Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Carta al director

Casa en forma

Francisco Arias Solís
Redacción
jueves, 9 de noviembre de 2006, 23:41 h (CET)
“Pero cuando llueve, siento
que las paredes se ahondan,
y reverdecen los muebles,
rememorando las hojas.”


Miguel Hernández.

Las casas antiguas, sobre todo las rurales, suelen tener problemas de humedad normalmente provocada por la naturaleza y el perfil del terreno. La utilización de cámaras de aire bajo tierra puede proteger los cimientos, parte esencial para evitar la entrada de humedad.

En una construcción actual, una lámina impermeable intercalada entre las partes superior de los cimientos y la primera hilera de mampostería previene posibles ascensos de humedad creando una barrera aislante, si se ha instalado correctamente. Una casa asentada sobre una cámara de aire no suele tener humedades procedentes del subsuelo, ya que el aire que circule bajo el piso la elimina. Si el terreno es poco permeable, se puede construir una zanja de drenaje alrededor de la casa como medida de precaución. Los cimientos profundos se revisten con cemento preferiblemente prófugo.

En casi todas las casas antiguas sube la humedad por capilaridad. La gravedad del fenómeno depende de la porosidad de los materiales y de la naturaleza del terreno. Sobre un terreno relativamente permeable, un talud o un enlosado periférico hasta para desviar la escorrentía. Pero si el agua no se absorbe enseguida habrá que recurrir a una zanja de drenaje.

Cuando aparecen manchas de humedades en el lado interior de las paredes hundidas parcialmente en la tierra pueden pasar dos cosas. Cuando la tierra es permeable y el sótano actúa como cámara de aire no es necesario un revestimiento aislante. Si la tierra es poco permeable, los muros se empapan de agua y se deterioran rápidamente. El agua que asciende por capilaridad puede llegar a la planta baja si no se dispone de un revestimiento impermeabilizante. Hay que detener el agua antes de que alcance a los cimientos, aplicando una capa protectora sobre la superficie exterior.

Según la naturaleza del terreno y el estado de la superficie de los materiales del cimiento, la impermeabilización puede consistir en un revoco de cemento, de alquitrán líquido o semiespeso. Este revestimiento puede ir acompañado de un drenaje horizontal, que recoge el agua de lluvia, o de una zanja vertical de drenaje.

Para complementar un sistema de drenaje, los cimientos enterrados deben recibir en su superficie exterior un revestimiento impermeable: pintura o revoco según su naturaleza. Las mamposterías revocadas o cubiertas de cemento se protegen con dos capas de alquitrán pintado. Sobre superficies irregulares se emplean revestimientos a base de cemento ya preparados para su mezcla.

La aparición de manchas de humedad en el interior de la casa se puede evitar creando una barrera. Sobre la mampostería de cara vista, se rellenan las juntas y se aplican los productos impermeabilizantes.

El revestimiento hidrófugo o la pintura impermeabilizante impiden la aparición de humedades pero si se trata de una tierra húmeda, el agua que no tiene otra salida acaba siempre por deteriorar los revocados.

Un tratamiento duradero de tales muros supone crear una cámara de aire ventilada entre la mampostería y el revestimiento interior: el muro sigue “respirando” y la humedad no llega al acabado final. Dicho tratamiento consiste en fijar paredes aislantes de poliestireno expandido a un armazón metálico tratado contra la corrosión.

Cada día existen más sistemas y materiales para impedir que la humedad entre por las paredes de nuestras casas y , por tanto, para mantenerlas bien aireadas. Y como dijo el poeta: “De todas las casas salen / soplo de sombra y de selva”.

Noticias relacionadas

Lo que voy a decir no se apoya -no lo pretende, además lo rechaza- en ningún argumento científico. Rechazo en general lo científico porque proviene, tal caudal de conocimiento, de la mente humana matemática, fajada y limitada, sobre todo no mente libre sino observante desde muchos filtros atascados de prejuicios.

No es ninguna novedad que vivimos en un tiempo donde el pulso de la coexistencia social parece haberse acelerado en una deriva incomprensible, enfrentándonos con la paradoja de una humanidad cada vez más próxima, sin que ello se traduzca necesariamente en la cercanía o comprensión mutua.

El filólogo humanista Noam Chomsky decía que “si no se está de acuerdo con una cuestión, el hecho de formular y escuchar críticas, forma parte de la convivencia, y así se espera que sea”. De este modo, Chomsky argumenta el derecho y obligación a ejercer la crítica como proceso para la construcción de la convivencia.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto