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La cuota

José Carlos Navarro (Mérida)
Redacción
martes, 15 de agosto de 2006, 23:47 h (CET)
Los gallegos saben bien eso de las cuotas lácteas que les marcan desde Europa. También saben que el número de incendios todos los años es similar, pero que en los dos últimos años las hectáreas quemadas duplican la media de los últimos diez años. La hormiga se diferencia de la cigarra en la previsión, por lo que la cuota animal previsora es la misma a diferencia de la humana, que depende de la previsión de los Gobiernos.

Uno de ellos con poca, por no querer pagar al ejercito que detectaba incendios, y los apagaba antes de que se extendieran. Otra cuota es la femenina de los Gobiernos, del que forma parte la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. O del ambiente hostil podríamos llamarlo si fuera por sus ataques a murcianos y valencianos por el agua, como a gallegos por los incendios. Narbona acusó a despechados por no ser contratados en antiincendios, de ser los causantes del desastre incendiario. Después acusó al pueblo de Galicia de su escasa cultura, que como un alcalde gallego denuncia, es lo mismo que decir que todos los vascos son terroristas. Por eso las cuotas son importantes sólo como análisis estadístico. Las cuotas de sexo no implican ni efectividad, ni buena gestión, de lo que este ejemplo da buena nota de ello. Lo de la acusación a murcianos de utilización de las aguas residuales para el cultivo, fue una de ellas. Anécdota supuso, cuando instó a conservar el medio ambiente, a que cada ciudadano plantara un árbol. Tal vez con esa cuota bien pudiera replantarse la Galicia incendiada, si en aquel entonces tan sesudo análisis lo hubiera aplicado a los gallegos que ahora insulta. Otro tipo de cuota es la que se paga por los seguros de vivienda o de vida, pensiones y previsiones varias, para contrarrestar los males por venir. Es esta la cuota que no se pagó al prescindir del contrato con el ejercito, y su control satélite de los incendios -cuyo máximo montante, unos 90.000 euros, lo pagaba Defensa-. Esa es la verdad de la Galicia quemada, cuyo coste posterior lo pagarán sin cuotas, todos los gallegos.

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