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Gobernantes justos, sabios y prudentes

Dios es la roca firme que todo lo sostiene
Francisco Rodríguez
jueves, 30 de octubre de 2014, 07:55 h (CET)
Esta mañana escuché a Fernando Onega comentar en Onda Cero la petición de perdón de D. Mariano Rajoy y le recordaba que para obtener tal perdón, el catecismo exigía además el propósito de la enmienda. Añado yo que el mismo catecismo establece tambián la obligación de hacer examen de conciencia, tener dolor de corazón, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.

Pero eso de la confesión ¿sigue vigente? Si hemos borrado a Dios de nuestro horizonte personal y no creemos que hayamos de darle cuenta de nuestra vida cuando muramos, pues naturalmente la confesión está en desuso, es inútil, y así nos va.

Como repiten machaconamente los salmos, Dios es la roca firme que todo lo sostiene. Sin Dios todo entra en crisis, especialmente el hombre, que puede pensar equivocadamente que se ha emancipado. Pero hemos recibido la existencia de Alguien que nos pedirá cuentas.

Muchos están empeñados en hacernos creer que cuando muramos volveremos simplemente a la nada, lo cual es un pensamiento horrible ya que si el destino de las víctimas y los verdugos, los buenos y los malos es el mismo, la vida se devalúa y nada tiene sentido. Comamos y bebamos que mañana moriremos.

El discurso del Rey en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias me pareció oportuno e interesante. Dijo que la sociedad necesita referencias morales a las que admirar y respetar, principios éticos que reconocer y observar, valores cívicos que preservar y fomentar. Todo ello es lo que necesitamos para superar nuestra crisis. Pero si hablamos de moral, de ética y de valores es necesario que tengan un fundamento más sólido que el relativismo que nos invade.

Aquí cada cual se fabrica una moral a su gusto, una ética acomodaticia y unos valores que no todos podemos compartir. Cuando las cosas vienen mal invocamos la Constitución, las leyes, los códigos, los tribunales, los derechos humanos, pero no buscamos mas justicia que la que puedan dictar los jueces, no sabemos cuándo.

El libro de la Sabiduría comienza diciendo: Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero. También dice que la sabiduría no entra en el alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado.

¿Dónde está la sabiduría de los que nos rigen? Alguien dijo que los buenos estadistas son los que actúan pensando en las próximas generaciones, los que no lo son piensan solo en las próximas elecciones. Es una buena sugerencia para cuando haya que votar.

Desde luego ninguno piensa en las próximas generaciones, pues a pesar de que la población española está disminuyendo y envejeciendo, como ha alertado el INE, no se toma medida alguna para evitarlo ni paliarlo.

Las palabras no son talismanes que producen por arte de magia su significado. Aunque la Constitución diga que somos un estado democrático, pienso que no hemos llegado a serlo. Nuestro sistema electoral necesita una sabia reforma, nuestro modelo autonómico lo mismo y así podemos decir de todas las instituciones. La constitución de 1812 establecía en su art. 6º que los españoles deberían ser justos y benéficos, ¿lo fueron? ¿lo somos? Hace falta algo más que ponerlo en un papel.

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