Estimado director, me dirijo a usted para que me ayude, si estima oportuno, a hacer visible la siguiente situación:
En medio de esta crisis global, todos estamos pendientes del virus.
Sabedora de esto es también la Casa Real, que con sutil puntería ha sabido elegir el momento y la situación idóneas para hacer públicas las noticias de la renuncia de Felipe VI a la herencia que recibiría del rey emérito y la retirada de la asignación anual que Juan Carlos I disfrutaba. De esta manera, el actual monarca intenta desligarse de los presuntos negocios fraudulentos de su padre, y trata de lavar la cara de esta decimonónica institución, la monarquía, deslustrada por siglos de inmoralidad y corrupción.
Sin embargo, nadie habla de esto, evidentemente. Declarado el estado de alarma y con millones de españoles recluidos en sus casas, nadie presta atención a esta noticia. Qué oportunos ¿no? Tíldenme de conspiranoico, si quieren, pero a mí me parece ésta una manipulación totalmente intencionada, en la que, aprovechando las circunstancias y apoyándose en la tradicional miopía patriótica que impera en el país, de nuevo el Rey se enroca y evita el jaque mate.
¿Casualidad o causalidad? Decídanlo ustedes y protéjanse del virus de la Corona.
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