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“Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado”, Ortega y Gasset

¡Déjense de incordiar, señores del Financial Times! Mind your own business

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Sin duda que los británicos siguen empeñados en su labor de meterse en asuntos ajenos, algo en lo que siempre han sido verdaderos expertos, especialmente cuando su imperio trascendía de su metrópoli insular y tenían colonias en todas partes del Mundo. Lo que todavía no han aprendido a digerir, los siervos de SM Isabel II, es lo que nosotros, los españoles, ya hemos asimilado desde hace muchos años y es el haber perdido, en unos pocos años, todo su imperio colonial, que ha quedado reducido a poco más que a las islas británicas en las que ahora se concentra su anterior poderío. Seguramente es por eso que se aferran con tanta fuerza a mantener bajo su dominio a un peñón de apenas unos pocos kilómetros cuadrados en el que, aparte de monos y evasores de impuestos, poco queda aprovechable.

Sin embargo, uno de sus periódicos, el Financial Times, parece que ha decidido encargarse de gobernar por su cuenta España sin que, los españoles, les hayamos encomendado esta misión y sin que, por nuestra parte, nos hayamos atrevido a decirle al señor Cameron como ha de gobernar el UK, ni nos hayamos entrometido en el proceso de Escocia, que tenemos que recordar que, a diferencia de la comunidad autónoma catalana, si ha tenido su propia independencia bajo la Casa de los Estuardos, dinastía que gobernó Escocia de 1371 a 1603. Fue cuando subió al trono la última Estuardo, Ana I, cuando se convirtió en reina de Bretaña e Irlanda. El caso de Catalunya es distinto, porque nunca tuvo entidad propia como nación, limitándose a ser parte del reino de Aragón. Es posible que los ingleses y el Financial Time se hayan llegado a creer las leyendas, como la de dragón del lago Nest, que algunos apócrifos escritos de “estudiosos” catalanes, inventados para justificar sus delirios independentistas sin que, en realidad, se puedan considerar algo más que leyendas semejantes a las de los Caballeros de la Tabla Redondo o los fantásticos relatos de libros de caballerías, que perturbaron la mente de Don Quijote, relativos a las hazañas de Amadís de Gaula o las míticas gestas del caballero Roldán sobrino de Carlomagno.

Pero, hete aquí que, no sabemos a causa de que misteriosos intercambios de información ¿ acaso de maletines cargados de dinero?; da la sensación de que el periódico británico, que tanto nos “distingue” con sus consejos y sus meadas fuera del tiesto, se ha interesado en demasía en nuestro problema, si es que se puede llamarlo así, catalán. Seguramente a los políticos ingleses les satisficiera ver a una España dividida y entregada al caos, pero no es esa la idea de la mayoría de españoles que no contemplamos esta posibilidad y que, por supuesto, vamos a luchar para que esto no ocurra nunca. Y es que, señores, todavía no entendemos en qué consiste el papel del UK en Europa ni por qué pretende imponer sus políticas cuando ni tan siquiera ha querido adoptar la moneda europea y sigue manteniéndose en una postura equidistante entre su colaboración con Europa y sus indudables deseos de conservar sus propias instituciones y su independencia, cuando lo que en la CE se decide no les parece oportuno. El último caso del de la tasa Tobís, un caso en el que, como en tantas otras ocasiones, sus posturas se enfrentan a las de la mayoría de las naciones de la CE.

Tiene un tufillo a contubernio, se parece demasiado a aquel acuerdo del señor Carod Rovira, de ERC, con los terroristas de ETA para que no mataran en Catalunya ( lo que indicaba que le importaba un ardite que lo siguieran haciendo en el resto de España) para que los malpensado, entre los cuales me cuento, no veamos que aquí, en estos artículos del periódico ingles, no haya algo más que una simple curiosidad y sí una gran parte de intoxicación que, seguramente, les ha llegado de fuentes más que interesadas en internacionalizar el proceso independentista de Catalunya. El mismo señor Mas lo ha dicho repetidamente y lo ha remarcado como uno de los medios que pensaban utilizar si, desde el gobierno del señor Rajoy, no se accedía a sus espurias reclamaciones.

Puede que, desde fuera de España, exista la creencia de que una Catalunya independiente se podría valer por si misma, es posible que se hayan creído que son autosuficientes para mantener un Estado propio y puede, también, que piensen que muchas de las empresas que se han afincado en esta autonomía, seguirían manteniéndose en ella en el hipotético caso de que fuera expulsada de la UE. Se la consideraría como un tercer país, con fronteras y aduanas, y estaría gobernada, algo de lo que no me cabe la menor duda, por un gobierno de ERC e ICV, que es evidente que es lo que tiene en su mente el señor Junqueras si es que llegara a conseguir su soñada independencia. Es posible que un señor Mas, completamente desbordado por la situación de Catalunya o un iluso y torticero señor Homs o un verdadero camaleón de la política, nada de fiar, como el señor Durán; mantuvieran la esperanza de formar un gobierno en el que los amos fueran ellos. Nada más improbable, porque aparte de nacionalista lo que se puede decir de Catalunya es que es mayormente de izquierdas y eso se está demostrando a medida que las encuestas van confirmando el incremente de la intención de voto hacia ERC e ICV y el retroceso de los partidos tradicionales, entre ellos CDU, porque, incluso C’s, que no tiene nada que ver con los separatistas, sigue aumentando su presencia, tiende más a la izquierda que a la derecha.

Es posible que el Financial Times, ignore que en esta “potente” Catalunya no se paga a los proveedores hasta que el Estado español no les manda el dinero para hacerlo; puede que también ignoren que Barcelona se ha convertido en un criadero de terroristas y que, se mantiene una bolsa de paro que ronda los 600.000 obreros sin trabajo. Tampoco conocen los que ocurriría con el pago de las pensiones a jubilados y enfermos y es muy probable que ni tengan idea de cómo, una Catalunya independiente, podría sostener un sistema sanitario deficitario. Es evidente que los señores editores del periódico inglés no viven en esta autonomía e ignoran los chanchullos y corruptelas que, un día sí y otro no, están destapándose entre todos estos pretendidos “padres de la patria” que, sin embargo, tienen sus fortunas fuera de España por si, llegado el momento, fuere necesario emigrar y dejar la patata caliente a los catalanes que tuvieran que quedarse, a la fuerza, a vivir en estas tierras si, como es de esperar, lo de la nación independiente no resultara ser más que un “bluf”, cuento de “La Lechera”, y todas las promesas de prosperidad y alto nivel de vida se convirtieran en agua de borrajas.

Decía Ortega y Gasset: “Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado”. Es posible que lo primero que debieran haber hecho estos articulistas del Financial Times, antes de aconsejar a Rajoy lo que tiene o no que hacer, sería haberse disculpado por lo que iban a decir y dedicarse, a cambio, a hacer autocrítica de los problemas que afectan a su país, entre los cuales y no uno de los menores, está el problema inmigratorio. Sorprende que, un periódico de tanta tirada, ignore que la Constitución es el arma de la que nos hemos dotado los españoles para conservar nuestra unidad y que los catalanes fueron los que más síes le dieron cuando fue sometida a votación. Contra ella no caben ni frivolidades, ni argumentos sediciosos ni opiniones de terceros ajenos a los españoles, que son quienes, en definitiva, tienen que resolver sus propios problemas.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos indignados las intromisiones de quienes nos birlaron Gibraltar.

¡Déjense de incordiar, señores del Financial Times! Mind your own business

“Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado”, Ortega y Gasset
Miguel Massanet
jueves, 8 de mayo de 2014, 06:54 h (CET)
Sin duda que los británicos siguen empeñados en su labor de meterse en asuntos ajenos, algo en lo que siempre han sido verdaderos expertos, especialmente cuando su imperio trascendía de su metrópoli insular y tenían colonias en todas partes del Mundo. Lo que todavía no han aprendido a digerir, los siervos de SM Isabel II, es lo que nosotros, los españoles, ya hemos asimilado desde hace muchos años y es el haber perdido, en unos pocos años, todo su imperio colonial, que ha quedado reducido a poco más que a las islas británicas en las que ahora se concentra su anterior poderío. Seguramente es por eso que se aferran con tanta fuerza a mantener bajo su dominio a un peñón de apenas unos pocos kilómetros cuadrados en el que, aparte de monos y evasores de impuestos, poco queda aprovechable.

Sin embargo, uno de sus periódicos, el Financial Times, parece que ha decidido encargarse de gobernar por su cuenta España sin que, los españoles, les hayamos encomendado esta misión y sin que, por nuestra parte, nos hayamos atrevido a decirle al señor Cameron como ha de gobernar el UK, ni nos hayamos entrometido en el proceso de Escocia, que tenemos que recordar que, a diferencia de la comunidad autónoma catalana, si ha tenido su propia independencia bajo la Casa de los Estuardos, dinastía que gobernó Escocia de 1371 a 1603. Fue cuando subió al trono la última Estuardo, Ana I, cuando se convirtió en reina de Bretaña e Irlanda. El caso de Catalunya es distinto, porque nunca tuvo entidad propia como nación, limitándose a ser parte del reino de Aragón. Es posible que los ingleses y el Financial Time se hayan llegado a creer las leyendas, como la de dragón del lago Nest, que algunos apócrifos escritos de “estudiosos” catalanes, inventados para justificar sus delirios independentistas sin que, en realidad, se puedan considerar algo más que leyendas semejantes a las de los Caballeros de la Tabla Redondo o los fantásticos relatos de libros de caballerías, que perturbaron la mente de Don Quijote, relativos a las hazañas de Amadís de Gaula o las míticas gestas del caballero Roldán sobrino de Carlomagno.

Pero, hete aquí que, no sabemos a causa de que misteriosos intercambios de información ¿ acaso de maletines cargados de dinero?; da la sensación de que el periódico británico, que tanto nos “distingue” con sus consejos y sus meadas fuera del tiesto, se ha interesado en demasía en nuestro problema, si es que se puede llamarlo así, catalán. Seguramente a los políticos ingleses les satisficiera ver a una España dividida y entregada al caos, pero no es esa la idea de la mayoría de españoles que no contemplamos esta posibilidad y que, por supuesto, vamos a luchar para que esto no ocurra nunca. Y es que, señores, todavía no entendemos en qué consiste el papel del UK en Europa ni por qué pretende imponer sus políticas cuando ni tan siquiera ha querido adoptar la moneda europea y sigue manteniéndose en una postura equidistante entre su colaboración con Europa y sus indudables deseos de conservar sus propias instituciones y su independencia, cuando lo que en la CE se decide no les parece oportuno. El último caso del de la tasa Tobís, un caso en el que, como en tantas otras ocasiones, sus posturas se enfrentan a las de la mayoría de las naciones de la CE.

Tiene un tufillo a contubernio, se parece demasiado a aquel acuerdo del señor Carod Rovira, de ERC, con los terroristas de ETA para que no mataran en Catalunya ( lo que indicaba que le importaba un ardite que lo siguieran haciendo en el resto de España) para que los malpensado, entre los cuales me cuento, no veamos que aquí, en estos artículos del periódico ingles, no haya algo más que una simple curiosidad y sí una gran parte de intoxicación que, seguramente, les ha llegado de fuentes más que interesadas en internacionalizar el proceso independentista de Catalunya. El mismo señor Mas lo ha dicho repetidamente y lo ha remarcado como uno de los medios que pensaban utilizar si, desde el gobierno del señor Rajoy, no se accedía a sus espurias reclamaciones.

Puede que, desde fuera de España, exista la creencia de que una Catalunya independiente se podría valer por si misma, es posible que se hayan creído que son autosuficientes para mantener un Estado propio y puede, también, que piensen que muchas de las empresas que se han afincado en esta autonomía, seguirían manteniéndose en ella en el hipotético caso de que fuera expulsada de la UE. Se la consideraría como un tercer país, con fronteras y aduanas, y estaría gobernada, algo de lo que no me cabe la menor duda, por un gobierno de ERC e ICV, que es evidente que es lo que tiene en su mente el señor Junqueras si es que llegara a conseguir su soñada independencia. Es posible que un señor Mas, completamente desbordado por la situación de Catalunya o un iluso y torticero señor Homs o un verdadero camaleón de la política, nada de fiar, como el señor Durán; mantuvieran la esperanza de formar un gobierno en el que los amos fueran ellos. Nada más improbable, porque aparte de nacionalista lo que se puede decir de Catalunya es que es mayormente de izquierdas y eso se está demostrando a medida que las encuestas van confirmando el incremente de la intención de voto hacia ERC e ICV y el retroceso de los partidos tradicionales, entre ellos CDU, porque, incluso C’s, que no tiene nada que ver con los separatistas, sigue aumentando su presencia, tiende más a la izquierda que a la derecha.

Es posible que el Financial Times, ignore que en esta “potente” Catalunya no se paga a los proveedores hasta que el Estado español no les manda el dinero para hacerlo; puede que también ignoren que Barcelona se ha convertido en un criadero de terroristas y que, se mantiene una bolsa de paro que ronda los 600.000 obreros sin trabajo. Tampoco conocen los que ocurriría con el pago de las pensiones a jubilados y enfermos y es muy probable que ni tengan idea de cómo, una Catalunya independiente, podría sostener un sistema sanitario deficitario. Es evidente que los señores editores del periódico inglés no viven en esta autonomía e ignoran los chanchullos y corruptelas que, un día sí y otro no, están destapándose entre todos estos pretendidos “padres de la patria” que, sin embargo, tienen sus fortunas fuera de España por si, llegado el momento, fuere necesario emigrar y dejar la patata caliente a los catalanes que tuvieran que quedarse, a la fuerza, a vivir en estas tierras si, como es de esperar, lo de la nación independiente no resultara ser más que un “bluf”, cuento de “La Lechera”, y todas las promesas de prosperidad y alto nivel de vida se convirtieran en agua de borrajas.

Decía Ortega y Gasset: “Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado”. Es posible que lo primero que debieran haber hecho estos articulistas del Financial Times, antes de aconsejar a Rajoy lo que tiene o no que hacer, sería haberse disculpado por lo que iban a decir y dedicarse, a cambio, a hacer autocrítica de los problemas que afectan a su país, entre los cuales y no uno de los menores, está el problema inmigratorio. Sorprende que, un periódico de tanta tirada, ignore que la Constitución es el arma de la que nos hemos dotado los españoles para conservar nuestra unidad y que los catalanes fueron los que más síes le dieron cuando fue sometida a votación. Contra ella no caben ni frivolidades, ni argumentos sediciosos ni opiniones de terceros ajenos a los españoles, que son quienes, en definitiva, tienen que resolver sus propios problemas.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos indignados las intromisiones de quienes nos birlaron Gibraltar.

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