Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Religión

Creyentes y ateos

Francisco Rodríguez
sábado, 19 de julio de 2014, 08:42 h (CET)
Puede parecer que la distinción entre creyentes y ateos resulta bastante clara, unos creen en Dios y otros no, pero esta simplificación es engañosa tanto para unos como para otros. Hay ateos que buscan honestamente saber si es verdad o no que exista Dios y otra vida después de ésta. Otros por el contrario no buscan nada, se encuentran bien en su situación e incluso se alegran de que no haya nada más allá que pueda cuestionarles su vida. También están los ateos que buscan constantemente confirmaciones a su ateísmo, para asegurarse que están en lo cierto y huyen de cualquier argumentación contraria.

En cuanto a los que se dicen creyentes hay quienes han encontrado a Dios y tratan de servirle acomodando su vida al evangelio, pero también hay los que creen en un Dios lejano, ausente, a quien se invoca en casos de tormenta o en los funerales, pero que no significa nada en sus vidas.

Hay otros creyentes ilustrados, que recitan el credo sin titubear, que cumplen con la misa dominical, que forman parte de tales o cuales movimientos, cofradías, hermandades y ONGs, pero no sirven a Dios sino que se sirven de Él para darse buena conciencia, ser oficialmente buenos, son los que quizás ocupan los primeros lugares de los templos y agradecen a Dios no ser pecadores como los demás, olvidando lo que de ellos dijo Jesús: que el humilde pecador que se reconocía ante Dios como tal y solicitaba su compasión, volvió a casa justificado y el “devoto fariseo” no. Son el gran estorbo: ni entran ni dejan entrar.

No son los ateos los verdaderos enemigos de los cristianos creyentes sino los que dicen creer pero no sabemos en lo que creen ni vemos que sus creencias los hagan mejores: más humildes, más honestos, más servidores de los demás. También obstaculizan la misión evangelizadora de la Iglesia los omnipresentes fariseos y los espiritualistas, de oriente o de occidente, que andan proponiendo invenciones y técnicas puramente humanas como solución al problema radical de nuestra dependencia de Dios. Nos hiciste para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti, decía San Agustín, aunque muchos solo buscan, sin éxito, descansar en sus placeres.

Somos criaturas que hemos recibido el ser de Dios pero queremos ser nuestros propios dioses, libre e independientes y, como los demonios, decirle a Dios: no te serviré, haré lo que me venga en gana, yo mismo decidiré lo que sea bueno o malo para mí y cuando muera volveré a la nada y todo quedará olvidado.

Pero Dios no nos devuelve a la nada, como retractándose de habernos dado la existencia. Una vez que hemos llegado al ser, seremos por toda la eternidad y nuestras acciones no dejarán de acompañarnos. Aunque pensemos que vamos a volver a la nada, la sola posibilidad de una vida eterna es tan terrible o tan esperanzadora, que debería hacernos reflexionar.

El creyente que ha recibido el don de la fe, puede ver iluminado el camino de su vida si se deja guiar por el Espíritu, pero también puede decidir alejarse de Dios o querer utilizarlo y manipularlo. A todos se nos pedirá cuenta de lo recibido.

El demonio, que no es ateo, anda tras nosotros con su vieja y engañosa tentación: “no obedezcáis a Dios y seréis como dioses” y muchos se lo creen, por eso pedimos una y otra vez a Dios que no nos deje caer en la tentación y nos libre del mal.

Noticias relacionadas

Reacciones internacionales: entre la condena y la inacción Aunque organismos como la ONU, la International Federation of Journalists (IFJ) y el Committee to Protect Journalists (CPJ) han condenado enérgicamente los ataques contra periodistas en Gaza, la respuesta de los Estados ha sido tibia.

Un abrupto desahucio que te deja en mitad de la calle con deudas y con lo puesto. O una peligrosa travesía desde los arrabales de la marginalidad al extrarradio de la pobreza. Tal vez una violación sexual en el portal de casa, o en un confesionario católico, o en el domicilio conyugal, o en el hogar de la niñez. O un despido fulminante que te manda a la precariedad vital.

En España la muerte natural de personas de todas las edades por parada cardiorrespiratoria es la dulce fuente de vida, donada y trasplantada. En Estados Unidos la muerte de personas jóvenes por sobredosis de fentanilo es el amargo origen de donantes y trasplantes.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto