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En Cataluña se puede considerar normal que un grupo de gamberros utilicen la violencia como medio para “convencer”

Con paños calientes no se arregla el tema separatista en España

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Como en todas las ocasiones en las que ocurre un suceso anormal –casi se puede considerar algo corriente el que, en Catalunya, un grupo de gamberros, que no es muy difícil identificar como fanáticos separatistas, aprovechan la más mínima ocasión para demostrar su verdadera catadura, utilizando la violencia como medio de “convencer” a quienes sustentan opiniones contrarias, de la conveniencia de permanecer “callados” y alejarse de su territorio de “caza”– y definimos como anormal el que, a un ministro del Estado español, se le pueda atacar a pedradas y a botellazos, poniendo en peligro su seguridad personal, sin que la policía local haya sido capaz de prever lo que era bastante fácil de imaginar, dada la violencia latente que subyace bajo este empeño utópico, pero que se ha permitido que se haya extendido por una gran parte del pueblo catalán, de conseguir la independencia de España.

En efecto, que el señor Espadaler, el consejero de Interior, conocido por su incapacidad para evitar este tipo de algaradas, pretenda atribuir al PP el que, unos centenares de gamberros, hayan sido capaces de poner en un mal trance a un ministro de España, atribuyéndolo a que el chófer había salido del local en el que se había celebrado el mitin por su trayecto normal, en lugar del recomendado por la policía; no es más que una boutade insostenible, si se tiene en cuenta que era perfectamente previsible que ocurrieran este tipo de ataques, dado el ambiente enrarecido creado aposta por los políticos catalanes, que han hecho del odio al Estado español su objetivo fundamental, con el propósito de favorecer un clima de crispación que, según ellos, favorece sus aspiraciones. La obligación del señor Espadaler era haber desplazado a Vilanova y la Geltrú un número suficiente de efectivos de la policía para que el señor ministro, señor Montoro, pudiera circular con perfecta indemnidad por la ciudad.

Los que ya no nos tragamos nada de lo que dicen los políticos catalanes, que han hecho, desde sus cargos públicos, bandera para fomentar la insurrección en Catalunya; estamos convencidos de que, detrás de todo este lamentable suceso, se esconden planes perfectamente orquestados desde los partido separatistas, para demostrar al PP que están dispuestos a todo con tal de apoyar sus exigencias del “derecho a decidir”; algo que ya se ha convertido para ellos en una petición indeclinable, porque saben que, si no lo consiguen, la credibilidad de quienes se han comprometido a lograr una rápida independencia de España, va a quedar por los suelos. Sin embargo, una vez más, y ya no recordamos en cuantas ocasiones hemos tocado tan delicado tema, tenemos que recordar que: una gran parte de la responsabilidad de lo que está ocurriendo en esta comunidad catalana, se le puede atribuir a los gobernante de Madrid y, no digamos lo que se puede decir de la inoperancia, incapacidad, bandazos políticos e incompetencia de la presidenta del PPC, la señora Sánchez Camacho que, con sus aspavientos y errores de apreciación garrafales, no ha conseguido otra cosa que alejar del partido a todos aquellos que pensábamos que el PPC era un bastión donde se defendían, a capa y espada, los valores, principios, filosofía y ética del PP del señor Fraga Iribarne.

No olvidemos que, entre las transferencias que de una manera absurda se les han concedido a los catalanes en virtud del famoso Estatut de Autonomía, de infausto recuerdo, está la de disponer de los mossos de escuadra, un grupo en manos de los gobernantes catalanes que han sido modelados a “su imagen y semejanza” de modo que su fidelidad, en el mejor de los casos y sólo para una minoría, está dividida entre su lealtad a Catalunya o a España. La mayor parte ni estas dudas tienen, ya que se consideran como el incipiente “ejército” de una Catalunya independiente. ¿Cómo se les va a pedir que actúen con contundencia contra los que consideran que están legitimados para reclamar en contra del gobierno central?. Yo no sé si el señor Montoro, que últimamente tan propicio se ha mostrado a darles subvenciones al gobierno catalán, para que sigan financiando sus aspiraciones separatistas, después de esta experiencia en tierras catalanas, sigue convencido de que aflojando la pasta y primando los créditos del Estado a Catalunya, van a conseguir que las aspiraciones nacionalistas disminuyan o al menos ( estamos convencidos que lo único que busca el gobierno del señor Rajoy es que le dejen terminar la legislatura sin tener que enfrentarse al órdago catalán) que se demoren unos cuantos años.

La solución ya la tenemos en la propia Constitución y si el tema nacionalista, tanto vasco como catalán, sigue siendo un desafío cada vez con más fuerte y con más apoyo ciudadano, no se debe a otra cosa que a una errónea política del PP, que ha confundido lo que es tener una mayoría en el Congreso y en el Senado, que les hubiera permitido cortar de raíz aquellos primeros escarceos secesionistas que ya se habían manifestado durante el gobierno del señor Rodríguez Zapatero si, cuando se hicieron cargo del gobierno, hubieran dejado claro al señor Mas y a sus satélites los límites que existían para sus alocadas peticiones; con lo que es gobernar en minoría que requiere lograr acuerdos que, en ocasiones, impiden poner en práctica las política conveniente y necesarias para el progreso de la nación, máxime en tiempo de crisis.

Y es que en este país parece que todo el mundo quiere mandar. Las izquierdas, protestando y poniendo en el asadero al Gobierno, porque no lleva a cabo las políticas que ellos proponen; cuando, señores, han sido las causantes del desplome de nuestra economía y de que, en estos momentos, nuestros desempleados rocen la cifra de los seis millones. Los separatistas acudiendo a sus dos grande mentiras: el mostrase europeos y pretender convencer, a los que les piden los votos, de que una Catalunya independiente entraría pronto en Europa y, por otra parte, de la autosuficiencia de la economía catalana para asumir los costes que comporta el sostener a una nación independiente; algo que, en las actuales circunstancias, los mismos que predican la independencia saben positivamente que no está a su alcance el poder garantizarlo.

Claro que el apoyo del PSOE al Gobierno en este escabroso tema es visiblemente mejorable. Hay ocasiones en las que, si uno escucha a los distintos directivos de los socialista, por la forma distinta de expresarse, por sus propuestas claramente anticonstitucionales y por su afán de desmarcarse del PP, aunque sea en un tema de Estado como es el de luchar unidos contra cualquier intento separatista; nos da la sensación de que existe un doble lenguaje en el que, por una parte hacen guiños al separatismo, buscando una respuesta federal al tema vasco y catalán y, por otra, quieren dar la sensación de que apoyan la Constitución española aunque piden una renovación que no se sabe si es para variar los aspectos unitarios y solidarios recogidos en la misma o para convertir a España en un tipo de Estado federal, del que no hemos tenido experiencia y que, en gran parte ( en ocasiones sobrepasándolo en transferencias) ya hemos visto como funciona con el actual sistema de comunidades autónomas.

Ayer un acoso violento al señor ministro; mañana un desafío soberanista y… qué mas tendremos que aguantar hasta que se recobre la sensatez, se acaben los ataques al Estado de Derecho y se vuelva a restablecer la normalidad y la paz en un país que nunca debiera de haber permitido que se pusiese en tela de juicio su integridad y solidaridad. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, vemos avanzar el desorden, la violencia y el caos en nuestro país.

Con paños calientes no se arregla el tema separatista en España

En Cataluña se puede considerar normal que un grupo de gamberros utilicen la violencia como medio para “convencer”
Miguel Massanet
viernes, 23 de mayo de 2014, 06:50 h (CET)
Como en todas las ocasiones en las que ocurre un suceso anormal –casi se puede considerar algo corriente el que, en Catalunya, un grupo de gamberros, que no es muy difícil identificar como fanáticos separatistas, aprovechan la más mínima ocasión para demostrar su verdadera catadura, utilizando la violencia como medio de “convencer” a quienes sustentan opiniones contrarias, de la conveniencia de permanecer “callados” y alejarse de su territorio de “caza”– y definimos como anormal el que, a un ministro del Estado español, se le pueda atacar a pedradas y a botellazos, poniendo en peligro su seguridad personal, sin que la policía local haya sido capaz de prever lo que era bastante fácil de imaginar, dada la violencia latente que subyace bajo este empeño utópico, pero que se ha permitido que se haya extendido por una gran parte del pueblo catalán, de conseguir la independencia de España.

En efecto, que el señor Espadaler, el consejero de Interior, conocido por su incapacidad para evitar este tipo de algaradas, pretenda atribuir al PP el que, unos centenares de gamberros, hayan sido capaces de poner en un mal trance a un ministro de España, atribuyéndolo a que el chófer había salido del local en el que se había celebrado el mitin por su trayecto normal, en lugar del recomendado por la policía; no es más que una boutade insostenible, si se tiene en cuenta que era perfectamente previsible que ocurrieran este tipo de ataques, dado el ambiente enrarecido creado aposta por los políticos catalanes, que han hecho del odio al Estado español su objetivo fundamental, con el propósito de favorecer un clima de crispación que, según ellos, favorece sus aspiraciones. La obligación del señor Espadaler era haber desplazado a Vilanova y la Geltrú un número suficiente de efectivos de la policía para que el señor ministro, señor Montoro, pudiera circular con perfecta indemnidad por la ciudad.

Los que ya no nos tragamos nada de lo que dicen los políticos catalanes, que han hecho, desde sus cargos públicos, bandera para fomentar la insurrección en Catalunya; estamos convencidos de que, detrás de todo este lamentable suceso, se esconden planes perfectamente orquestados desde los partido separatistas, para demostrar al PP que están dispuestos a todo con tal de apoyar sus exigencias del “derecho a decidir”; algo que ya se ha convertido para ellos en una petición indeclinable, porque saben que, si no lo consiguen, la credibilidad de quienes se han comprometido a lograr una rápida independencia de España, va a quedar por los suelos. Sin embargo, una vez más, y ya no recordamos en cuantas ocasiones hemos tocado tan delicado tema, tenemos que recordar que: una gran parte de la responsabilidad de lo que está ocurriendo en esta comunidad catalana, se le puede atribuir a los gobernante de Madrid y, no digamos lo que se puede decir de la inoperancia, incapacidad, bandazos políticos e incompetencia de la presidenta del PPC, la señora Sánchez Camacho que, con sus aspavientos y errores de apreciación garrafales, no ha conseguido otra cosa que alejar del partido a todos aquellos que pensábamos que el PPC era un bastión donde se defendían, a capa y espada, los valores, principios, filosofía y ética del PP del señor Fraga Iribarne.

No olvidemos que, entre las transferencias que de una manera absurda se les han concedido a los catalanes en virtud del famoso Estatut de Autonomía, de infausto recuerdo, está la de disponer de los mossos de escuadra, un grupo en manos de los gobernantes catalanes que han sido modelados a “su imagen y semejanza” de modo que su fidelidad, en el mejor de los casos y sólo para una minoría, está dividida entre su lealtad a Catalunya o a España. La mayor parte ni estas dudas tienen, ya que se consideran como el incipiente “ejército” de una Catalunya independiente. ¿Cómo se les va a pedir que actúen con contundencia contra los que consideran que están legitimados para reclamar en contra del gobierno central?. Yo no sé si el señor Montoro, que últimamente tan propicio se ha mostrado a darles subvenciones al gobierno catalán, para que sigan financiando sus aspiraciones separatistas, después de esta experiencia en tierras catalanas, sigue convencido de que aflojando la pasta y primando los créditos del Estado a Catalunya, van a conseguir que las aspiraciones nacionalistas disminuyan o al menos ( estamos convencidos que lo único que busca el gobierno del señor Rajoy es que le dejen terminar la legislatura sin tener que enfrentarse al órdago catalán) que se demoren unos cuantos años.

La solución ya la tenemos en la propia Constitución y si el tema nacionalista, tanto vasco como catalán, sigue siendo un desafío cada vez con más fuerte y con más apoyo ciudadano, no se debe a otra cosa que a una errónea política del PP, que ha confundido lo que es tener una mayoría en el Congreso y en el Senado, que les hubiera permitido cortar de raíz aquellos primeros escarceos secesionistas que ya se habían manifestado durante el gobierno del señor Rodríguez Zapatero si, cuando se hicieron cargo del gobierno, hubieran dejado claro al señor Mas y a sus satélites los límites que existían para sus alocadas peticiones; con lo que es gobernar en minoría que requiere lograr acuerdos que, en ocasiones, impiden poner en práctica las política conveniente y necesarias para el progreso de la nación, máxime en tiempo de crisis.

Y es que en este país parece que todo el mundo quiere mandar. Las izquierdas, protestando y poniendo en el asadero al Gobierno, porque no lleva a cabo las políticas que ellos proponen; cuando, señores, han sido las causantes del desplome de nuestra economía y de que, en estos momentos, nuestros desempleados rocen la cifra de los seis millones. Los separatistas acudiendo a sus dos grande mentiras: el mostrase europeos y pretender convencer, a los que les piden los votos, de que una Catalunya independiente entraría pronto en Europa y, por otra parte, de la autosuficiencia de la economía catalana para asumir los costes que comporta el sostener a una nación independiente; algo que, en las actuales circunstancias, los mismos que predican la independencia saben positivamente que no está a su alcance el poder garantizarlo.

Claro que el apoyo del PSOE al Gobierno en este escabroso tema es visiblemente mejorable. Hay ocasiones en las que, si uno escucha a los distintos directivos de los socialista, por la forma distinta de expresarse, por sus propuestas claramente anticonstitucionales y por su afán de desmarcarse del PP, aunque sea en un tema de Estado como es el de luchar unidos contra cualquier intento separatista; nos da la sensación de que existe un doble lenguaje en el que, por una parte hacen guiños al separatismo, buscando una respuesta federal al tema vasco y catalán y, por otra, quieren dar la sensación de que apoyan la Constitución española aunque piden una renovación que no se sabe si es para variar los aspectos unitarios y solidarios recogidos en la misma o para convertir a España en un tipo de Estado federal, del que no hemos tenido experiencia y que, en gran parte ( en ocasiones sobrepasándolo en transferencias) ya hemos visto como funciona con el actual sistema de comunidades autónomas.

Ayer un acoso violento al señor ministro; mañana un desafío soberanista y… qué mas tendremos que aguantar hasta que se recobre la sensatez, se acaben los ataques al Estado de Derecho y se vuelva a restablecer la normalidad y la paz en un país que nunca debiera de haber permitido que se pusiese en tela de juicio su integridad y solidaridad. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, vemos avanzar el desorden, la violencia y el caos en nuestro país.

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