Mi profesora de Literatura en mi primer colegio…
Tuve una profesora de Literatura en el colegio que era muy exigente, yo siempre admiré a los grandes escritores, leí mucho de pequeña, pero no era mi mejor materia.
Así fue durante la primaria y una parte del bachillerato, no me veía en medio de tantas letras como me ando ahora, pero tampoco sé cuanto me durará, yo no siempre soy la misma, ahora igual escribo, y luego abandono esta pequeña , vocación y me paso unos mesesitos leyendo o andando en la bicicleta por El Burgo.
La profesora Lolita Ríos, así digamos que se llamaba mi profesora de Literatura, era española, en concreto de Orense, estaba viuda y siempre venía maquillada a darnos clase. Nos leía poesías bien compuestas, no como muchas de estas que se escriben ahora, pero es que hoy día se lleva la poesía libre o como se llame y yo me apunto a ella, pues para mí mover mi pluma es como hacer yoga, lo quiero hacer para relajarme y según me lo permita el cuerpo, en ocasiones me siento orgullosa de mi obra y en otras pienso: vaya por Dios, estoy pintando bien la mona. La profesora vive todavía, espero que no lea esto pues se acordará de mí, claro que sí, se acordará, pues siempre me hacía las preguntas más difíciles y leía poesía a mi lado.
Bueno, si sabe que escribo aquí ya estaría corrigiéndome las faltas de ortografía y tantas otras cosas porque para ella nunca llegaba a ser perfecta en su materia, ni medio perfecta. Estaría diciéndome como tenía que hacerlo, como hacer las rimas, como utilizar las metáforas.
Me parece bien eso para aprobar Literatura, pero yo soy libre en todo menos en el trabajo, que tengo un jefe que me manda, al que sé que debo obedecer porque así es nuestra sociedad, jerárquica. “Ser libre” es dar lo mejor de ti sin permitir que te saquen los momentos de felicidad que puede ofrecerte la vida fuera de tus obligaciones.
Ella ha logrado que la recuerde como la bruja del colegio, la profe exigente con Literatura, que debía ser una materia bonita y de relax.
Ahora ya es mayor y le estarán sonando los oídos, pero es lo mismo, soy sincera. Bueno fue mi peor materia, por eso tal vez me lancé a leer y a escribir desde muy pequeña, para saber sí yo también podía hacerlo como los grandes. Poder sí que puedo hacerlo, pero como los pequeños, pero puedo de la forma que sea.
Que sepa, que tengo sobre diez libros escritos. Son regulares, pero no los cedo en vida, pues les aprecio. Los otros profesores de Literatura que tuve me pusieron muy buenas notas, quizás porque me acostumbré a leer y a escribir o talvez porque mi querida primera profesora me pedía demasiado.
Escribo un 80% por vocación o como mecanismo antistress, y un 20% por venganza, puede ser, ahora sí, no le deseo mal a nadie. Ya cada uno recibirá lo que le toque cuando le llegue la hora, el minuto o los breves segundos, espero que no reciba yo, “el llorar demasiado” por mis atrevimientos, porque sabiendo que no dispongo de un gran talento escribo folio tras folio sin sentir vergüenza, teniendo conocimiento de que soy bastante torpe y una inexperta señorita que escribe para no aburrirse. Pero no pretendo ser famosa, no me interesa, porque: “estoy en mi hoy y el mañana será otro totalmente diferente, porque sólo deseo pasar bien algunos momentos que en un futuro llenaré de una forma diferente”.
Y no bailes sobre la mesa, que está que se rompe. No bailes ni te tambalees tampoco, porque después tendremos que comprar otra.
Dedicado a la maravillosa gata carey, Tomasa de Oleiros. Te amo y te pido…Y a Maryling, gata blanca y algo gris.
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