La moción aprobada en el Ayuntamiento de León para reivindicar la independencia y la formación de una nueva autonomía leonesa, separada de Castilla, no pasaría de ser una ocurrencia si no tuviera como protagonistas al PSOE y a sus socios de la extrema izquierda.
Los guiños de Unidas Podemos a todo lo que sea poner en jaque el régimen del 78 ya no suponen sorpresa alguna. Sigue siendo sin embargo llamativo que el PSOE abrace esa bandera. Es cierto que en un PSOE tan fragmentado como el actual y con la difícil tarea de hacer convivir en su seno las diferentes almas que lo componen, al final lo que prevalecen son las tesis de un Sánchez al que ya hemos visto mantener una cosa y su contraria con tal de alcanzar el poder. De esta manera, el PSOE da alas a la estrategia propia de formaciones hasta ahora marginales, que siguiendo el ejemplo de los nacionalismos vasco y catalán, tratan de sacar réditos de la debilidad de un gobierno central, que, como si se tratará de una suerte de mundo al revés, es capaz de ir de la mano de proyectos que tratan de minar las bases de nuestro sistema constitucional.
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