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Etiquetas | Internacional | Sahara
Una campaña de desinformación que tiene como base a un conglomerado de ONG que lucran con el conflicto del Sahara, lleva cuatro décadas difundiendo falsedades

Atrocidades del Frente Polisario en el Sahara Occidental

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Dijo Ryszard Kapuściński que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante,y un buen ejemplo lo constituyen las campañas de desinformación sobre el Sahara Occidental, donde las atrocidades cometidas por el Frente Polisario son ocultadas a la opinión pública mientras se enfatizan hechos imaginarios de arbitrariedad que invariablemente, se atribuyen al gobierno de Marruecos.

Buscando mostrar la otra cara de la moneda, el mes pasado las mujeres saharauis, con las caras cubiertas con velo, participaron por primera vez en una manifestación contra los dirigentes del Polisario en el campamento de Rabuni. Las manifestantes se reunieron durante una sentada observada fuera de las oficinas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), para denunciar el silencio de las organizaciones internacionales y la pasividad de las autoridades argelinas sobre los abusos y graves violaciones cometidos por el Polisario, de los derechos y libertades en los campamentos de Tinduf.

Las manifestantes saharauis, entre ellos muchos activistas del Movimiento de Jóvenes por el Cambio “MJPC” denunciaron a través de lemas, las imposiciones de las milicias del Polisario a los civiles en los campamentos. Entre otras iniquidades, denunciaron el acoso sexual del cual son a menudo victimas las viudas cuando van a pedir su ración de la ayuda alimentaria internacional. También enviaron videos denunciando la malversación de la ayuda internacional y las prácticas inhumanas contra los secuestrados de Tinduf.

También exigieron a las ONG de la región que investiguen los abusos y graves violaciónes cometidos por los torturadores y carceleros del Polisario en la horrorosa cárcel de “Al Rashid.”

Las denuncias no son nuevas, dado que incluso existen juicios abiertos en España por estos abusos, y recurrentes protestas contra el Polisario de activistas por los Derechos Humanos ante el Consejo de los Derechos Humanos (CDH) de la ONU en Ginebra. También recientemente, se desató una violenta manifestación en el campamento de El Aaiún, organizada por miembros de la tribu Rguibates-Jenhas, soliviantados por la detención de uno de los suyos, Ghilani Lahcen, un firme opositor de la dirección del Polisario.

El ejército argelino intervino en los disturbios, demostrando quiénes son los verdaderos amos de un pueblo que dice estar luchando por su “independencia”. Curioso concepto de soberanía el de los saharauis, dado que para dialogar con ellos se debe contar con autorización de Argelia.

También el comité internacional para el respeto y la aplicación de la carta africana de los derechos humanos y de los pueblos (CICAR), ha llamado la atención sobre estas graves violaciones de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf. Denuncian que millares de personas estàn secuestradas, sin defensa, ni recursos. El CIRAC ha citado un informe elaborado en el 2010 por Amnistia Internacional, y que confirma que el Frente Polisario había confesado sus mismas atrocidades.

Ya durante los años 70 y hasta finales de los 80; aproximadamente 300 familias de civiles canarios se vieron afectadas por actos violentos. La mayoría fueron terribles explosiones de bombas que afectaron a operarios de la empresa española Fosbucrá, además de desapariciones, ametrallamientos, hundimientos y secuestros masivos a marineros españoles que faenaban en el caladero canario-africano, en el Sáhara español.

Los ametrallamientos y abordajes por el Polisario de pesqueros españoles desde mediados de los 70 y hasta finales de los 80 fueron numerosos. Uno de los ataques más sangrientos se produjo el 29 de noviembre de 1978, dos años antes de la desaparición del Mencey de Abona, cuando activistas saharauis asaltaron el Cruz del Mar y asesinaron a siete de sus 10 tripulantes. Los otros tres lograron salvar la vida arrojándose al mar. El 3 de noviembre de 1980, el pesquero grancanario Mencey de Abona desapareció a escasas millas de las costas del Sahara. Un mes más tarde el cadáver de Domingo Quintana, uno de los 17 tripulantes del barco, apareció flotando en el mar, atado de pies y manos y con signos evidentes de haber sido brutalmente golpeado y estrangulado antes de ser arrojado por la borda. Los cuerpos de sus 16 compañeros jamás fueron recuperados.

El 10 de enero de 1976 -hoy se cumplen 35 años- dos potentes bombas colocadas por los saharauis hicieron explosión junto a la cinta transportadora de fosfatos al paso de un convoy civil que se dirigía a El Aaiún. El conductor de uno de los vehículos, Raimundo Peñalver, falleció en el acto, y otros tres trabajadores españoles -entre ellos Francisco Jiménez, el padre de Lucía- resultaron gravemente heridos.

La explosión dejó ciego y sordo a Francisco, que falleció en 2006, un año antes de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reconociera, demasiado tarde, su condición de víctima del terrorismo. Numerosos españoles asesinados, heridos o secuestrados por el Frente Polisario, pese a haber ganado demandas judiciales, aún aguardan reparación moral e indemnización económica.

"En los últimos 35 años se ha construido una propaganda romántica en torno al Frente Polisario que no es real", afirma la presidenta de Acavite (Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo). La izquierda latinoamericana y la Cuba anti-imperialista se encuentra entre los más entusiastas difusores de esa imagen falsa, a pesar de que la “causa saharaui” ha contado en el pasado reciente con aliados tan imperialistas como Frank Ruddy, el fallecido ex administrador adjunto de la USAID (Siempre señalada por sus vínculos con la CIA) y diplomático investido nada más y nada menos que por Ronald Reagan.

Se ha dicho que no porque todo el mundo crea en una falsedad ésta se convierte en verdad. Es que como dijera Cervantes, la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose. La desinformación en torno al “Sahara Occidental” y el Frente Polisario es una confirmación más de esa regla.

Atrocidades del Frente Polisario en el Sahara Occidental

Una campaña de desinformación que tiene como base a un conglomerado de ONG que lucran con el conflicto del Sahara, lleva cuatro décadas difundiendo falsedades
Luis Agüero Wagner
lunes, 28 de julio de 2014, 07:01 h (CET)
Dijo Ryszard Kapuściński que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante,y un buen ejemplo lo constituyen las campañas de desinformación sobre el Sahara Occidental, donde las atrocidades cometidas por el Frente Polisario son ocultadas a la opinión pública mientras se enfatizan hechos imaginarios de arbitrariedad que invariablemente, se atribuyen al gobierno de Marruecos.

Buscando mostrar la otra cara de la moneda, el mes pasado las mujeres saharauis, con las caras cubiertas con velo, participaron por primera vez en una manifestación contra los dirigentes del Polisario en el campamento de Rabuni. Las manifestantes se reunieron durante una sentada observada fuera de las oficinas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), para denunciar el silencio de las organizaciones internacionales y la pasividad de las autoridades argelinas sobre los abusos y graves violaciones cometidos por el Polisario, de los derechos y libertades en los campamentos de Tinduf.

Las manifestantes saharauis, entre ellos muchos activistas del Movimiento de Jóvenes por el Cambio “MJPC” denunciaron a través de lemas, las imposiciones de las milicias del Polisario a los civiles en los campamentos. Entre otras iniquidades, denunciaron el acoso sexual del cual son a menudo victimas las viudas cuando van a pedir su ración de la ayuda alimentaria internacional. También enviaron videos denunciando la malversación de la ayuda internacional y las prácticas inhumanas contra los secuestrados de Tinduf.

También exigieron a las ONG de la región que investiguen los abusos y graves violaciónes cometidos por los torturadores y carceleros del Polisario en la horrorosa cárcel de “Al Rashid.”

Las denuncias no son nuevas, dado que incluso existen juicios abiertos en España por estos abusos, y recurrentes protestas contra el Polisario de activistas por los Derechos Humanos ante el Consejo de los Derechos Humanos (CDH) de la ONU en Ginebra. También recientemente, se desató una violenta manifestación en el campamento de El Aaiún, organizada por miembros de la tribu Rguibates-Jenhas, soliviantados por la detención de uno de los suyos, Ghilani Lahcen, un firme opositor de la dirección del Polisario.

El ejército argelino intervino en los disturbios, demostrando quiénes son los verdaderos amos de un pueblo que dice estar luchando por su “independencia”. Curioso concepto de soberanía el de los saharauis, dado que para dialogar con ellos se debe contar con autorización de Argelia.

También el comité internacional para el respeto y la aplicación de la carta africana de los derechos humanos y de los pueblos (CICAR), ha llamado la atención sobre estas graves violaciones de los derechos humanos en los campamentos de Tinduf. Denuncian que millares de personas estàn secuestradas, sin defensa, ni recursos. El CIRAC ha citado un informe elaborado en el 2010 por Amnistia Internacional, y que confirma que el Frente Polisario había confesado sus mismas atrocidades.

Ya durante los años 70 y hasta finales de los 80; aproximadamente 300 familias de civiles canarios se vieron afectadas por actos violentos. La mayoría fueron terribles explosiones de bombas que afectaron a operarios de la empresa española Fosbucrá, además de desapariciones, ametrallamientos, hundimientos y secuestros masivos a marineros españoles que faenaban en el caladero canario-africano, en el Sáhara español.

Los ametrallamientos y abordajes por el Polisario de pesqueros españoles desde mediados de los 70 y hasta finales de los 80 fueron numerosos. Uno de los ataques más sangrientos se produjo el 29 de noviembre de 1978, dos años antes de la desaparición del Mencey de Abona, cuando activistas saharauis asaltaron el Cruz del Mar y asesinaron a siete de sus 10 tripulantes. Los otros tres lograron salvar la vida arrojándose al mar. El 3 de noviembre de 1980, el pesquero grancanario Mencey de Abona desapareció a escasas millas de las costas del Sahara. Un mes más tarde el cadáver de Domingo Quintana, uno de los 17 tripulantes del barco, apareció flotando en el mar, atado de pies y manos y con signos evidentes de haber sido brutalmente golpeado y estrangulado antes de ser arrojado por la borda. Los cuerpos de sus 16 compañeros jamás fueron recuperados.

El 10 de enero de 1976 -hoy se cumplen 35 años- dos potentes bombas colocadas por los saharauis hicieron explosión junto a la cinta transportadora de fosfatos al paso de un convoy civil que se dirigía a El Aaiún. El conductor de uno de los vehículos, Raimundo Peñalver, falleció en el acto, y otros tres trabajadores españoles -entre ellos Francisco Jiménez, el padre de Lucía- resultaron gravemente heridos.

La explosión dejó ciego y sordo a Francisco, que falleció en 2006, un año antes de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reconociera, demasiado tarde, su condición de víctima del terrorismo. Numerosos españoles asesinados, heridos o secuestrados por el Frente Polisario, pese a haber ganado demandas judiciales, aún aguardan reparación moral e indemnización económica.

"En los últimos 35 años se ha construido una propaganda romántica en torno al Frente Polisario que no es real", afirma la presidenta de Acavite (Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo). La izquierda latinoamericana y la Cuba anti-imperialista se encuentra entre los más entusiastas difusores de esa imagen falsa, a pesar de que la “causa saharaui” ha contado en el pasado reciente con aliados tan imperialistas como Frank Ruddy, el fallecido ex administrador adjunto de la USAID (Siempre señalada por sus vínculos con la CIA) y diplomático investido nada más y nada menos que por Ronald Reagan.

Se ha dicho que no porque todo el mundo crea en una falsedad ésta se convierte en verdad. Es que como dijera Cervantes, la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose. La desinformación en torno al “Sahara Occidental” y el Frente Polisario es una confirmación más de esa regla.

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