Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Experiencia | Vida | Reflexión

Cumbre

Para Elena
Raúl Galache
jueves, 26 de marzo de 2020, 13:33 h (CET)

A veces uno no sabe muy bien qué hacer con la vida, porque a veces la vida crece y se desborda, se hace gelatinosa y resbaladiza como una medusa. Y duele. Eso piensa Elena —o tal vez solo lo siente, como una sucesión de acordes que acolchan una melodía— cuando ya han pasado los días negros y asciende entre los pinos. Conoce el camino desde niña. Atrás han quedado los últimos chalés. Más arriba, los árboles dejarán paso a la roca. El cielo está nublado. El aire es frío y entra en el cuerpo contundente y redondo. Unas horas antes estaba lloviendo. Elena lo recuerda mientras sigue ascendiendo. Su pulso se acelera con la pendiente, nota el calor del cuerpo, mira las nubes y respira, como un sacrificio a los dioses. Le gustaría ahora ser una cierva blanca y correr con sus patas finas y ligeras sorteando los arbustos, esquivando las piedras, viendo los árboles pasar a su lado como manchas de viento. Aumenta el paso. A sus pies solo hay tierra, granito y algunas hierbecillas que se hacen hueco en las grietas de los peñascos. Sabe que la cumbre está cerca. Camina aún más rápido, pero un momento antes de alcanzar la cumbre, se detiene. Tan solo unos metros la separan de la cima del monte. Respira profundamente el aire verde. Huele a tierra mojada. Tal vez sea el mejor olor del mundo, piensa. Arriba, las nubes grises; abajo, piedra. Bajo sus pies algo late, infinito, rítmico, ajeno al dolor y a la alegría.

Ya en la cumbre, a los labios de Elena asoma una sonrisa. Es la vida, piensa, nada más; la vida, que sigue. 

Noticias relacionadas

Es fácil haber oído últimamente que “Málaga está de moda”. Y es cierto que, en los últimos años, el número de visitantes se ha disparado. Pero no es un caso aislado: lo mismo ocurre en ciudades como Venecia, Lisboa o Londres, donde el turismo ha crecido tanto que complica la vida de sus habitantes.

Schopenhauer decía que el ser humano es un animal metafísico, condenado a interrogarse por el sentido de su existencia. Incluso en medio de la rutina, la prisa y el cansancio, late en lo más hondo la pregunta por aquello que trasciende lo inmediato. Esa sed de sentido es la que nos empuja a buscar algo más allá.

La reciente visita del BAP Unión, el buque escuela más grande de Latinoamérica, a Londres, nos impulsa a escribir esta nota acerca de las fructíferas relaciones peruano-británicas. Inglaterra y Perú comparten el tener una bandera nacional blanqui-roja. Mientras la primera fue la sede del mayor imperio oriundo del hemisferio norte, la segunda lo fue del mayor imperio originario del hemisferio sur (incario). 

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto