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Se habla menos de la crisis que padecen dos instituciones mucho más importantes: el matrimonio y la familia

Revalorizar el matrimonio y la familia

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No hemos podido dejar de hablar de la crisis económica que padecemos desde hace quizás siete años. Abrimos la prensa cada día, oímos los variados debates televisivos o radiados, conversamos con nuestros compañeros; los temas son siempre los mismos: la crisis económica, el paro, los impuestos, los casos de corrupción.

En cambio se habla menos de la crisis que están padeciendo dos instituciones mucho más importantes para el éxito de la vida personal y de la sociedad: el matrimonio y la familia.

Según el informe del Instituto de Política Familiar en el año 2012 se produjeron 127.362 rupturas familiares, es decir se rompieron cada día 349 matrimonios. Hay que tener en cuenta que sólo se contabilizan las rupturas ante los tribunales de matrimonios contraídos legalmente y no las de las parejas de hecho, forma eufemística de llamar a los que deciden vivir juntos sin ningún vínculo legal, ya que no tienen que acudir a ningún tribunal si rompen su convivencia.

En los últimos diez años el total acumulado de separaciones y divorcios antes los tribunales alcanza la pavorosa cifra de 1.343.760 parejas, es decir más de dos millones y medio de personas han pasado por crisis y enfrentamientos que han puesto de manifiesto la fragilidad y el fracaso de sus proyectos de convivencia familiar y su repercusión en los hijos.

Muchas de estas personas, después de su fracaso, han vuelto a contraer matrimonio civil, formar pareja de hecho una o más veces y otras se han mantenido con sus hijos como familia mono-parentales, de forma temporal o definitiva.

Quienes contrajeron válidamente matrimonio canónico, aunque hayan obtenido el divorcio de un tribunal civil, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia no pueden volver a casarse, pero se casan y si se sienten cristianos se encuentran en una situación irregular y dolorosa, no pueden recibir la comunión, pero siguen siendo miembros de la Iglesia que les prestará la ayuda que pueda y los invitará a participar en todas las actividades parroquiales y evangelizadoras.

El Movimiento Familiar Cristiano que desde su ideario hace profesión de fe en el matrimonio y la familia como pilares inconmovibles de la vida humana y social, defiende los valores de amistad profunda, amor desinteresado, entrega incondicional al otro, la solidaridad vivida, la unión permanente e indisoluble de la pareja, las alegrías y penas compartidas, la comunicación de bienes y la preocupación por los demás, ha decidido para el curso que ahora comienza, ofrecer a sus militantes y cualquier persona interesada, un pequeño librito titulado “Familias en situaciones difíciles: un abrazo desde la Iglesia”, escrito por el matrimonio Robert Kimball y Mª Carmen Zurbano, presidentes europeos de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos y editado por la Editorial CCS.

Hay que constatar que las generaciones jóvenes no han tenido una eficaz iniciación cristiana, capaz de triunfar sobre un ambiente laicista, relativista y hedonista, que ha desvalorizado el matrimonio, la transmisión de la vida y la familia, por lo que se hace necesaria una nueva evangelización a la que nos invita este año de la fe.

Aprovecho este artículo para desear éxito al matrimonio formado por los granadinos José Pajares y Encarnita Villén, nombrados hace unos días Presidentes Nacionales del Movimiento Familiar Cristiano.

Revalorizar el matrimonio y la familia

Se habla menos de la crisis que padecen dos instituciones mucho más importantes: el matrimonio y la familia
Francisco Rodríguez
jueves, 26 de septiembre de 2013, 07:27 h (CET)
No hemos podido dejar de hablar de la crisis económica que padecemos desde hace quizás siete años. Abrimos la prensa cada día, oímos los variados debates televisivos o radiados, conversamos con nuestros compañeros; los temas son siempre los mismos: la crisis económica, el paro, los impuestos, los casos de corrupción.

En cambio se habla menos de la crisis que están padeciendo dos instituciones mucho más importantes para el éxito de la vida personal y de la sociedad: el matrimonio y la familia.

Según el informe del Instituto de Política Familiar en el año 2012 se produjeron 127.362 rupturas familiares, es decir se rompieron cada día 349 matrimonios. Hay que tener en cuenta que sólo se contabilizan las rupturas ante los tribunales de matrimonios contraídos legalmente y no las de las parejas de hecho, forma eufemística de llamar a los que deciden vivir juntos sin ningún vínculo legal, ya que no tienen que acudir a ningún tribunal si rompen su convivencia.

En los últimos diez años el total acumulado de separaciones y divorcios antes los tribunales alcanza la pavorosa cifra de 1.343.760 parejas, es decir más de dos millones y medio de personas han pasado por crisis y enfrentamientos que han puesto de manifiesto la fragilidad y el fracaso de sus proyectos de convivencia familiar y su repercusión en los hijos.

Muchas de estas personas, después de su fracaso, han vuelto a contraer matrimonio civil, formar pareja de hecho una o más veces y otras se han mantenido con sus hijos como familia mono-parentales, de forma temporal o definitiva.

Quienes contrajeron válidamente matrimonio canónico, aunque hayan obtenido el divorcio de un tribunal civil, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia no pueden volver a casarse, pero se casan y si se sienten cristianos se encuentran en una situación irregular y dolorosa, no pueden recibir la comunión, pero siguen siendo miembros de la Iglesia que les prestará la ayuda que pueda y los invitará a participar en todas las actividades parroquiales y evangelizadoras.

El Movimiento Familiar Cristiano que desde su ideario hace profesión de fe en el matrimonio y la familia como pilares inconmovibles de la vida humana y social, defiende los valores de amistad profunda, amor desinteresado, entrega incondicional al otro, la solidaridad vivida, la unión permanente e indisoluble de la pareja, las alegrías y penas compartidas, la comunicación de bienes y la preocupación por los demás, ha decidido para el curso que ahora comienza, ofrecer a sus militantes y cualquier persona interesada, un pequeño librito titulado “Familias en situaciones difíciles: un abrazo desde la Iglesia”, escrito por el matrimonio Robert Kimball y Mª Carmen Zurbano, presidentes europeos de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos y editado por la Editorial CCS.

Hay que constatar que las generaciones jóvenes no han tenido una eficaz iniciación cristiana, capaz de triunfar sobre un ambiente laicista, relativista y hedonista, que ha desvalorizado el matrimonio, la transmisión de la vida y la familia, por lo que se hace necesaria una nueva evangelización a la que nos invita este año de la fe.

Aprovecho este artículo para desear éxito al matrimonio formado por los granadinos José Pajares y Encarnita Villén, nombrados hace unos días Presidentes Nacionales del Movimiento Familiar Cristiano.

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