El ego es como el queso de la trampa para cazar ratones. Verán, antes de empezar a escribir, hay algo que con urgencia tienes que saber y adquirir. Esta cosa es una armadura a modo de los antiguos caballeros de la Tabla Redonda. A ser posible de amianto para que te haga incombustible. Además de un tubo de vaselina. La coraza es para protegerte de los halagos de los editores. Y la vaselina es para que te resbalen sus lisonjas. Claro está que cada cual tiene sus armas para ganarse la vida, es lícito. Pero, no te quepa la menor duda de que siempre son mejores las críticas constructivas, que los lametones de quien te quiere levantar la “falda”. Las triquiñuelas son múltiples: está la de elogiar tus excelentísimos registros para después arrearte el sablazo, están los concursos en los que son seleccionados multitud de participantes para publicar un libro previo pago, están los certámenes en los que no has sido galardonado con ningún premio, pero que por tu incomparable calidad literaria, el editor estaría dispuesto a realizar un esfuerzo si tú pones algo de tu parte comprando, por ejemplo, 50 ejemplares de tu propio libro al módico precio de 20 euros por unidad. En fin, futuro escritor, seguro que habrá más artimañas con el denominador común del jaboncillo. Mi consejo es que no tengas prisa en publicar. Que te foguees en los concursos literarios. Y que aprendas a dejarte caer en los circulos literarios sin babosear a nadie. Espero haberte servido de ayuda. Recibe un cordial saludo.
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