Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Ver juzgar y actuar

Alejarse de la Iglesia

Más del 75% de los españoles se declara católico pero la mayoría de este porcentaje no va a misa los domingos
Francisco Rodríguez
sábado, 2 de noviembre de 2013, 15:56 h (CET)
La mayoría de los españoles se declaran católicos, más del 75 %, pero la mayoría de esa mayoría no va a misa los domingos, viven juntos sin casarse por la iglesia y creo que va en aumento el número de niños que no son bautizados.

Se entra a formar parte de la Iglesia por el bautismo. Cuando comenzó la Iglesia los apóstoles predicaban el evangelio de Jesús, muerto y resucitado, y los que creían eran bautizados. El bautismo implica la fe y los que quieren ser bautizados deben ser previamente evangelizados, catequizados, en la fe que salva.

Cuando los bautizados son niños, se bautizan en la fe de sus padres que se comprometen a educarlos cristianamente. La transmisión de la fe a los niños se espera va a realizarse a través de la familia, la parroquia y la escuela. Si en otros tiempos esto era así, hoy no está nada claro que siga siéndolo.

Si la mayor parte de las familias viven en la indiferencia religiosa, alejadas de la Iglesia y sin sentirse parte de ella, no hay realmente una educación cristiana ni una transmisión de la fe. Si la fe no se recibe en casa, tampoco es probable que se reciba en la escuela. La religión, como asignatura, es escasamente valorada tanto por los niños como por sus padres, más preocupados por aprobar las matemáticas, la física o el inglés.

Queda la catequesis parroquial. Las familias que envían a ella a sus hijos son minoría y la ven como preparación para la primera comunión, pasada la cual desaparecen de la parroquia, salvo un pequeño número que continúa preparándose para la confirmación y quizás algunos se integren en algún movimiento juvenil.

Si en otros tiempos la fe de muchos jóvenes hacía crisis cuando entraban en la universidad, ahora ya desde adolescentes viven en la indiferencia religiosa y sumidos en esta posmodernidad increyente, llena de atractivas incitaciones al hedonismo, al consumismo, al placer.

Si pertenecer a la iglesia significa para la gente tener la obligación de ir a misa, de confesar, de renunciar a los placeres de la carne o vencer el egoísmo, alejarse de ella se vive como una liberación de obligaciones, de molestas llamadas de atención a la conciencia.

Hay que reconocer que vivimos en una sociedad fuertemente descristianizada, aunque sigan en pie nuestras catedrales, nuestros templos, nuestras obras asistenciales, pero el anuncio del evangelio, la buena nueva del amor de Dios, de la salvación del pecado y del mal, parece importar poco a la gente.

Pero dentro de cada uno de nosotros, aunque pretendamos ignorarlo, hay un deseo de plenitud, de justicia, de verdad, de trascendencia. Tras la muerte inexorable ¿será igual la suerte de los asesinos y sus víctimas, de los ladrones, de los corruptos y los hambrientos, de los explotadores y los explotados…?.

¿Acaso estamos satisfechos de la sociedad que hemos hecho entre todos? Una sociedad formada de familias cada vez más frágiles, cada vez más envejecida, de un llamado estado del bienestar insostenible…

Somos pobres criaturas que nos creemos autosuficientes y así nos va. Nos hemos alejado de Alguien que nos regaló la existencia ¿qué haremos cuando nos pida cuentas?.

Noticias relacionadas

Reacciones internacionales: entre la condena y la inacción Aunque organismos como la ONU, la International Federation of Journalists (IFJ) y el Committee to Protect Journalists (CPJ) han condenado enérgicamente los ataques contra periodistas en Gaza, la respuesta de los Estados ha sido tibia.

Un abrupto desahucio que te deja en mitad de la calle con deudas y con lo puesto. O una peligrosa travesía desde los arrabales de la marginalidad al extrarradio de la pobreza. Tal vez una violación sexual en el portal de casa, o en un confesionario católico, o en el domicilio conyugal, o en el hogar de la niñez. O un despido fulminante que te manda a la precariedad vital.

En España la muerte natural de personas de todas las edades por parada cardiorrespiratoria es la dulce fuente de vida, donada y trasplantada. En Estados Unidos la muerte de personas jóvenes por sobredosis de fentanilo es el amargo origen de donantes y trasplantes.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto