Sigue exactamente igual que cuando llegó, casi sin esperarlo, a la Moncloa. Defensor de la democracia deliberativa de Petit y Barber, que consiste en debatir sin importar si se llega a algo, o lo que es lo mismo, en perder el tiempo; feminista radical, nihilista absoluto, José Luis Rodríguez Zapatero (“aprobaré el Estatuto que salga de Cataluña”), vuelve por sus fueros. Genio y figura. Quizá porque toca presentar libro y ya se sabe que el negocio editorial anda, con esto de la crisis, de capa caída. Sería bochornoso vender menos que su antaño rival José Bono, el dueño de la Hípica Almenara. Mercado manda. O sea, que todo vale.
La penúltima ocurrencia de ZP, que es como popularmente se le sigue conociendo, ha sido rechazar una reforma de la Constitución, que considera imposible acometer por culpa del PP. Por supuesto, no se estila en él eso de pedir libertad política para los españoles. Es decir, la apertura de un proceso constituyente que reconozca la mayoría de edad política a los españoles. División de poderes, ¿para qué? ¿Representación? Quita, quita. ¿Arreglo de la estructura territorial del Estado o sometimiento a referéndum de dicha cuestión entre todos los españoles? Ni hablar. Salvo para conceder caprichos a sus chicos de Cataluña, la tierra de la niña de Felipe, quien anda estos días en un vuelvo sin volver de Miami. Con el nacionalismo catalán del PSC y de los demás, todo son contemplaciones. Ahora pide reconocer la “singularidad” del territorio gobernado por Artur Mas.
ZP, quien anda estos días a tortazo limpio con esa inutilidad llamada Pedro Solbes, considera prioritario por demás proteger a los “grupos mascota” de un PSOE entregado a las bioidelogías y las pamplinas del New Age. Gran preocupación, como saben, de la mayoría de los millones de parados que este señor provocó al negar a admitir la crisis económica (“estamos en la Champions League de la economía mundial”) y adoptar las medidas de austeridad y contención del gasto público necesarias.
Pues bien, el buenista ZP, quien dejó al PSOE en el estadio en que ahora mismo se encuentra, resultó ser el más aplaudido durante la Conferencia Política que el PSOE celebró hace unas semanas en Madrid. Qué miedo.