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Los hombres con ausencia de espermatozoides son más propensos a padecer cáncer

Estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford
Redacción
domingo, 23 de junio de 2013, 09:00 h (CET)
Los hombres que son diagnosticados de azoospermia, es decir, que son infértiles debido a la ausencia de espermatozoides en la eyaculación, son más propensos a desarrollar cáncer que la población general, según concluye un estudio dirigido por la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. En concreto, el diagnóstico de azoospermia antes de los 30 años conlleva un riesgo de cáncer de ocho veces más, según la investigación.

"El riesgo de un hombre con azoospermia de desarrollar cáncer es similar al de un hombre diez años mayor", señaló Michael Eisenberg, profesor asistente de Urología de la Facultad de Medicina y director de Medicina Reproductiva Masculina y Cirugía en el Hospital de Stanford, además de autor principal del estudio, que se publica este jueves en la edición digital de 'Fertility and Sterility'.

Los diagnósticos de infertilidad masculina y azoospermia son sorprendentemente comunes en Estados Unidos. Cerca de 4 millones de hombres, el 15 por ciento de edades de 15 a 45 años, son infértiles; de los cuales unos 600.000, alrededor del 1 por ciento de las personas en edad reproductiva, padecen azoospermia.

"Hay evidencia de que la infertilidad puede ser un barómetro de la salud general de los hombres, destacó Eisenberg, y algunos estudios han encontrado una asociación de la infertilidad masculina con el cáncer testicular". Según este experto, el nuevo estudio no sólo asigna la mayor parte del aumento de riesgo de cáncer de los hombres infértiles a las personas con azoospermia, sino que también sugiere que este riesgo se extiende más allá del cáncer testicular.

Eisenberg realizó la mayor parte del análisis para el estudio de la Universidad de Stanford a partir de datos recogidos en el Registro de Cáncer de Texas y el 'Baylor College of Medicine' en Houston, donde completó sus estudios de medicina.

La población del estudio, en el que también participaron Larry Lipshultz y Dolores Cordero, profesora de Urología de Baylor, fue 2.238 hombres infértiles que fueron atendidos en una clínica de andrología Baylor en 1989-2009. La edad media fue de 35,7 cuando fueron evaluados por primera vez por la causa de su infertilidad y 451 tuvieron azoospermia y 1.787 no.

La azoospermia puede surgir por dos razones: la obstructiva, que es causada por un bloqueo que impide que el abundante esperma producido en los testículos llegue a la eyaculación, y la no obstructiva, cuando los testículos no producen suficiente esperma para su expulsión en la eyaculación, muy probablemente por alteraciones genéticas.

Una cuarta parte de los hombres con esta condición en el estudio sufría la variedad no obstructiva, además de que una cuarta parte de todos los genes en el genoma humano juegan un papel en la reproducción, indicó Eisenberg, así que hay un montón de maneras para que la capacidad de engendrar hijos vaya por mal camino.

Después de someterse a un análisis de semen, los hombres fueron seguidos durante una media de 6,7 años para ver cuál de ellos se incluyó en el Registro de Cáncer de Texas. Sus tasas de incidencia de cáncer diagnosticados fueron comparadas con las estadísticas del cáncer con diagnósticos ajustados a la edad de los hombres de Texas en general.

En total, 29 de los 2.238 hombres infértiles desarrolló cáncer en un periodo promedio de 5,8 años a partir de su análisis de semen a su diagnóstico de cáncer. Esto contrasta con una previsión de 16,7 casos, sobre una base ajustada por edad, para la población masculina de Texas en general. Esto significaba que los hombres infértiles registraron 1,7 veces más de probabilidades de desarrollar cáncer que los de la población general, lo que se considera un riesgo moderadamente aumentado.

Pero comparar el riesgo de cáncer de los hombres infértiles azoospérmicos y no azoospérmicos reveló una disparidad importante: los hombres con azoospermia tenían un riesgo sustancialmente elevado, de casi tres veces más de probabilidades de ser diagnosticado de cáncer que los hombres en la población general. Los hombres infértiles que no sufrían azoospermia, en cambio, mostraron un aumento estadísticamente significativo del riesgo de cáncer de sólo 1,4 veces mayor que la de los hombres en la población general.

Al excluir a los hombres cuyo diagnóstico de cáncer se produjo a los de dos o tres años de su evaluación de infertilidad, los científicos fueron capaces de descartar la posibilidad de que la azoospermia causada por un cáncer no diagnosticado había afectado a las estadísticas.

Aunque que el estudio no fue lo suficientemente grande para delinear qué tipos específicos de cáncer elevaron las tasas de incidencia de los hombres azoospérmicos, los diagnósticos que recibieron cubrieron una amplia gama de tipos de cáncer: tumores de cerebro, próstata y estómago, así como melanoma, linfoma, cáncer testicular y cáncer del intestino delgado.

Los hallazgos sugieren que los defectos genéticos que dan lugar a azoospermia también puede aumentar ampliamente la vulnerabilidad de un hombre al cáncer, resumió Eisenberg, quien apoya la idea de que la vulnerabilidad a la azoospermia y el cáncer puede compartir causas genéticas comunes.

Lo más sorprendente de todo, según el autor principal, era el riesgo de cáncer entre los hombres con azoospermia a los que se les había detectado la condición antes de los 30 años: tenían más de ocho veces más de probabilidades de desarrollar posteriormente cáncer que los hombres de la población general de Texas de la misma edad. En contraste, no hubo ninguna relación entre la edad de análisis del semen y el riesgo de cáncer para los hombres sin azoospermia.

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