Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Políticamente incorrecta
Si algo ha caracterizado durante décadas a las alucinadas alimañas etarras, es su cobardía

Silvia

|

"Si algo ha caracterizado durante décadas a las alucinadas alimañas etarras, como hoy caracteriza a quienes defienden su presencia en las instituciones, es su cobardía".

4 de agosto de 2002. Silvia acaba de regresar de la piscina, donde ha jugado con sus amiguitos. Es una niña feliz. Muy feliz. En el ecuador de las vacaciones de verano, la pequeña no piensa en septiembre y en la vuelta al cole. Es lo que tiene su corta edad. Seis añitos. Poco después de lo que sería su último baño, la banda terrorista ETA la asesinaba en su casa, mientras bailaba junto a su primo en su habitación infantil. Eso es el terrorismo que exige imponer la “Euskalherria socialista”. Siempre lo fue.

Hoy dicen algunos políticos, periodistas, tertulianos y ciudadanos, miembros de una sociedad moralmente enferma, que debemos de integrar entre nosotros a quienes jaleaban asesinatos como el de Silvia, a quien consideran, en el mejor de los casos, un daño colateral; que su democracia –palabra vacía de contenido, como ya denunciara en su día Ortega y Gasset, y que se invoca para perpetrar acciones antidemocráticas- consiste en sentar a los asesinos en las instituciones, en ceder ante las reivindicaciones políticas de los criminales. Que Silvia, como tantos otros, murió en vano.

Si algo ha caracterizado durante décadas a las alucinadas alimañas etarras, como hoy caracteriza a quienes defienden su presencia en las instituciones, es su cobardía. Cuando los detenían, porque hubo un tiempo –los gobiernos de José María Aznar después del fracaso de las conversaciones organizadas por el PNV entre gobierno y ETA- en que a los asesinos se los perseguía con la fuerza de la democracia y se los encarcelaba, se hacían sus necesidades encima.

Dicen los que creen que hay que dar voz a los asesinos de Silvia, casi exigiendo que les demos las gracias, que debido a la rendición, a su rendición, ya no hay muertos. Para qué. Si ahora tienen lo que piden sin necesidad de matar y, sobre todo, de arriesgarse. En eso consistió lo que Rodríguez Zapatero, el plan del PSOE era integrar a ETA en el consenso socialdemócrata y expulsar del mismo al Partido Popular que se deshacía en súplicas por poder formar parte del mismo, llamó “proceso de paz”. Un proceso que sigue en marcha. La hoja de ruta etarra se va cumpliendo milimétricamente.

Mientras, unos padres, lloran un año más la muerte injusta, salvaje y cruel de su pequeña. Casi 1.000 familias de otras víctimas, así como miles de españoles de bien lloramos con ellos.

Silvia, siempre en nuestra memoria. Memoria, Dignidad y Justicia.

Silvia

Si algo ha caracterizado durante décadas a las alucinadas alimañas etarras, es su cobardía
Almudena Negro
lunes, 5 de agosto de 2013, 07:32 h (CET)
"Si algo ha caracterizado durante décadas a las alucinadas alimañas etarras, como hoy caracteriza a quienes defienden su presencia en las instituciones, es su cobardía".

4 de agosto de 2002. Silvia acaba de regresar de la piscina, donde ha jugado con sus amiguitos. Es una niña feliz. Muy feliz. En el ecuador de las vacaciones de verano, la pequeña no piensa en septiembre y en la vuelta al cole. Es lo que tiene su corta edad. Seis añitos. Poco después de lo que sería su último baño, la banda terrorista ETA la asesinaba en su casa, mientras bailaba junto a su primo en su habitación infantil. Eso es el terrorismo que exige imponer la “Euskalherria socialista”. Siempre lo fue.

Hoy dicen algunos políticos, periodistas, tertulianos y ciudadanos, miembros de una sociedad moralmente enferma, que debemos de integrar entre nosotros a quienes jaleaban asesinatos como el de Silvia, a quien consideran, en el mejor de los casos, un daño colateral; que su democracia –palabra vacía de contenido, como ya denunciara en su día Ortega y Gasset, y que se invoca para perpetrar acciones antidemocráticas- consiste en sentar a los asesinos en las instituciones, en ceder ante las reivindicaciones políticas de los criminales. Que Silvia, como tantos otros, murió en vano.

Si algo ha caracterizado durante décadas a las alucinadas alimañas etarras, como hoy caracteriza a quienes defienden su presencia en las instituciones, es su cobardía. Cuando los detenían, porque hubo un tiempo –los gobiernos de José María Aznar después del fracaso de las conversaciones organizadas por el PNV entre gobierno y ETA- en que a los asesinos se los perseguía con la fuerza de la democracia y se los encarcelaba, se hacían sus necesidades encima.

Dicen los que creen que hay que dar voz a los asesinos de Silvia, casi exigiendo que les demos las gracias, que debido a la rendición, a su rendición, ya no hay muertos. Para qué. Si ahora tienen lo que piden sin necesidad de matar y, sobre todo, de arriesgarse. En eso consistió lo que Rodríguez Zapatero, el plan del PSOE era integrar a ETA en el consenso socialdemócrata y expulsar del mismo al Partido Popular que se deshacía en súplicas por poder formar parte del mismo, llamó “proceso de paz”. Un proceso que sigue en marcha. La hoja de ruta etarra se va cumpliendo milimétricamente.

Mientras, unos padres, lloran un año más la muerte injusta, salvaje y cruel de su pequeña. Casi 1.000 familias de otras víctimas, así como miles de españoles de bien lloramos con ellos.

Silvia, siempre en nuestra memoria. Memoria, Dignidad y Justicia.

Noticias relacionadas

A quienes estamos convencidos de la iniquidad intrínseca de Sánchez, no nos va a confundir la supuesta “carta de amor” de este cateto personaje a su Begoña amada, redactada de su “puño y letra” (con sus tradicionales errores y faltas gramaticales) y exceso de egolatría.

Recuerdo con nostalgia la época en la que uno terminaba sus estudios universitarios y metía de lleno la cabeza en el mundo laboral. Ya no había marchas atrás. Se terminaron para siempre esos años de universitario, nunca más ya repetibles. Las conversaciones sobre cultura, sobre política, sobre música. Los exámenes, los espacios de relajamiento en la pradera de césped recién cortado que rodeaba la Facultad, los vinos en Argüelles, las copas en Malasaña...

Tras su inicial construcción provisional, el Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, reforzado en su interior por cables de acero para así acrecentar su firmeza. Se organizó, asimismo, la denominada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto