La culpa de que Oriol Junqueras, con la sonrisa colgada en la cara, de momento esté paseando por la calle 3 día a la semana, la tiene Groucho Marx. Es más, casi pondría la mano en el fuego de que la conspiración la ejecutó en el instante en el que insinuó aquello de."Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros". Y es que no se pueden dar ideas, es como una inducción al delito, ¡no sé si llorar o reír! Tanto lo principios como la ley no pueden ser intercambiables, dependiendo de las necesidades individuales o de las conveniencias del Gobierno de turno, ¿o sí?
Tengo mis dudas. Al menos, deberían de haber mantenido un mínimo de decoro. No sé, esperar más tiempo como cualquier preso para aplicarle los beneficios carcelarios. Con esto están diciendo que es peor robar gallinas que dar un golpe de Estado. Imagínense que la indirecta de Groucho se la hubiesen aplicado a Carrero Blanco con quien, en mi opinión, se le podría comparar, dada la similitud de su delito. Lo peor de todo es que, con los churros que me como todas las mañanas, algún día me tendré que tragar la noticia de que le han concedido más beneficios carcelarios al golpista Junqueras and company.
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