Harto ya de deserciones en sus filas, al toque de ¿quién quiere ser alcalde de Madrid?, hastiado de ver deshincharse el bluff orquestado en torno a un prometido candidato estrella, un célebre nombre de las artes o de las letras, un político sin parangón, Zapatero, tras meses de tira y afloja, de tiro la piedra y escondo la mano, de dimes y diretes, de tanteos infructuosos, de Bonos que se escurren como anguilas (escarmentados tras su escaldamiento en la olla hirviente de Rodríguez) y De la Vegas que se escudan incluso tras los SMS, el socorrido argumento, arma electoral por antonomasia del PSOE nacional, digo que Zapatero opta por enrolar en el naufragado barco botado por Carlos III, a un desconocido de los madriles.
- ¡Oye tú, sí, tú! ¿No eres de Madriz? (Con "Z" de ZP).
-¿Yooooo?
- Pues venga majete, que te voy a regalar una piñata que cuando la rompas te va a hacer una gracia que no veas...
Y así fue cómo Rodríguez, banderín de enganche fracasado, pilló por banda de centro-derecha a un neófito de la política, a un tecnócrata, un asesor-colaborador fontanero, un ¿y quién es ese? para el sentir de los sufridos madrileños.
¿Hemos de admitir que Zapatero ha rendido la plaza? Sebastián no es rival para Gallardón. Gallardón es en estos momentos enemigo de si mismo, únicamente. Gallardón rival de Gallardón.
Si damos por bueno que Sebastián tiene nulas posibilidades de sacar ventaja en votos al candidato pepero, ¿cree, sin embargo, poder hacerse con la alcaldía a costa de pactos preconvenidos, en los que tan ducho es su jefe?, ¿o acaso sabe que estas lides no son sino el campo de entrenamiento político que precisa, antes de asumir mayores responsabilidades tales como la cartera de Economía (tras un Solbes "quitado también de enmedio")o la misma alcaldía, en la próxima legislatura, tras cuatro años de duro y diario entreno?
Los caminos de Zapatero son inescrutables, pero a nadie engaña diciendo que tenía el candidato perfecto en la cabeza desde hace meses...
San Sebastián, debería llamársele desde ayer, al que por ser fiel a su dios sufrió martirio. Sólo un novato de la política podría entrarle al trapo del mayor "matador de reses bravas" que ha conocido la historia del PSOE.
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