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Hoy celebramos la festividad de los Reyes Magos. O, en estos tiempos, el día del consumo sin barreras, patrocinado por Amazón y El Corte Inglés

Reyes Magos

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La iglesia católica denomina a esta fiesta como el día de la Epifanía. Es decir “Festividad religiosa que se celebra el día 6 de enero, en la que los cristianos conmemoran la adoración de Jesús por los Reyes Magos y su aparición y manifestación al mundo. La Epifanía también se llama Adoración de los Reyes Magos".


Desde entonces, se ha ido incrementando dicha costumbre paulatinamente. Las familias cristianas han querido rememorar aquella adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús así como la entrega de presentes a la Sagrada Familia, regalando juguetes y “las cosas del colegio” a los más pequeños de la casa.


Esta tradición ha variado de forma considerable. Lo siento mucho, pero tengo que retrotraerme a mi infancia. Sigo comparando aquellos camiones de madera, el plumier de dos pisos y la cartera para el cole, motoristas de lata o caballos de cartón, las peponas, cocinitas y casitas de muñecas, con los patines electrónicos, los teléfonos de última generación y los drones que regalamos ahora a los tiernos infantes. En fin las cosas, los modos y las modas cambian y hay que renovarse o morir.


Lo más peliagudo del tema estriba en la expansión de la costumbre de regalar en estas fechas a familiares y amigos de todas las edades. Los regalos infantiles y juveniles han derivado en el cruce de obsequios de forma imparable. Implante de senos, viajes a Cancún, tatuajes, cruceros, bacanales en manada y ordeñamiento hasta el límite de las tarjetas de crédito. Ya nadie se conforma con los calcetines, la corbata, el perfume o el pañuelo de cuello. Creo que nos estamos pasando.


Por otra parte, dado el interés que tienen los dirigentes de nuestro tiempo en eliminar cualquier vestigio de cristianismo, se está intentado desdibujar cualquier referencia al verdadero sentido de la Navidad y los Reyes Magos, para evitar “contaminar” nuestras mentes. Es decir la nueva religión sin Dios. O con “nuevos dioses”. Las calles tienen luces similares a las ferias o al carnaval y la cabalgata de Reyes, en vez de recordar la Adoración del Niño Dios y su aparición y manifestación al mundose convierte en un remedo de los desfiles de Disneylandia o de la guerra de las galaxias. Supongo que aquellos privilegiados que encarnen el papel de sus Majestades, sean creyentes y sepan lo que están representando.


Lo siento. Una vez más he sacado a relucir mi postura de “veterano cascarrabias”. Pero es que me temo que esta festividad se está desvirtuando. Esta ha dejado de ser una fiesta entrañable para los niños, para convertirse en otro culto al consumismo. En cuanto puedan se cargaran a los Reyes de Oriente. Ya tenemos su sustituto: ese tipo gordo con pinta de borrachuzo, vestido de anuncio de Coca-Cola, que ha invadido nuestras calles y nuestros escaparates. Me da la impresión que los señores de Amazón van a nombrar a Papá Noel como su patrono.


Mi buena noticia de hoy me la proporciona la carita de esos niños que siguen manteniendo la inocencia y la ilusión por la llegada de los Reyes. Lo siguiente depende de nosotros. ¿Los dejaremos solos con sus artefactos electrónicos? O, por el contrario, nos tiraremos al suelo a jugar con sus cochecitos, a pegarle patadas a la pelota o a pintar con ellos el bloc de dibujo. Ellos quieren jugar… pero quieren jugar contigo. Yo… feliz con mi tarro de colonia. 

Reyes Magos

Hoy celebramos la festividad de los Reyes Magos. O, en estos tiempos, el día del consumo sin barreras, patrocinado por Amazón y El Corte Inglés
Manuel Montes Cleries
lunes, 6 de enero de 2020, 10:22 h (CET)

La iglesia católica denomina a esta fiesta como el día de la Epifanía. Es decir “Festividad religiosa que se celebra el día 6 de enero, en la que los cristianos conmemoran la adoración de Jesús por los Reyes Magos y su aparición y manifestación al mundo. La Epifanía también se llama Adoración de los Reyes Magos".


Desde entonces, se ha ido incrementando dicha costumbre paulatinamente. Las familias cristianas han querido rememorar aquella adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús así como la entrega de presentes a la Sagrada Familia, regalando juguetes y “las cosas del colegio” a los más pequeños de la casa.


Esta tradición ha variado de forma considerable. Lo siento mucho, pero tengo que retrotraerme a mi infancia. Sigo comparando aquellos camiones de madera, el plumier de dos pisos y la cartera para el cole, motoristas de lata o caballos de cartón, las peponas, cocinitas y casitas de muñecas, con los patines electrónicos, los teléfonos de última generación y los drones que regalamos ahora a los tiernos infantes. En fin las cosas, los modos y las modas cambian y hay que renovarse o morir.


Lo más peliagudo del tema estriba en la expansión de la costumbre de regalar en estas fechas a familiares y amigos de todas las edades. Los regalos infantiles y juveniles han derivado en el cruce de obsequios de forma imparable. Implante de senos, viajes a Cancún, tatuajes, cruceros, bacanales en manada y ordeñamiento hasta el límite de las tarjetas de crédito. Ya nadie se conforma con los calcetines, la corbata, el perfume o el pañuelo de cuello. Creo que nos estamos pasando.


Por otra parte, dado el interés que tienen los dirigentes de nuestro tiempo en eliminar cualquier vestigio de cristianismo, se está intentado desdibujar cualquier referencia al verdadero sentido de la Navidad y los Reyes Magos, para evitar “contaminar” nuestras mentes. Es decir la nueva religión sin Dios. O con “nuevos dioses”. Las calles tienen luces similares a las ferias o al carnaval y la cabalgata de Reyes, en vez de recordar la Adoración del Niño Dios y su aparición y manifestación al mundose convierte en un remedo de los desfiles de Disneylandia o de la guerra de las galaxias. Supongo que aquellos privilegiados que encarnen el papel de sus Majestades, sean creyentes y sepan lo que están representando.


Lo siento. Una vez más he sacado a relucir mi postura de “veterano cascarrabias”. Pero es que me temo que esta festividad se está desvirtuando. Esta ha dejado de ser una fiesta entrañable para los niños, para convertirse en otro culto al consumismo. En cuanto puedan se cargaran a los Reyes de Oriente. Ya tenemos su sustituto: ese tipo gordo con pinta de borrachuzo, vestido de anuncio de Coca-Cola, que ha invadido nuestras calles y nuestros escaparates. Me da la impresión que los señores de Amazón van a nombrar a Papá Noel como su patrono.


Mi buena noticia de hoy me la proporciona la carita de esos niños que siguen manteniendo la inocencia y la ilusión por la llegada de los Reyes. Lo siguiente depende de nosotros. ¿Los dejaremos solos con sus artefactos electrónicos? O, por el contrario, nos tiraremos al suelo a jugar con sus cochecitos, a pegarle patadas a la pelota o a pintar con ellos el bloc de dibujo. Ellos quieren jugar… pero quieren jugar contigo. Yo… feliz con mi tarro de colonia. 

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