Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Internacional
Etiquetas | Bangladesh
Texto de Fernando Fuentes

Bangladesh: Una sal amarga

|

En Bangladesh, una república situada en el sur de Asia y bañada por el Océano Índico, la sal no sazona la vida sino que le transmite un sabor amargo. Allí mujeres embarazadas presentan un mayor riesgo de sufrir algunas complicaciones obstétricas- entre ellas una llamada preeclampsia- asociadas al elevado nivel de sodio en el agua de consumo.

Para una gestante tener elevada la tensión arterial puede ser un dolor de cabeza. Ya que de no ser tratada suele configurar una de las principales causas de enfermedad y mortalidad materna y perinatal, especialmente en países en vías de desarrollo. Frecuentemente subdiagnosticada, la hipertensión gestacional se define como la detección inicial -en dos tomas separadas al menos por seis horas, durante una misma semana- de valores de tensión arterial por encima de 140/90 mmhg después de la semana 20 de gestación.

El término incluye un espectro que va desde la presencia de registros de hipertensión arterial aislados y asintomáticos hasta cuadros más graves con compromiso de diversos órganos maternos y severos trastornos fetales tales como retardo del crecimiento intrauterino. Una embarazada con preeclampsia es aquella que además de presentar registros de tensión arterial por encima de los valores citados tiene otros hallazgos clínicos: entre los que se destaca la presencia de proteínas en la orina debido a compromiso renal.

También puede padecer dolor abdominal, nauseas y vómitos secundarios a lesión hepática, trastornos en la coagulación y por si fuera poco signos y síntomas neurológicos tales como cefaleas y confusión. Cuando a dicho compromiso de varios sistemas se agregan convulsiones el diagnóstico que se impone es el de eclampsia.

Sal y cambio climático
Alrededor del 4.4 % de los embarazos en el mundo desarrollado suelen complicarse con preeclampsia, cifra que trepa al 18% de los nacimientos en algunos países de África. Aunque no se cuentan con estadísticas precisas los expertos creen que en Bangladesh las cifras estarían cerca de las observadas en países africanos. Alrededor del 9 % de las embarazadas sufría la temible y tardía eclampsia según un antiguo estudio de 1994.

En 2008 un artículo publicado en la revista Lancet ya daba cuenta que en las localidades costeras de Bangladesh se registra una mayor cantidad de trastornos hipertensivos del embarazo en comparación con zonas que no lo son. En la actualidad alrededor de 40 millones de personas residen en cercanías al océano y necesitan imperiosamente de lagunas, ríos o acuíferos subterráneos para la provisión de agua dulce para consumo.

Dichas fuentes en el último tiempo lamentablemente han sufrido la contaminación con agua salada marina. De la mano del cambio climático reinante la salinidad ha invadido ya más de 100 kilómetros tierra adentro. Con el calentamiento global y el sostenido incremento en el nivel de los océanos la sal promete ir por más.

Veintisiete veces más
Recientemente Aneire Khan, una epidemióloga del Imperial College de Londres, detectó elevadas concentraciones de sodio en el agua de consumo y en la orina de 202 embarazadas con hipertensión gestacional. Todas residentes en la localidad costera de Dacope, al sudoeste de Bangladesh. En las conclusiones de su artículo publicado en la revista PLoS ONE Khan afirmó que las embarazadas están diariamente expuestas solo por medio de la ingesta de agua a concentraciones de sodio 27 veces más altas que las recomendadas por algunos organismos oficiales. Ninguna de las encintas que bebían solamente agua de lluvia sufrieron trastornos hipertensivos.

La metodología empleada en el citado estudio no alcanzó para definir causalidad pero si sugirió una fuerte asociación dosis dependiente entre consumo de agua con elevados niveles de sodio e hipertensión gestacional. Escaparon a esta investigación los mecanismos por el cual el exceso de sodio desencadena trastornos hipertensivos en embarazadas. Aunque en trabajos previos ciertos factores tales como una disminución en la capacidad antioxidante y el daño secundario en las paredes internas de algunas arterias han sido directamente involucrados en la génesis del problema.

Para Khan los resultados obtenidos si bastan para justificar la urgente puesta en marcha de medidas destinadas a asegurar la provisión de agua con bajo contenido salino para toda la población bangladés. Con elevaciones de 2 grados Celsius en la temperatura de la superficie de los océanos, y 0,3 metros en el nivel de agua, el área inundable de Bangladesh se incrementaría en un 15% según algunas estimaciones. Un futuro más salado, también más amargo, pronostican los expertos si no se toman recaudos.

Bangladesh: Una sal amarga

Texto de Fernando Fuentes
Redacción
lunes, 13 de octubre de 2014, 08:59 h (CET)
En Bangladesh, una república situada en el sur de Asia y bañada por el Océano Índico, la sal no sazona la vida sino que le transmite un sabor amargo. Allí mujeres embarazadas presentan un mayor riesgo de sufrir algunas complicaciones obstétricas- entre ellas una llamada preeclampsia- asociadas al elevado nivel de sodio en el agua de consumo.

Para una gestante tener elevada la tensión arterial puede ser un dolor de cabeza. Ya que de no ser tratada suele configurar una de las principales causas de enfermedad y mortalidad materna y perinatal, especialmente en países en vías de desarrollo. Frecuentemente subdiagnosticada, la hipertensión gestacional se define como la detección inicial -en dos tomas separadas al menos por seis horas, durante una misma semana- de valores de tensión arterial por encima de 140/90 mmhg después de la semana 20 de gestación.

El término incluye un espectro que va desde la presencia de registros de hipertensión arterial aislados y asintomáticos hasta cuadros más graves con compromiso de diversos órganos maternos y severos trastornos fetales tales como retardo del crecimiento intrauterino. Una embarazada con preeclampsia es aquella que además de presentar registros de tensión arterial por encima de los valores citados tiene otros hallazgos clínicos: entre los que se destaca la presencia de proteínas en la orina debido a compromiso renal.

También puede padecer dolor abdominal, nauseas y vómitos secundarios a lesión hepática, trastornos en la coagulación y por si fuera poco signos y síntomas neurológicos tales como cefaleas y confusión. Cuando a dicho compromiso de varios sistemas se agregan convulsiones el diagnóstico que se impone es el de eclampsia.

Sal y cambio climático
Alrededor del 4.4 % de los embarazos en el mundo desarrollado suelen complicarse con preeclampsia, cifra que trepa al 18% de los nacimientos en algunos países de África. Aunque no se cuentan con estadísticas precisas los expertos creen que en Bangladesh las cifras estarían cerca de las observadas en países africanos. Alrededor del 9 % de las embarazadas sufría la temible y tardía eclampsia según un antiguo estudio de 1994.

En 2008 un artículo publicado en la revista Lancet ya daba cuenta que en las localidades costeras de Bangladesh se registra una mayor cantidad de trastornos hipertensivos del embarazo en comparación con zonas que no lo son. En la actualidad alrededor de 40 millones de personas residen en cercanías al océano y necesitan imperiosamente de lagunas, ríos o acuíferos subterráneos para la provisión de agua dulce para consumo.

Dichas fuentes en el último tiempo lamentablemente han sufrido la contaminación con agua salada marina. De la mano del cambio climático reinante la salinidad ha invadido ya más de 100 kilómetros tierra adentro. Con el calentamiento global y el sostenido incremento en el nivel de los océanos la sal promete ir por más.

Veintisiete veces más
Recientemente Aneire Khan, una epidemióloga del Imperial College de Londres, detectó elevadas concentraciones de sodio en el agua de consumo y en la orina de 202 embarazadas con hipertensión gestacional. Todas residentes en la localidad costera de Dacope, al sudoeste de Bangladesh. En las conclusiones de su artículo publicado en la revista PLoS ONE Khan afirmó que las embarazadas están diariamente expuestas solo por medio de la ingesta de agua a concentraciones de sodio 27 veces más altas que las recomendadas por algunos organismos oficiales. Ninguna de las encintas que bebían solamente agua de lluvia sufrieron trastornos hipertensivos.

La metodología empleada en el citado estudio no alcanzó para definir causalidad pero si sugirió una fuerte asociación dosis dependiente entre consumo de agua con elevados niveles de sodio e hipertensión gestacional. Escaparon a esta investigación los mecanismos por el cual el exceso de sodio desencadena trastornos hipertensivos en embarazadas. Aunque en trabajos previos ciertos factores tales como una disminución en la capacidad antioxidante y el daño secundario en las paredes internas de algunas arterias han sido directamente involucrados en la génesis del problema.

Para Khan los resultados obtenidos si bastan para justificar la urgente puesta en marcha de medidas destinadas a asegurar la provisión de agua con bajo contenido salino para toda la población bangladés. Con elevaciones de 2 grados Celsius en la temperatura de la superficie de los océanos, y 0,3 metros en el nivel de agua, el área inundable de Bangladesh se incrementaría en un 15% según algunas estimaciones. Un futuro más salado, también más amargo, pronostican los expertos si no se toman recaudos.

Noticias relacionadas

Un ataque a gran escala sobre Rafah, la ciudad en el extremo meridional de la Franja de Gaza, podría provocar una matanza y paralizar la labor humanitaria en todo ese territorio palestino, según ha advertido la Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. La ciudad está en el límite sur con Egipto y es la puerta de entrada de la ayuda que prestan las agencias humanitarias.

Entidades periodísticas de América y Europa han lanzado una nueva declaración frente a la polarización política y en favor del periodismo independiente y la protección de los periodistas, con motivo de celebrarse este viernes 3 el Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Las víctimas de formas contemporáneas de esclavitud en las plantaciones de abacá en Ecuador deben recibir recursos legales y reparación en los juicios en curso, según afirman los expertos en derechos humanos del sistema de Naciones Unidas en la ciudad suiza de Ginebra.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto