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Esfuerzo y aprendizaje

José Manuel López García
miércoles, 10 de septiembre de 2014, 08:39 h (CET)
Intervienen muchos factores en el proceso de enseñanza, pero no es menos cierto que se pueden mejorar los resultados académicos que logran los estudiantes de secundaria. Al final la cultura del esfuerzo que aparece en la legislación educativa es lo fundamental. Los datos de la educación en España dan que pensar, si los comparamos con otros países.

El que los alumnos de la ESO den más horas de clase que la media de la OCDE, aunque es bueno en sí mismo, parece que no es suficiente en vista del rendimiento general de los adolescentes entre 12 y 15 años. Las 4.245 horas de clase durante los cuatro años de la etapa formativa obligatoria en nuestro país parece que no ofrecen los resultados esperados y deseados. Es cierto que las expectativas deben ser ambiciosas en lo relativo al porcentaje de aprobados, etc. A mi juicio, las causas son varias.


La mediocridad en lo relativo al rendimiento de muchos alumnos se debe a la falta de esfuerzo e interés, y también a deficiencias en la base de conocimientos y habilidades o destrezas cognitivas. Que podrían resolverse o paliarse en buena medida con mayor tiempo dedicado a la lectura y a la consulta de diccionarios, libros, etc. El incremento de profesores de apoyo para los estudiantes que lo necesiten también es otro procedimiento que debería utilizarse con más frecuencia e intensidad. Son necesarias más clases de refuerzo para evitar o disminuir significativamente el abandono escolar.

Y en algunos grupos lo más idóneo sería menos ratio de alumnos por profesor, por ejemplo, en primero de la ESO. Porque el nivel de exigencia ya está marcado por las programaciones didácticas, y los contenidos a impartir. Y no se debe bajar este nivel, porque supondría una pérdida de calidad inasumible, puesto que, si se admite, el descenso en el nivel de conocimientos sería cada vez mayor. También es verdad que existen alumnos que se esfuerzan más, y asisten más a clase obteniendo mejores calificaciones. Otra cuestión decisiva es que los alumnos con dificultades de aprendizaje son abundantes, aunque no sean especialmente graves, necesitando una atención individualizada similar a la de una clase particular que no es factible ni posible, en el actual sistema educativo público.

Con un mayor número de profesores en los centros educativos españoles considero que todos estos problemas que he expuesto se resolverían en mayor medida. El hábito de estudio no existe en la mayoría de los casos lo que reafirma, en mi opinión, lo deseable de disponer de más desdobles y refuerzos para los estudiantes, si queremos ser prácticos.

En teoría, no harían falta este tipo de medidas, pero la realidad social y educativa es la que es. Y la tendencia parece que es ir hacia un incremento de las dificultades, los resultados mediocres y las necesidades educativas. Y a esto contribuye un mal entendimiento de lo que significa, realmente, la sociedad del conocimiento o de la información. Porque la era digital en la que estamos no es sinónimo de juego y distracción únicamente. Implica también un uso muy constructivo y formativo de Internet.

Ciertamente, los medios económicos dedicados por el estado al capítulo de educación deberían ser mayores. En países como Finlandia, Alemania o Corea los resultados del rendimiento académico general son sustancialmente mejores, y los alumnos reciben menos horas de clase durante el curso. Además, conviene reforzar y aumentar el prestigio de la Formación Profesional, ya que es un medio de formación excelente para numerosos nuevos profesionales que son necesarios en el campo laboral actual.

En relación con la enseñanza postobligatoria que es voluntaria el rendimiento deja, en general, bastante que desear. En esta etapa dos de los problemas principales son la desmotivación y el absentismo. Y, si el nivel y cantidad de conocimientos baja con cada nuevo curso en el bachillerato, las consecuencias en la educación universitaria se verán rápidamente. De hecho, ya se están viendo por lo que dicen profesores universitarios en la prensa, actualmente, en nuestro país. Se debe avanzar de un modo decidido en la senda de una mayor calidad de la enseñanza, con mayor exigencia en relación con la cantidad de conocimientos.

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