la pandemia, sino que su valoración como estadista, en Europa y América, está sufriendo una vertiginosa caída que parece imparable, tanto en la CE como en las democracias de otros continentes, que ya se están empezando a dar cuenta de la clase de político que dirige los destinos de la nación española y de los gravísimos errores que han cometido, él y su gobierno, en cuanto a la previsión de la llegada del virus, la valoración de la verdadera gravedad de la epidemia y el retraso en tomar las medidas pertinentes que, sin duda alguna, hubieran evitado algunos miles de muertes que, desgraciadamente, se han producido como consecuencia de la mala praxis de nuestros gobernantes en la lucha contra el Covid19.

Después de un tiempo de vigilancia de lo que está ocurriendo en España, de valoración del desarrollo del coronavirus en nuestra nación y de constatar el poco caso que el gobierno español ha venido haciendo a las recomendaciones de la OMS y del resto de organismos de la CE, que venían advirtiendo, desde el mes de Enero pasado, de la peligrosidad que representaba esta epidemia, de su posterior calificación como pandemia al comprobarse los efectos del virus por la misma OMS y constatarse que Europa no estaba inmune al contagio del virus chino, dados los efectos verdaderamente preocupantes de la rápida propagación de la enfermedad por toda Italia y las muertes ocasionadas, como consecuencia de sus secuelas mortales sobre personas mayores y faltas de defensas naturales.

Lo cierto es que ya están empezando a conocerse artículos y declaraciones de mandatarios, instituciones y periodistas de otros países, poniendo en duda la forma en la que el gobierno y, en especial, el señor Pedro Sánchez, han organizado la respuesta a la epidemia del coronavirus y la poca eficacia que han tenido, para el control de la epidemia, las medidas excepcionales centralizadoras dictadas por el ejecutivo, pensando, seguramente, que con ello iba a mejorar el control y suministro de los medios de protección y curación precisos para enfrentarse a la enfermedad. En ello, posiblemente, haya influido el hecho innegable de que nuestra nación haya adquirido la triste categoría de ser el segundo país en número de contagios, seguida de Italia y, detrás de los EE.UU y también el segundo en número de fallecimientos, por causa del coronavirus.

Para empezar, el señor Pedro Sánchez ha conseguido que en el resto de Europa lo hayan calado, hayan descubierto sus tics totalitarios y se hayan apercibido de que, en realidad, lo único que le importa a nuestro presidente es asumir el poder, para lo cual no duda en engañar a los españoles y, si fuere necesario, también hacerlo con al resto de naciones de la UE. Pero esto de mentir, de ocultar información, de tergiversar los hechos que creen que les perjudican y de intentar desviar las culpas de lo que está ocurriendo a los partidos de la oposición y al resto de Europa, si es que esto le conviene, tiene una carrera muy corta, es algo fácilmente comprobable y, como dice el conocido refrán: “es más fácil descubrir a un mentiroso que alcanzar a un cojo”. Así, el medio de comunicación económico “Bloomberg” estadounidense, ha sido uno de los que han cargado con más dureza contra la gestión de Pedro Sánchez en relación con la pandemia del coronavirus. Curiosamente destaca de entre los errores que, según el criterio del medio, ha cometido el gobierno español, que afirma que: “La decisión más imprudente fue permitir el 8M” una manifestación que si se hubiera prohibido “pudo haber salvado miles de vidas”. Hablaba el periodista de que “Más de 120.000 personas salieron a las calles, a pesar de que España ya tenía más de 500 casos confirmados”.


En el artículo de opinión del 6 de abril, carga contra “la vacilante respuesta de Sánchez frente al virus”, con el título: “La tragedia de España era demasiado predecible” y se afirma que “lo peor es que Sánchez, al igual que sus homólogos en Francia y el Reino Unido, ignoró la crisis sanitaria que ocurría en Italia”. Y es que, si Sánchez consiguió en algún momento de su estancia en la Moncloa, despertar las simpatías de una Ángela Merkel y la confianza de algunos mandatarios como Macrón, mucho nos tememos que sus últimas decisiones, sus concesiones al comunista Pablo Iglesias y sus errores y retrasos en tomar conciencia de la gravedad de la pandemia que estamos soportando, a la vista del resto de Europa, lo han situado a la cola de la valoración de los principales gobernantes de las más importantes naciones de la UE, incluida la Gran Bretaña. Así, en la valoración de nuestro presidente, según una encuesta del GAD3, se comprueba que, en cuanto a la popularidad de gobernantes europeos, la señora Merkel mantiene un 63%; el señor Johnson, un 55%; el señor Costa, un 75%; y el señor Conde, un 71%, mientras que nuestro presidente se queda en un reducido 27´7%. Sólo uno de cada cuatro ciudadanos españoles apoya la gestión del señor Sánchez, reflejando el descontento general respecto a su forma de actuar, así como se muestran críticos con sus largos discursos, cargados de propaganda política, desde la Moncloa.

La fundación Konrad Adenauer (entidad ligada al partido de Angela Merkel), demuestra conocer a fondo los problemas por los que está pasando España, cuando afirma que Pedro Sánchez utiliza “medio afines” para pedir la solidaridad europea, como forma de desviar críticas sobre su gestión de la crisis del coronavirus. El director de la fundación, señor Wilhelm Hofmeister firma un informe en el que se asevera lo siguiente: “La ofensiva de comunicación del gobierno, que es apoyada por medios afines, tiene entre sus metas desviar la atención de la crítica a la gestión de la crisis”. Como en el caso de los medios de comunicación americanos, en el informe se insiste en el hecho de que, el Gobierno, aprobara la manifestación feminista del 8M, a la que se calcula que asistieron 120.000 personas, cuando el virus ya estaba causando mella en los habitantes de la capital.

Mientras tanto, en España, siguen los ministros intentando camuflar los efectos de la epidemia, precipitándose en sacar conclusiones, como ha sido el caso de la comparecencia de la ministra portavoz del Gobierno, señora Mº Jesús Montero, pretendiendo dar mensajes de que se estaba empezando a dominar el virus cuando hoy, precisamente, las cifras de contagios y muertes causadas por el coronavirus han vuelto a repuntar. Para la señora que suple a Simó, en la parte técnica de la rueda de prensa, la doctora María José Sierra, el repunte se ha debido a un ajuste de información de los eventos del fin de semana, mientras que para la ministra ya indican un comienzo del aplanamiento de la curva de la incidencia del virus. Sin embargo, ya están apareciendo informaciones, como las que ha proporcionado el TSJC de Castilla la Mancha, en las que se rebaten las cifras oficiales de fallecidos por el virus en aquella comunidad, según se deriva de los datos de los registros de fallecimientos que señalan una mortandad muy superior a la informada oficialmente. No son los primeros en denunciar prácticas semejantes, que ya fueron destapadas por diversos medios informativos y por los médicos y sanitarios que se ocupan de atender a los infectados por el virus. ¿Un medio de quitar importancia al problema? O ¿un intento de justificar la falta de efectividad de las medidas adoptadas por el actual gobierno de la nación?

Y, entre tanto, alguien se ha sacado de la manga resucitar unos nuevos “Pactos de la Moncloa”, como aquellos que se firmaron en 1958, en otros momentos de crisis económica que requerían algo que no se ha hecho hasta ahora por nuestro Gobierno, el pactar entre todas las fuerzas políticas de entonces, de derechas e izquierdas y tomar medidas encaminadas a impedir que España cayera en una situación de la que le fuera imposible salir airosa. Eran otros tiempos y otros políticos los que fueron capaces de ceder, en sus intereses partidistas, para evitar que España se situara en una situación complicada que, evidentemente, hubiera podido acabar en un desplome de nuestra economía de consecuencias difícilmente previsibles. Hoy en día, lo único que se puede pensar de esta idea que, seguramente, ha dejado correr el gobierno del PSOE como globo sonda, es que se trata de otra trampa saducea para que, bajo la excusa de lograr consenso en algunos temas puntuales de carácter social, económico o fiscal, tener la excusa para colar de rondón ideas, defendidas por los señores de Podemos, relativas a nacionalizaciones de empresas, limitaciones de las libertades individuales y, probablemente, reformas constitucionales de mayor calado que pusieran en grave peligro la democracia en la nación española; siempre con el objetivo último de reforzar el poder del Estado por encima de los ciudadanos, un ardid que forma parte de la estrategia comunista para imponer la dictadura del proletariado. Nada que no se conozca desde hace muchos años. Como decía Piérides “no todos podemos hacer todas las cosas” pero, al menos, podemos intentar denunciar aquellas imposiciones que amenazan con acabar con todo lo que, con el esfuerzo de todos, hemos conseguido alcanzar antes de que, estos filibusteros que nos gobiernan, alcanzaran el poder.


​La fugaz fama de P.Sánchez en Europa, se está desmoronando

​La fundación Konrad Adenauer (entidad ligada al partido de Angela Merkel), demuestra conocer a fondo los problemas por los que está pasando España
Miguel Massanet
miércoles, 8 de abril de 2020, 13:14 h (CET)

Lo peor que puede que le esté pasando al señor Pedro Sánchez no es el descrédito que se está labrando, a pulso, dentro de España por su forma de enfrentarse a la crisis del coronavirus, ni su evidente incapacidad para afrontar el vendaval ciclónico que en forma de crisis va a afectar con particular intensidad a nuestra economía, como consecuencia de las secuelas de la pandemia, sino que su valoración como estadista, en Europa y América, está sufriendo una vertiginosa caída que parece imparable, tanto en la CE como en las democracias de otros continentes, que ya se están empezando a dar cuenta de la clase de político que dirige los destinos de la nación española y de los gravísimos errores que han cometido, él y su gobierno, en cuanto a la previsión de la llegada del virus, la valoración de la verdadera gravedad de la epidemia y el retraso en tomar las medidas pertinentes que, sin duda alguna, hubieran evitado algunos miles de muertes que, desgraciadamente, se han producido como consecuencia de la mala praxis de nuestros gobernantes en la lucha contra el Covid19.

Después de un tiempo de vigilancia de lo que está ocurriendo en España, de valoración del desarrollo del coronavirus en nuestra nación y de constatar el poco caso que el gobierno español ha venido haciendo a las recomendaciones de la OMS y del resto de organismos de la CE, que venían advirtiendo, desde el mes de Enero pasado, de la peligrosidad que representaba esta epidemia, de su posterior calificación como pandemia al comprobarse los efectos del virus por la misma OMS y constatarse que Europa no estaba inmune al contagio del virus chino, dados los efectos verdaderamente preocupantes de la rápida propagación de la enfermedad por toda Italia y las muertes ocasionadas, como consecuencia de sus secuelas mortales sobre personas mayores y faltas de defensas naturales.

Lo cierto es que ya están empezando a conocerse artículos y declaraciones de mandatarios, instituciones y periodistas de otros países, poniendo en duda la forma en la que el gobierno y, en especial, el señor Pedro Sánchez, han organizado la respuesta a la epidemia del coronavirus y la poca eficacia que han tenido, para el control de la epidemia, las medidas excepcionales centralizadoras dictadas por el ejecutivo, pensando, seguramente, que con ello iba a mejorar el control y suministro de los medios de protección y curación precisos para enfrentarse a la enfermedad. En ello, posiblemente, haya influido el hecho innegable de que nuestra nación haya adquirido la triste categoría de ser el segundo país en número de contagios, seguida de Italia y, detrás de los EE.UU y también el segundo en número de fallecimientos, por causa del coronavirus.

Para empezar, el señor Pedro Sánchez ha conseguido que en el resto de Europa lo hayan calado, hayan descubierto sus tics totalitarios y se hayan apercibido de que, en realidad, lo único que le importa a nuestro presidente es asumir el poder, para lo cual no duda en engañar a los españoles y, si fuere necesario, también hacerlo con al resto de naciones de la UE. Pero esto de mentir, de ocultar información, de tergiversar los hechos que creen que les perjudican y de intentar desviar las culpas de lo que está ocurriendo a los partidos de la oposición y al resto de Europa, si es que esto le conviene, tiene una carrera muy corta, es algo fácilmente comprobable y, como dice el conocido refrán: “es más fácil descubrir a un mentiroso que alcanzar a un cojo”. Así, el medio de comunicación económico “Bloomberg” estadounidense, ha sido uno de los que han cargado con más dureza contra la gestión de Pedro Sánchez en relación con la pandemia del coronavirus. Curiosamente destaca de entre los errores que, según el criterio del medio, ha cometido el gobierno español, que afirma que: “La decisión más imprudente fue permitir el 8M” una manifestación que si se hubiera prohibido “pudo haber salvado miles de vidas”. Hablaba el periodista de que “Más de 120.000 personas salieron a las calles, a pesar de que España ya tenía más de 500 casos confirmados”.


En el artículo de opinión del 6 de abril, carga contra “la vacilante respuesta de Sánchez frente al virus”, con el título: “La tragedia de España era demasiado predecible” y se afirma que “lo peor es que Sánchez, al igual que sus homólogos en Francia y el Reino Unido, ignoró la crisis sanitaria que ocurría en Italia”. Y es que, si Sánchez consiguió en algún momento de su estancia en la Moncloa, despertar las simpatías de una Ángela Merkel y la confianza de algunos mandatarios como Macrón, mucho nos tememos que sus últimas decisiones, sus concesiones al comunista Pablo Iglesias y sus errores y retrasos en tomar conciencia de la gravedad de la pandemia que estamos soportando, a la vista del resto de Europa, lo han situado a la cola de la valoración de los principales gobernantes de las más importantes naciones de la UE, incluida la Gran Bretaña. Así, en la valoración de nuestro presidente, según una encuesta del GAD3, se comprueba que, en cuanto a la popularidad de gobernantes europeos, la señora Merkel mantiene un 63%; el señor Johnson, un 55%; el señor Costa, un 75%; y el señor Conde, un 71%, mientras que nuestro presidente se queda en un reducido 27´7%. Sólo uno de cada cuatro ciudadanos españoles apoya la gestión del señor Sánchez, reflejando el descontento general respecto a su forma de actuar, así como se muestran críticos con sus largos discursos, cargados de propaganda política, desde la Moncloa.

La fundación Konrad Adenauer (entidad ligada al partido de Angela Merkel), demuestra conocer a fondo los problemas por los que está pasando España, cuando afirma que Pedro Sánchez utiliza “medio afines” para pedir la solidaridad europea, como forma de desviar críticas sobre su gestión de la crisis del coronavirus. El director de la fundación, señor Wilhelm Hofmeister firma un informe en el que se asevera lo siguiente: “La ofensiva de comunicación del gobierno, que es apoyada por medios afines, tiene entre sus metas desviar la atención de la crítica a la gestión de la crisis”. Como en el caso de los medios de comunicación americanos, en el informe se insiste en el hecho de que, el Gobierno, aprobara la manifestación feminista del 8M, a la que se calcula que asistieron 120.000 personas, cuando el virus ya estaba causando mella en los habitantes de la capital.

Mientras tanto, en España, siguen los ministros intentando camuflar los efectos de la epidemia, precipitándose en sacar conclusiones, como ha sido el caso de la comparecencia de la ministra portavoz del Gobierno, señora Mº Jesús Montero, pretendiendo dar mensajes de que se estaba empezando a dominar el virus cuando hoy, precisamente, las cifras de contagios y muertes causadas por el coronavirus han vuelto a repuntar. Para la señora que suple a Simó, en la parte técnica de la rueda de prensa, la doctora María José Sierra, el repunte se ha debido a un ajuste de información de los eventos del fin de semana, mientras que para la ministra ya indican un comienzo del aplanamiento de la curva de la incidencia del virus. Sin embargo, ya están apareciendo informaciones, como las que ha proporcionado el TSJC de Castilla la Mancha, en las que se rebaten las cifras oficiales de fallecidos por el virus en aquella comunidad, según se deriva de los datos de los registros de fallecimientos que señalan una mortandad muy superior a la informada oficialmente. No son los primeros en denunciar prácticas semejantes, que ya fueron destapadas por diversos medios informativos y por los médicos y sanitarios que se ocupan de atender a los infectados por el virus. ¿Un medio de quitar importancia al problema? O ¿un intento de justificar la falta de efectividad de las medidas adoptadas por el actual gobierno de la nación?

Y, entre tanto, alguien se ha sacado de la manga resucitar unos nuevos “Pactos de la Moncloa”, como aquellos que se firmaron en 1958, en otros momentos de crisis económica que requerían algo que no se ha hecho hasta ahora por nuestro Gobierno, el pactar entre todas las fuerzas políticas de entonces, de derechas e izquierdas y tomar medidas encaminadas a impedir que España cayera en una situación de la que le fuera imposible salir airosa. Eran otros tiempos y otros políticos los que fueron capaces de ceder, en sus intereses partidistas, para evitar que España se situara en una situación complicada que, evidentemente, hubiera podido acabar en un desplome de nuestra economía de consecuencias difícilmente previsibles. Hoy en día, lo único que se puede pensar de esta idea que, seguramente, ha dejado correr el gobierno del PSOE como globo sonda, es que se trata de otra trampa saducea para que, bajo la excusa de lograr consenso en algunos temas puntuales de carácter social, económico o fiscal, tener la excusa para colar de rondón ideas, defendidas por los señores de Podemos, relativas a nacionalizaciones de empresas, limitaciones de las libertades individuales y, probablemente, reformas constitucionales de mayor calado que pusieran en grave peligro la democracia en la nación española; siempre con el objetivo último de reforzar el poder del Estado por encima de los ciudadanos, un ardid que forma parte de la estrategia comunista para imponer la dictadura del proletariado. Nada que no se conozca desde hace muchos años. Como decía Piérides “no todos podemos hacer todas las cosas” pero, al menos, podemos intentar denunciar aquellas imposiciones que amenazan con acabar con todo lo que, con el esfuerzo de todos, hemos conseguido alcanzar antes de que, estos filibusteros que nos gobiernan, alcanzaran el poder.


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