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“Quien acaricia a un tigre acaba perdiendo un brazo”, Giovanni Falcone

Mas y Junqueras atrapados en su “boutade” secesionista

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El gran error del señor Mas fue iniciar, desde la debilidad de un gobierno que acababa de perder 12 escaños en los últimos comicios autonómicos catalanes, un proceso que esperaba que le haría recuperar popularidad entre la ciudadanía contando, para ello, con un Gobierno central debilitado por los problemas financieros, económicos y sociales derivados de la crisis que España estaba soportando, que la acercaban a la peligrosa quiebra soberana y, con el apoyo de una sector importante de la sociedad catalana. Sin duda, nunca pensó que su desafío separatista tuviera tanto éxito que le impidiera controlarlo. Seguramente, el presidente de la Generalitat contaba con utilizar como arma para chantajear al gobierno de Rajoy, el poder amenazarle con una rebelión separatista para la que contaba, de antemano, con el apoyo incondicional de ERC y el de ICV, a la que intuía que podría arrastrar a la causa independentista, conociendo su predisposición a cualquier aventura que erosionase al gobierno de derechas, actualmente en el poder.

Su segundo fallo fue el contar con el apoyo de la ERC del señor Juncadella, para iniciar el proceso de proselitismo para la causa nacionalista. El señor Juncadella supo mover sus peones con más inteligencia y atrapó al Gobern del señor Presidente entre el cepo de del compromiso a apoyar al gobierno de CIU en todos aquellos aspectos que contribuyeran, de alguna manera, conseguir su objetivo de la independencia pero, no obstante, no asumió el participar en el Gobern; con lo cual consiguió estar en primera fila de la batalla por la separación de Catalunya de España pero, y aquí está el truco, evitó el verse comprometido por la desastrosa política económica de un ejecutivo vendido por la herencia del Tripartit, de más de 50.000 millones de euros, y por las nefastas consecuencia de la crisis inmobiliaria, que tanto afectaron al importante sector de la construcción, en una región donde tenía una destacada incidencia económica.

La mala suerte ha venido acompañando a don Artur cuando el gobierno de Madrid, en lugar de cortar de raíz los primeros movimientos secesionistas como fue, por ejemplo, la consulta extraoficial que tuvo lugar en todas las ciudades y pueblos de la autonomía, durante la cual las demostraciones de rechazo a España, sus símbolos y sus instituciones se fueron repitiendo, ante la pasividad de las autoridades que permanecieron impasibles, sin que hubieran detenciones ante actos vandálicos en los que se quemaron en público retratos de los reyes y banderas nacionales. Otro gallo hubiera cantado si España hubiera tomado medidas contra el gobierno de la Generalitat lo que les hubiera permitido acudir al sempiterno victimismo.

Sin embargo, no puede decirse que, en el aspecto económico, no hayan logrado algunos éxitos que se han traducido en aportaciones importantes a cuenta del FLA del que se han quedado con un 40% u otras ayudas a cargo de fondos extraordinarios para poder pagar las facturas a proveedores a los que han tenido meses y años sin pagarles las que se les adeudaban. ¡Ah! pero todavía se quejan de que les deben partidas de la financiación oficial. Pero el talón de Aquiles de la Generalitat es que, todo el tinglado que se ha montado en torno al famoso “derecho a decidir” y la consulta autonómica, no ha bastado para hacer olvidar que el Gobern es incapaz de controlar la situación en Catalunya, que el desempleo continúa aumentando y, cuando en el resto del país se produjo, durante el mes de noviembre, una disminución de 2.700 parados, en esta región han aumentado en 4.500 nuevos desempleados. Cuando en el resto de España en 15 o 20 días se expide un permiso para crear una empresa, en Catalunya se pueden pasar meses de tramitación hasta que, después de mil gestiones, se consigue la autorización.

Lo verdaderamente peligroso para Mas y Juncadellas es que se fijaron términos perentorios para fijar la fecha de la pretendida consulta por el “derecho a decidir” y ya se les acaba el plazo este mismo mes de diciembre; algo que les obliga a tener preparada la pregunta que se les ha de formular a los catalanes en el hipotético referéndum que debiera celebrarse en el próximo 2014. Como era de esperar, este ha sido el primer obstáculo importante con el que han tropezado los tres partidos principales que encabezan el independentismo catalán. CIU desearía una pregunta muy amplia, poco concreta y arriesgada, en la que no se comprometiese, al menos de momento, a una fecha próxima para la “esperada” independencia (de modo que al gobierno de Madrid le causara dificultades el poder oponerse a ella); ERC, por el contrario quiere que no se retrase más la consulta y que la pregunta sea lo suficientemente explícita y concreta para que no hubiere lugar a dudas sobre lo que se estaba proponiendo: la independencia de Catalunya. ICV navega entre dos aguas, sin querer perder comba pero buscando un apoyo en lo que debería ser una consulta “legal”, es decir con el apoyo del Estado, algo que, sin duda, es soñar con imposibles.

Por otra parte, todos temen que, el poner a Rajoy y su gobierno entre la espada y la pared, si la pregunta que se propone supone escoger entre separatismo o seguir unidos a España; en un claro enfrentamiento al Estado de Derecho, las instituciones y, en especial, el mandato constitucional; puede dar lugar a que ya no se pueda retrasar más el apelar al artículo 155 de la Constitución, que supondría la intervención estatal suspendiendo la actividad de la Generalitat, con las evidentes consecuencias desagradables que tal medida pudiera comportar para catalanes y resto de españoles.

Por otra parte, se están empezando a detectar síntomas de cansancio entre los ciudadanos que apoyaban el actual estado de las autonomías que, según la última encuesta del CIS, durante el pasado noviembre han disminuido en un 4% respecto a anteriores meses. El 34% registrado en encuestas anteriores, ha quedo reducido a un 30%; lo que indica un importante retroceso que, por raro que parezca, también se está detectando dentro del territorio catalán. Sin duda que los que pensaron, tal y como sostenían Mas y Juncadella, que un nuevo “estado catalán” tendría la posibilidad de seguir en Europa, mantenerse en sus instituciones y tener el apoyo del BCE para conseguir financiación o préstamos a bajo interés; han queda rotundamente desmentidos no sólo desde Bruselas, el FMI, el propio Durao Barroso; sino por las propias leyes del Comercio Internacional, que tienen establecido que, para estos casos, los aranceles que gravarían las exportaciones catalanas serían, por ley, los más altos de los previstos en sus normas de comercio, no solo en relación a Europa, sino también para todos los países del mundo.

¿Qué pasará si no se ponen de acuerdo respecto a la pregunta de la consulta?, ¿qué sucederá si alguna de las tres formaciones decide apartarse por disconformidad con la pregunta acordada? O ¿qué sucederá si, a pesar de sus diferencias, acuerdan una pregunta de consenso que, como es de esperar, no sea aceptada por el Parlamento de la nación que es quien, en definitiva, tiene la facultad de aceptarlo o denegarlo?.

Mucho nos tememos que, como el tiempo apremia, no tardaremos en poder comprobar en qué acaba este folletín separatista. Esperemos que la sensatez haga que nadie pierda la cabeza y nos meta en un lío. O así es, señores, como pienso al respecto.

Mas y Junqueras atrapados en su “boutade” secesionista

“Quien acaricia a un tigre acaba perdiendo un brazo”, Giovanni Falcone
Miguel Massanet
lunes, 9 de diciembre de 2013, 07:59 h (CET)
El gran error del señor Mas fue iniciar, desde la debilidad de un gobierno que acababa de perder 12 escaños en los últimos comicios autonómicos catalanes, un proceso que esperaba que le haría recuperar popularidad entre la ciudadanía contando, para ello, con un Gobierno central debilitado por los problemas financieros, económicos y sociales derivados de la crisis que España estaba soportando, que la acercaban a la peligrosa quiebra soberana y, con el apoyo de una sector importante de la sociedad catalana. Sin duda, nunca pensó que su desafío separatista tuviera tanto éxito que le impidiera controlarlo. Seguramente, el presidente de la Generalitat contaba con utilizar como arma para chantajear al gobierno de Rajoy, el poder amenazarle con una rebelión separatista para la que contaba, de antemano, con el apoyo incondicional de ERC y el de ICV, a la que intuía que podría arrastrar a la causa independentista, conociendo su predisposición a cualquier aventura que erosionase al gobierno de derechas, actualmente en el poder.

Su segundo fallo fue el contar con el apoyo de la ERC del señor Juncadella, para iniciar el proceso de proselitismo para la causa nacionalista. El señor Juncadella supo mover sus peones con más inteligencia y atrapó al Gobern del señor Presidente entre el cepo de del compromiso a apoyar al gobierno de CIU en todos aquellos aspectos que contribuyeran, de alguna manera, conseguir su objetivo de la independencia pero, no obstante, no asumió el participar en el Gobern; con lo cual consiguió estar en primera fila de la batalla por la separación de Catalunya de España pero, y aquí está el truco, evitó el verse comprometido por la desastrosa política económica de un ejecutivo vendido por la herencia del Tripartit, de más de 50.000 millones de euros, y por las nefastas consecuencia de la crisis inmobiliaria, que tanto afectaron al importante sector de la construcción, en una región donde tenía una destacada incidencia económica.

La mala suerte ha venido acompañando a don Artur cuando el gobierno de Madrid, en lugar de cortar de raíz los primeros movimientos secesionistas como fue, por ejemplo, la consulta extraoficial que tuvo lugar en todas las ciudades y pueblos de la autonomía, durante la cual las demostraciones de rechazo a España, sus símbolos y sus instituciones se fueron repitiendo, ante la pasividad de las autoridades que permanecieron impasibles, sin que hubieran detenciones ante actos vandálicos en los que se quemaron en público retratos de los reyes y banderas nacionales. Otro gallo hubiera cantado si España hubiera tomado medidas contra el gobierno de la Generalitat lo que les hubiera permitido acudir al sempiterno victimismo.

Sin embargo, no puede decirse que, en el aspecto económico, no hayan logrado algunos éxitos que se han traducido en aportaciones importantes a cuenta del FLA del que se han quedado con un 40% u otras ayudas a cargo de fondos extraordinarios para poder pagar las facturas a proveedores a los que han tenido meses y años sin pagarles las que se les adeudaban. ¡Ah! pero todavía se quejan de que les deben partidas de la financiación oficial. Pero el talón de Aquiles de la Generalitat es que, todo el tinglado que se ha montado en torno al famoso “derecho a decidir” y la consulta autonómica, no ha bastado para hacer olvidar que el Gobern es incapaz de controlar la situación en Catalunya, que el desempleo continúa aumentando y, cuando en el resto del país se produjo, durante el mes de noviembre, una disminución de 2.700 parados, en esta región han aumentado en 4.500 nuevos desempleados. Cuando en el resto de España en 15 o 20 días se expide un permiso para crear una empresa, en Catalunya se pueden pasar meses de tramitación hasta que, después de mil gestiones, se consigue la autorización.

Lo verdaderamente peligroso para Mas y Juncadellas es que se fijaron términos perentorios para fijar la fecha de la pretendida consulta por el “derecho a decidir” y ya se les acaba el plazo este mismo mes de diciembre; algo que les obliga a tener preparada la pregunta que se les ha de formular a los catalanes en el hipotético referéndum que debiera celebrarse en el próximo 2014. Como era de esperar, este ha sido el primer obstáculo importante con el que han tropezado los tres partidos principales que encabezan el independentismo catalán. CIU desearía una pregunta muy amplia, poco concreta y arriesgada, en la que no se comprometiese, al menos de momento, a una fecha próxima para la “esperada” independencia (de modo que al gobierno de Madrid le causara dificultades el poder oponerse a ella); ERC, por el contrario quiere que no se retrase más la consulta y que la pregunta sea lo suficientemente explícita y concreta para que no hubiere lugar a dudas sobre lo que se estaba proponiendo: la independencia de Catalunya. ICV navega entre dos aguas, sin querer perder comba pero buscando un apoyo en lo que debería ser una consulta “legal”, es decir con el apoyo del Estado, algo que, sin duda, es soñar con imposibles.

Por otra parte, todos temen que, el poner a Rajoy y su gobierno entre la espada y la pared, si la pregunta que se propone supone escoger entre separatismo o seguir unidos a España; en un claro enfrentamiento al Estado de Derecho, las instituciones y, en especial, el mandato constitucional; puede dar lugar a que ya no se pueda retrasar más el apelar al artículo 155 de la Constitución, que supondría la intervención estatal suspendiendo la actividad de la Generalitat, con las evidentes consecuencias desagradables que tal medida pudiera comportar para catalanes y resto de españoles.

Por otra parte, se están empezando a detectar síntomas de cansancio entre los ciudadanos que apoyaban el actual estado de las autonomías que, según la última encuesta del CIS, durante el pasado noviembre han disminuido en un 4% respecto a anteriores meses. El 34% registrado en encuestas anteriores, ha quedo reducido a un 30%; lo que indica un importante retroceso que, por raro que parezca, también se está detectando dentro del territorio catalán. Sin duda que los que pensaron, tal y como sostenían Mas y Juncadella, que un nuevo “estado catalán” tendría la posibilidad de seguir en Europa, mantenerse en sus instituciones y tener el apoyo del BCE para conseguir financiación o préstamos a bajo interés; han queda rotundamente desmentidos no sólo desde Bruselas, el FMI, el propio Durao Barroso; sino por las propias leyes del Comercio Internacional, que tienen establecido que, para estos casos, los aranceles que gravarían las exportaciones catalanas serían, por ley, los más altos de los previstos en sus normas de comercio, no solo en relación a Europa, sino también para todos los países del mundo.

¿Qué pasará si no se ponen de acuerdo respecto a la pregunta de la consulta?, ¿qué sucederá si alguna de las tres formaciones decide apartarse por disconformidad con la pregunta acordada? O ¿qué sucederá si, a pesar de sus diferencias, acuerdan una pregunta de consenso que, como es de esperar, no sea aceptada por el Parlamento de la nación que es quien, en definitiva, tiene la facultad de aceptarlo o denegarlo?.

Mucho nos tememos que, como el tiempo apremia, no tardaremos en poder comprobar en qué acaba este folletín separatista. Esperemos que la sensatez haga que nadie pierda la cabeza y nos meta en un lío. O así es, señores, como pienso al respecto.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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