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La ignorancia consentida del PP

Los dinosaurios ya hablaban valenciano

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Cuando bajo el mandato de Eduardo Zaplana y en virtud de un pacto entre José María Aznar y Jordi Pujol el parlamento valenciano aprobó por unanimidad la creación de la Academia Valenciana de la Lengua muchos pensaron que, finalmente, se enterraba el hacha de guerra de los símbolos por parte de la derecha valenciana y comenzaba una nueva era en la que las señas de identidad del País Valencià y sus ciudadanos dejarían de ser agredidas un día si y otro también por la ignorancia que a todas horas venían demostrando los políticos populares de la Comunitat, ignorancia cultivada por estos mismos políticos para poder seguir muñendo los votos de los valencianos elección tras elección.

Pero aquella pipa de la paz que fumaron todos los representantes del pueblo valenciano en sede parlamentaria continuaba, al menos por una de las partes, teniendo entre las volutas de humo el agrio aroma de la traición. La verdad es que el odio contra todo lo que huela al idioma, su nombre y la bandera siempre ha estado latente en la mayoría de los políticos del PP. Algunos, una minoría, creen desesperadamente en las tesis secesionistas con respecto al idioma común que compartimos valencianos, catalanes, baleares, una parte de Aragón(la Franja) y la isla italiana de l’Alguer, su intelecto no les da para más y a estas alturas y contra viento y marea siguen negando la unidad de la lengua, son los diputados provenientes de la desaparecida Unión Valenciana cuyo plato de lentejas para venderse al Partido Popular fue un escaño en las Cortes, un sillón en la Academia Valenciana de la Lengua o cualquier otra prebenda.

Pero hay otros a los que se les ve el plumero cuando hablan de este tema. Son todos aquellos que saben perfectamente que defendiendo la tesis del secesionismo lingüístico han estado ganando votos elección tras elección durante muchos años. No les importa pasar por mostrencos aliados del analfabetismo más cerril que pueda encontrarse, les es igual estar enfrentados a todos los dictámenes de las más prestigiosas Universidades del mundo, se pasan por el arco del triunfo las sentencias judiciales, un buen montón, en las que los jueces equiparan, de acuerdo con avaladas certezas científicas, el valenciano y el catalán, y a buen seguro que no dudarán, si ello les supone más votos, en proclamar a los cuatro vientos que Noé era un pescador de la Albufera y que su Arca se posó en la entonces isla del Palmar.

Los que afirman que el valenciano no es una variedad del catalán nunca se fueron, estaban agazapados esperando el momento oportuno para salir de sus madrigueras quitándose la careta y mostrando su verdadero rostro, el de la desfachatez, la ignorancia y el desprecio al conocimiento. Siempre estuvieron ahí y ni tan siquiera las concesiones que la socialdemocracia les otorgó durante la transición les acallaron de manera definitiva. Saben que, hasta ahora, ampararse en la burrera les daba réditos electorales, al fin y al cabo tenían a su favor un elemento propagandístico como la televisión autonómica donde poco a poco la lengua de los valencianos fue arrinconada hasta su casi total desaparición y dónde nunca se dejó por parte de los gobernantes que aparecieran voces discordantes del discurso oficial.

Ahora, cuando las cloacas del Partido Popular, tanto en Madrid como en el País Valencià, atufan desesperadamente el olfato de una ciudadanía que ya comienza a estar harta de tanta mentira, tanto recorte y tanto mangante disfrazado de político han vuelto a echar mano del fantasma del anti catalanismo para intentar parar la sangría de votantes que les auguran las encuestas. Y hemos vuelto a vivir en la mitad de la década de los años 70 del siglo pasado cuando desde Las Provincias su director José Ombuena y su subdirectora y posteriormente directora María Consuelo Reina, asesorados por el desaparecido profesor Manuel Broseta que remaba a favor de UCD, se dedicaron a apoyar en cuerpo y alma desde el periódico las tesis de la derecha más cerril que ha existido en tierras valencianas. En aquellos tiempos para diferenciar valenciano y catalán las mentes preclaras de la derechona valenciana se inventaron que la lengua de los valencianos provenía de los mozárabes y que nunca la trajo a estas tierras Jaime I cuando las conquistó, incluso se llegaron a inventar un catedrático alemán, inexistente, para dar más veracidad a sus afirmaciones. Sesudos miembros de la Real Academia Española firmaron un manifiesto en el que afirmaban la unidad de valenciano y catalán.

Esta vez la enorme burrera del PP ha ido más lejos y han presentando en el parlamento valenciano una proposición de ley para que la Real Academia Española varíe en su diccionario la entrada en la que se dice que el valenciano es una variante del catalán. Para defender ante los académicos su tesis estos doctorados en ignorancia supina no han tenido mejor idea que retrotraer la aparición del valenciano al siglo VI antes de Cristo haciendo con ello que los iberos ya hablaran tal y como se habla ahora en Valencia. No han tenido vergüenza alguna en dejar de lado el latín, para estos doctos expertos en lingüística no existen las opiniones de los verdaderos expertos en el tema, les da igual ya que el lema del PP es “todo vale, hasta la mentira, para seguir mandando”.

Ellos, los defensores del valenciano, como se auto titulan, no usan para nada la lengua a la que tanto dicen querer y a la que con tanto ahínco y tozudez defienden. Los Presidents de la Generalitat enrolados en las filas del PP nunca utilizaron ni públicamente ni creo que tampoco en la intimidad esa lengua por la que tanto luchan contra el dragón catalán. Ni Zaplana, ni el efímero, y tal vez próximo vecino de la cárcel de Picassent, Olivas, ni Camps han dicho una frase entera en valenciano, como tampoco lo han hecho la imputada alcaldesa de Alacant o Rita Barberá alcaldesa del Cap i Casal, bueno ésta si, cada año por fallas dice aquello de “senyor pirotecnic pot començar la mascletà” i saca pecho desde el balcón municipal cantando ese himno con aires zarzueleros que “ofrena noves glories a Espanya”, que es lo que les gusta a toda la tribu de la muchachada de la gaviota carroñera, que el día menos pensado se van a levantar entonando los gritos de rigor “España, una, España, grande, España, libre”.

Piensan que mientras tengan al personal entretenido discutiendo si son galgos o podencos, (valenciano o catalán) la ciudadanía no les va a pedir cuentas por el despilfarro que han hecho y que ha llevado a los valencianos a una profunda crisis económica mientras sus dirigentes se dedicaban a favorecer a sus “amiguitos del alma” a cambio de regalos o a aumentar sus ya suculentas cuentas corrientes con los dineros destinados a los más necesitados de Nicaragua y Haití. Espero que la ciudadanía medite a dónde les ha llevado esta cuadrilla de asaltantes de caminos y sepa donde dirigir su voto en los próximos comicios. Tal vez ha llegado la hora de que Valencia despierte y la tropa de la gaviota tenga que anidar lejos de las costas valencianas.

Los dinosaurios ya hablaban valenciano

La ignorancia consentida del PP
Rafa Esteve-Casanova
martes, 25 de junio de 2013, 06:58 h (CET)
Cuando bajo el mandato de Eduardo Zaplana y en virtud de un pacto entre José María Aznar y Jordi Pujol el parlamento valenciano aprobó por unanimidad la creación de la Academia Valenciana de la Lengua muchos pensaron que, finalmente, se enterraba el hacha de guerra de los símbolos por parte de la derecha valenciana y comenzaba una nueva era en la que las señas de identidad del País Valencià y sus ciudadanos dejarían de ser agredidas un día si y otro también por la ignorancia que a todas horas venían demostrando los políticos populares de la Comunitat, ignorancia cultivada por estos mismos políticos para poder seguir muñendo los votos de los valencianos elección tras elección.

Pero aquella pipa de la paz que fumaron todos los representantes del pueblo valenciano en sede parlamentaria continuaba, al menos por una de las partes, teniendo entre las volutas de humo el agrio aroma de la traición. La verdad es que el odio contra todo lo que huela al idioma, su nombre y la bandera siempre ha estado latente en la mayoría de los políticos del PP. Algunos, una minoría, creen desesperadamente en las tesis secesionistas con respecto al idioma común que compartimos valencianos, catalanes, baleares, una parte de Aragón(la Franja) y la isla italiana de l’Alguer, su intelecto no les da para más y a estas alturas y contra viento y marea siguen negando la unidad de la lengua, son los diputados provenientes de la desaparecida Unión Valenciana cuyo plato de lentejas para venderse al Partido Popular fue un escaño en las Cortes, un sillón en la Academia Valenciana de la Lengua o cualquier otra prebenda.

Pero hay otros a los que se les ve el plumero cuando hablan de este tema. Son todos aquellos que saben perfectamente que defendiendo la tesis del secesionismo lingüístico han estado ganando votos elección tras elección durante muchos años. No les importa pasar por mostrencos aliados del analfabetismo más cerril que pueda encontrarse, les es igual estar enfrentados a todos los dictámenes de las más prestigiosas Universidades del mundo, se pasan por el arco del triunfo las sentencias judiciales, un buen montón, en las que los jueces equiparan, de acuerdo con avaladas certezas científicas, el valenciano y el catalán, y a buen seguro que no dudarán, si ello les supone más votos, en proclamar a los cuatro vientos que Noé era un pescador de la Albufera y que su Arca se posó en la entonces isla del Palmar.

Los que afirman que el valenciano no es una variedad del catalán nunca se fueron, estaban agazapados esperando el momento oportuno para salir de sus madrigueras quitándose la careta y mostrando su verdadero rostro, el de la desfachatez, la ignorancia y el desprecio al conocimiento. Siempre estuvieron ahí y ni tan siquiera las concesiones que la socialdemocracia les otorgó durante la transición les acallaron de manera definitiva. Saben que, hasta ahora, ampararse en la burrera les daba réditos electorales, al fin y al cabo tenían a su favor un elemento propagandístico como la televisión autonómica donde poco a poco la lengua de los valencianos fue arrinconada hasta su casi total desaparición y dónde nunca se dejó por parte de los gobernantes que aparecieran voces discordantes del discurso oficial.

Ahora, cuando las cloacas del Partido Popular, tanto en Madrid como en el País Valencià, atufan desesperadamente el olfato de una ciudadanía que ya comienza a estar harta de tanta mentira, tanto recorte y tanto mangante disfrazado de político han vuelto a echar mano del fantasma del anti catalanismo para intentar parar la sangría de votantes que les auguran las encuestas. Y hemos vuelto a vivir en la mitad de la década de los años 70 del siglo pasado cuando desde Las Provincias su director José Ombuena y su subdirectora y posteriormente directora María Consuelo Reina, asesorados por el desaparecido profesor Manuel Broseta que remaba a favor de UCD, se dedicaron a apoyar en cuerpo y alma desde el periódico las tesis de la derecha más cerril que ha existido en tierras valencianas. En aquellos tiempos para diferenciar valenciano y catalán las mentes preclaras de la derechona valenciana se inventaron que la lengua de los valencianos provenía de los mozárabes y que nunca la trajo a estas tierras Jaime I cuando las conquistó, incluso se llegaron a inventar un catedrático alemán, inexistente, para dar más veracidad a sus afirmaciones. Sesudos miembros de la Real Academia Española firmaron un manifiesto en el que afirmaban la unidad de valenciano y catalán.

Esta vez la enorme burrera del PP ha ido más lejos y han presentando en el parlamento valenciano una proposición de ley para que la Real Academia Española varíe en su diccionario la entrada en la que se dice que el valenciano es una variante del catalán. Para defender ante los académicos su tesis estos doctorados en ignorancia supina no han tenido mejor idea que retrotraer la aparición del valenciano al siglo VI antes de Cristo haciendo con ello que los iberos ya hablaran tal y como se habla ahora en Valencia. No han tenido vergüenza alguna en dejar de lado el latín, para estos doctos expertos en lingüística no existen las opiniones de los verdaderos expertos en el tema, les da igual ya que el lema del PP es “todo vale, hasta la mentira, para seguir mandando”.

Ellos, los defensores del valenciano, como se auto titulan, no usan para nada la lengua a la que tanto dicen querer y a la que con tanto ahínco y tozudez defienden. Los Presidents de la Generalitat enrolados en las filas del PP nunca utilizaron ni públicamente ni creo que tampoco en la intimidad esa lengua por la que tanto luchan contra el dragón catalán. Ni Zaplana, ni el efímero, y tal vez próximo vecino de la cárcel de Picassent, Olivas, ni Camps han dicho una frase entera en valenciano, como tampoco lo han hecho la imputada alcaldesa de Alacant o Rita Barberá alcaldesa del Cap i Casal, bueno ésta si, cada año por fallas dice aquello de “senyor pirotecnic pot començar la mascletà” i saca pecho desde el balcón municipal cantando ese himno con aires zarzueleros que “ofrena noves glories a Espanya”, que es lo que les gusta a toda la tribu de la muchachada de la gaviota carroñera, que el día menos pensado se van a levantar entonando los gritos de rigor “España, una, España, grande, España, libre”.

Piensan que mientras tengan al personal entretenido discutiendo si son galgos o podencos, (valenciano o catalán) la ciudadanía no les va a pedir cuentas por el despilfarro que han hecho y que ha llevado a los valencianos a una profunda crisis económica mientras sus dirigentes se dedicaban a favorecer a sus “amiguitos del alma” a cambio de regalos o a aumentar sus ya suculentas cuentas corrientes con los dineros destinados a los más necesitados de Nicaragua y Haití. Espero que la ciudadanía medite a dónde les ha llevado esta cuadrilla de asaltantes de caminos y sepa donde dirigir su voto en los próximos comicios. Tal vez ha llegado la hora de que Valencia despierte y la tropa de la gaviota tenga que anidar lejos de las costas valencianas.

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