Es lamentable que más de cuarenta años después de aquella transición que asombró al mundo, todavía se quieran reverdecer las heridas de un período nefasto de nuestra historia reciente. La Transición no fue un gesto de olvido, todo lo contrario, fue un ejercicio de memoria en el que todos reconocieron el mal de que fueron protagonistas, y la necesidad de perdonar y ser perdonados, para construir juntos el futuro.
Resulta frustrante que algunos políticos españoles, como Sánchez, no hayan aprendido esta lección. Nuestra democracia ha sido fuerte porque ha sabido integrar, a través de un debate constructivo los valores positivos de la izquierda y la derecha para afrontar los grandes pactos de Estado que necesitaba España para progresar sin sectarismos. Y eso es lo que ahora estamos en riesgo de perder.
|