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En el separatismo catalán y vasco, las mujeres y los religiosos, han desempeñado un papel importante cuando se ha tratado de atizar el fuego

Las activistas feministas de la Catalunya separatista

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Nadie puede pensar que este sentimiento independentista del pueblo catalán haya sido idea surgida del segmento masculino de la sociedad catalana. No señores, como ha venido sucediendo, desde que el mundo es mundo, en la tierra no se mueve una brizna hierba de su sitio sin que en ello haya intervenido, de una forma a otra, la mano de la mujer. Así, en todos los grandes acontecimientos que han tenido lugar en la humanidad, las mujeres han tenido siempre un protagonismo importante. Se ha dicho que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer” o, como decía el gran Grouxo Marx “detrás de cada hombre hay una gran mujer y detrás de ésta, su esposa”; pero también hay quienes afirman que lo correcto sería decir todo lo contrario o sea que: “detrás de cada gran mujer puede haber algunos hombres, no necesariamente grandes”.

Y es que, señores, en el caso del separatismo catalán, como también ha venido ocurriendo con el vasco, las mujeres como los religiosos, han desempeñado un papel importante cuando se ha tratado de atizar el fuego, promocionar el descontento, incitar a la acción y remover antiguos rescoldos de viejos agravios o rencores ya olvidados, con tal de que, el espíritu revanchista y el natural agresivo de los hombres, sean los que carguen con la parte más reivindicativa y belicosa de la protesta y, naturalmente, con las consecuencias que se pudieran derivar de un mal cálculo de la situación o un fracaso de la iniciativa, que pudiera dar como resultado de una acción imprudente o mal enfocada, regresar a una situación mucho peor de aquella que, precisamente, se intentaba mejorar.

En Catalunya, como no, existen algunas activistas que, respaldadas en su condición de mujer, en su feminismo reivindicativo y en la convicción de que, el género contrario, siempre les tendrá más respeto que el que se puede esperar de ellas hacia él. No dudan en convertirse en verdaderas promotoras, inductoras y participantes activas en todas aquellas reivindicaciones ya sean de tipo feminista, ya lo fueren en contra del gobierno de la nación o a sus instituciones o, como en el caso que nos ocupa, ya estuvieren orientadas a conseguir que, una parte del territorio nacional les sea entregado; atribuyéndose unos derechos, unas facultades y unos fueros sobre Catalunya que ni históricamente, ni constitucionalmente ni, mucho menos, legítimamente nunca les han sido conferidos.

Hete aquí a esta señora Pilar Raola, una señora a la que siempre le ha ido muy bien militar en la izquierda catalana que le ha permitido vivir de la TV catalana, que no hay tertulia radiofónica o televisiva a la que no acuda y que siempre ha sido la niña mimada de los gurús del catalanismo, como lo es también este otro enchufado de la TV, el señor Cuní, con el que forman un curioso dúo de propagandistas del separatismo catalán aunque sus argumentos, como suele suceder con aquellos que no quieren oír las argumentaciones de sus contrarios, dejan de tener el respaldo de la sensatez, el rigor político y científico y, lo que es más importante, el apoyo de la verdad y la legalidad.

Como presume de no tener tabús morales ni le importa sacar a la luz temas que a otra mujer le resultarían incómodos; nos acaba de hablar de su “teta republicana” que, no sabemos si, porque se lo imaginó o porque el tacto real la emocionó demasiado, parece que fue objeto de un tocamiento, a cinco dedos, proveniente de una mano regia que, según ella, parece que se solazó con aquellas blanduras. Pero a mí lo que me interesa saber es ¿qué es lo que ocurrió, si es que algo sucedió, con su otro seno, la “teta separatista”, la de la derecha?, de la que no se nos ha informado; si es que también tuvo protagonismo o si bien se quedó olvidada sin tomar parte en semejante tete a tete con tan importante personaje de la realeza. En todo caso, deberíamos felicitar a la señora Raola porque, si es cierta la anécdota, no todas las mujeres tienen el honor de haber recibido semejante atención por parte de personaje de tan elevada cuna.

Pero, con ser muy conocida no nos debemos olvidar de que estos días han adquirido protagonismo otras dos catalanas que se han venido caracterizando por su radicalismo separatista, su encendida defensa de la proclamación de la independencia de Catalunya y sus apoyos incondicionales al señor Mas, para que siga adelante con esta absurda parodia de consulta, carente del menor apoyo legal, sin censo en el que apoyarse y sin que, aún en el caso de que se celebrase, por todas las irregularidades de las que va a estar rodeada, por quienes las convocan y por la carencia de garantías legales para los votantes y la pureza del escrutinio, no tendrían el menor efecto jurídico ni valdrían para otra cosa que para que, algunos, pudieran de ser objeto de denuncias, por parte de los fiscales, ante las autoridades judiciales por haber actuado contraviniendo las leyes.

Pero ahí tienen ustedes a una monja, una tal Teresa Forcades que, curiosamente, es partidaria del aborto y de los matrimonios gay. Una monja de la orden de las benedictinas que parece que no se ha leído los evangelios o bien ha sacado una idea muy personal de ellos o, también pudiera ocurrir, que haya equivocado su vocación y en lugar de monja debiera de haberse inscrito en el grupo de Podemos, del señor Pablo Iglesias que, como ella, parece que es un defensor acérrimo de la revolución bolivariana que tanto predicamento ha adquirido en las naciones dominadas por los más destacados dictadores comunistas de la zona. Esta joven también es defensora de la independencia catalana, como el mismo Abad de Montserrat y mucho nos tememos que, por su comportamiento, el propio cardenal, Arzobispo de Barcelona, monseñor Sistach. Otras mujeres de idénticas tendencias las tenemos en las presidentas de la Asamblea Nacional de Catalunya, la señora Carme Forcadell y la del Omnium Cultural, Muriel Casals; ambas convertidas, de la noche a la mañana, en importante líderes del separatismo catalán.

Y es que, señores, entre las catalanas separatistas hay una verdadera pugna por hacerse con el mando y, si ahora fingen mantenerse unidas para enfrentarse al Estado español no tengan ustedes ninguna duda de que, cuando llegase el momento ( que esperemos que nunca llegue) van a salir a la palestra para disputarles el puesto al señor Mas o al señor Junqueras ( muy reblandecido, por cierto) ya que, últimamente, en un acto en la Plaza de Catalunya, han conseguido reunir a 110.000 personas ( según la Guardia Urbana que, tiene una forma distinta de cuantificar las manifestaciones según sean de los separatistas, en cuyo caso pecan por generosos o valoren las manifestaciones de los españolistas, a los que siempre les escatiman el número). En todo caso, los medios que se usan para hacer la propaganda del independentismo llegan a extremos muy curiosos, como, por ejemplo un sujetador estampado de la estelada y atado al cuello que se venden por el módico precio de 12 euros (en moneda española). El sostenedor se conoce como “sostencat” y sus creadoras dicen que es una prenda que se ha de llevar “con ilusión” porque “aguanta los pechos de todas las mujeres catalanas con sentimientos fuertes y profundos por Catalunya”. Habrá que ofrecérsela a la señora Raola, para que las pueda usar y, como dicen sus inventoras, “manifestar visualmente los sentimientos de las mujeres catalanas”; al fin y al cabo lo que palparon manos reales bien pueden ser admiradas por los ojos independentistas. ¿O no?

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como, en Catalunya, no se andan con chiquitas a la hora de “sacrificarse” por su independencia.

Las activistas feministas de la Catalunya separatista

En el separatismo catalán y vasco, las mujeres y los religiosos, han desempeñado un papel importante cuando se ha tratado de atizar el fuego
Miguel Massanet
lunes, 20 de octubre de 2014, 07:14 h (CET)
Nadie puede pensar que este sentimiento independentista del pueblo catalán haya sido idea surgida del segmento masculino de la sociedad catalana. No señores, como ha venido sucediendo, desde que el mundo es mundo, en la tierra no se mueve una brizna hierba de su sitio sin que en ello haya intervenido, de una forma a otra, la mano de la mujer. Así, en todos los grandes acontecimientos que han tenido lugar en la humanidad, las mujeres han tenido siempre un protagonismo importante. Se ha dicho que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer” o, como decía el gran Grouxo Marx “detrás de cada hombre hay una gran mujer y detrás de ésta, su esposa”; pero también hay quienes afirman que lo correcto sería decir todo lo contrario o sea que: “detrás de cada gran mujer puede haber algunos hombres, no necesariamente grandes”.

Y es que, señores, en el caso del separatismo catalán, como también ha venido ocurriendo con el vasco, las mujeres como los religiosos, han desempeñado un papel importante cuando se ha tratado de atizar el fuego, promocionar el descontento, incitar a la acción y remover antiguos rescoldos de viejos agravios o rencores ya olvidados, con tal de que, el espíritu revanchista y el natural agresivo de los hombres, sean los que carguen con la parte más reivindicativa y belicosa de la protesta y, naturalmente, con las consecuencias que se pudieran derivar de un mal cálculo de la situación o un fracaso de la iniciativa, que pudiera dar como resultado de una acción imprudente o mal enfocada, regresar a una situación mucho peor de aquella que, precisamente, se intentaba mejorar.

En Catalunya, como no, existen algunas activistas que, respaldadas en su condición de mujer, en su feminismo reivindicativo y en la convicción de que, el género contrario, siempre les tendrá más respeto que el que se puede esperar de ellas hacia él. No dudan en convertirse en verdaderas promotoras, inductoras y participantes activas en todas aquellas reivindicaciones ya sean de tipo feminista, ya lo fueren en contra del gobierno de la nación o a sus instituciones o, como en el caso que nos ocupa, ya estuvieren orientadas a conseguir que, una parte del territorio nacional les sea entregado; atribuyéndose unos derechos, unas facultades y unos fueros sobre Catalunya que ni históricamente, ni constitucionalmente ni, mucho menos, legítimamente nunca les han sido conferidos.

Hete aquí a esta señora Pilar Raola, una señora a la que siempre le ha ido muy bien militar en la izquierda catalana que le ha permitido vivir de la TV catalana, que no hay tertulia radiofónica o televisiva a la que no acuda y que siempre ha sido la niña mimada de los gurús del catalanismo, como lo es también este otro enchufado de la TV, el señor Cuní, con el que forman un curioso dúo de propagandistas del separatismo catalán aunque sus argumentos, como suele suceder con aquellos que no quieren oír las argumentaciones de sus contrarios, dejan de tener el respaldo de la sensatez, el rigor político y científico y, lo que es más importante, el apoyo de la verdad y la legalidad.

Como presume de no tener tabús morales ni le importa sacar a la luz temas que a otra mujer le resultarían incómodos; nos acaba de hablar de su “teta republicana” que, no sabemos si, porque se lo imaginó o porque el tacto real la emocionó demasiado, parece que fue objeto de un tocamiento, a cinco dedos, proveniente de una mano regia que, según ella, parece que se solazó con aquellas blanduras. Pero a mí lo que me interesa saber es ¿qué es lo que ocurrió, si es que algo sucedió, con su otro seno, la “teta separatista”, la de la derecha?, de la que no se nos ha informado; si es que también tuvo protagonismo o si bien se quedó olvidada sin tomar parte en semejante tete a tete con tan importante personaje de la realeza. En todo caso, deberíamos felicitar a la señora Raola porque, si es cierta la anécdota, no todas las mujeres tienen el honor de haber recibido semejante atención por parte de personaje de tan elevada cuna.

Pero, con ser muy conocida no nos debemos olvidar de que estos días han adquirido protagonismo otras dos catalanas que se han venido caracterizando por su radicalismo separatista, su encendida defensa de la proclamación de la independencia de Catalunya y sus apoyos incondicionales al señor Mas, para que siga adelante con esta absurda parodia de consulta, carente del menor apoyo legal, sin censo en el que apoyarse y sin que, aún en el caso de que se celebrase, por todas las irregularidades de las que va a estar rodeada, por quienes las convocan y por la carencia de garantías legales para los votantes y la pureza del escrutinio, no tendrían el menor efecto jurídico ni valdrían para otra cosa que para que, algunos, pudieran de ser objeto de denuncias, por parte de los fiscales, ante las autoridades judiciales por haber actuado contraviniendo las leyes.

Pero ahí tienen ustedes a una monja, una tal Teresa Forcades que, curiosamente, es partidaria del aborto y de los matrimonios gay. Una monja de la orden de las benedictinas que parece que no se ha leído los evangelios o bien ha sacado una idea muy personal de ellos o, también pudiera ocurrir, que haya equivocado su vocación y en lugar de monja debiera de haberse inscrito en el grupo de Podemos, del señor Pablo Iglesias que, como ella, parece que es un defensor acérrimo de la revolución bolivariana que tanto predicamento ha adquirido en las naciones dominadas por los más destacados dictadores comunistas de la zona. Esta joven también es defensora de la independencia catalana, como el mismo Abad de Montserrat y mucho nos tememos que, por su comportamiento, el propio cardenal, Arzobispo de Barcelona, monseñor Sistach. Otras mujeres de idénticas tendencias las tenemos en las presidentas de la Asamblea Nacional de Catalunya, la señora Carme Forcadell y la del Omnium Cultural, Muriel Casals; ambas convertidas, de la noche a la mañana, en importante líderes del separatismo catalán.

Y es que, señores, entre las catalanas separatistas hay una verdadera pugna por hacerse con el mando y, si ahora fingen mantenerse unidas para enfrentarse al Estado español no tengan ustedes ninguna duda de que, cuando llegase el momento ( que esperemos que nunca llegue) van a salir a la palestra para disputarles el puesto al señor Mas o al señor Junqueras ( muy reblandecido, por cierto) ya que, últimamente, en un acto en la Plaza de Catalunya, han conseguido reunir a 110.000 personas ( según la Guardia Urbana que, tiene una forma distinta de cuantificar las manifestaciones según sean de los separatistas, en cuyo caso pecan por generosos o valoren las manifestaciones de los españolistas, a los que siempre les escatiman el número). En todo caso, los medios que se usan para hacer la propaganda del independentismo llegan a extremos muy curiosos, como, por ejemplo un sujetador estampado de la estelada y atado al cuello que se venden por el módico precio de 12 euros (en moneda española). El sostenedor se conoce como “sostencat” y sus creadoras dicen que es una prenda que se ha de llevar “con ilusión” porque “aguanta los pechos de todas las mujeres catalanas con sentimientos fuertes y profundos por Catalunya”. Habrá que ofrecérsela a la señora Raola, para que las pueda usar y, como dicen sus inventoras, “manifestar visualmente los sentimientos de las mujeres catalanas”; al fin y al cabo lo que palparon manos reales bien pueden ser admiradas por los ojos independentistas. ¿O no?

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como, en Catalunya, no se andan con chiquitas a la hora de “sacrificarse” por su independencia.

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