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La complicidad con el chancho del chiquero propio sigue vigente en la política paraguaya, y vigorizada con el retorno de los brujos

Oviedo Matto tras el blindaje de la Hermandad de los Corruptos Impunes

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Se ha repetido muchas veces que el poder corrompe, y que el poder absoluto corrompe absolutamente, algo que es perceptible en el mundillo político paraguayo, cumbre luminosa habitada por semidioses que se consideran con la impunidad y libertad de hacerlo todo, inclusive llevar a su propio país al abismo.

En ese contexto, se ha desatado en este ambiente un coro geriátrico de voces trasnochadas, que vociferan anunciando el infierno para todos como resultado del inevitable regreso del Paraguay al MERCOSUR. Como síntoma de debilitamiento de su anacrónico discurso, nostálgicos exponentes de la Tercera Edad, responsables del Jurásico que asoló al Paraguay durante décadas de dictadura y corrupción, agudizan la dureza de sus gestos y palabras, evidenciando una falta de conducta que los margina para participar de cualquier proceso democrático civilizado en estos tiempos que corren.

Lo más probable es que se estén auto-marginando para participar de un futuro gobierno, indisponiendo a las potencias de la región.

Al más puro estilo de ADECO, COPEI, y como en los buenos tiempos de las burguesías fraudulentas y corruptas -que en la última década fueron barridas de Latinoamérica como hojas de un árbol seco-, la Partidocracia corrupta del Paraguay pretende dotar de un "blindaje" parlamentario al Senador Jorge Oviedo Matto, vinculado a los más escandalosos hechos de corrupción en la historia reciente del Paraguay.

Según trascendidos, los Congresistas estarían acordando elevar a Oviedo Matto a nada menos que al Pedestal de Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, con el apoyo de sus colegas, cómplices y encubridores.

A mediados del año pasado, el líder bolivariano Hugo Chávez había mencionado que el "Senador Oviedo" había solicitado una coima de doce millones de dólares para que el Congreso de Paraguay apruebe el pospuesto ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Chávez se había negado porque al Paraguay le convenía ese ingreso, y no había motivo de pagarlo. Finalmente, con el derrocamiento del gobierno paraguayo acaecido el año pasado, el ingreso se consumó aplicando una cláusula democrática que el MERCOSUR había adoptado a pedido de Paraguay.

Luego se supo que la integración regional estaba estancada a raíz del chantaje de estos congresistas, que pensaban hacer fortuna por varias generaciones con los petrodólares bolivarianos. Según informes de conocidos periodistas de investigación del Brasil, la información al respecto es manejada detalladamente por Itamaratí, y en su momento fue citada a través de los medios masivos por Chávez.

Matto respondió a la afirmación de Hugo Chávez que los legisladores paraguayos “querían una montaña dinero” a cambio de aprobar el ingreso de Venezuela al bloque regional, afirmando que en realidad emisarios de un hermano del presidente venezolano y líder bolivariano ofrecieron dinero para impulsar que el Senado paraguayo ratificara el ingreso de Venezuela al Mercosur. Quienes conocen la catadura moral de Oviedo Matto y su decadente fuerza política, de la que ahora quedó como único representante en el Parlamento, se burlaron afirmando que jamás hubiera rechazado el ofrecimiento si se hubiera producido.

Lo que sí quedó claro que hubo un intento de negociación que quedó truncado. El Partido al cual pertenece Oviedo Matto, el UNACE, fue varias veces piedra de escándalo en la política paraguaya por el manejo de sus finanzas. Tanto es así que trascendió que quienes deseaban postularse a cargos electivos, debían firmar primero pagarés y documentos asumiendo varios compromisos financieros con la dirigencia. Algunos legisladores de esa nucleación, incluso debieron afrontar pleitos judiciales para retirarse de la agrupación en medio del chantaje y la extorsión, escandalizando a la ciudadanía paraguaya.

A nivel local, Oviedo Matto cuenta con un frondoso prontuario de corrupción. La semana pasada fue denunciado ante las autoridades judiciales por tráfico de influencias para la empresa San Agustín S.A., sumando un nuevo escándalo a su maltrecha reputación.

En documentos de la procuraduría general de la República y del INDI quedó patentizada la participación de Jorge Oviedo Matto en la venta al Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) de unas tierras compradas en 55% más del precio en que fueron valuadas inicialmente, a fines del año 2011.

El entorno de Oviedo Matto fue beneficiado en un caso similar, donde el Indert compró, en medio de innumerables irregularidades, a la empresa San Agustín una propiedad en Cordillera por el doble de su precio establecido, monto que varió sin ninguna justificación.

El informe del avalúo oficial presentado por el MOPC, del 3 de diciembre del 2012, indicó que costaba G. 5.300.000 la hectárea, pero una modificación rápida del documento lo valuó en G. 10.500.000 la hectárea, el 28 del mismo mes.

Durante la campaña que llevó a la presidencia del Paraguay a Horacio Cartes, todo esto fue profusamente ventilado por la prensa, al punto que la ciudadanía bautizó al senador con el mote de "Oviedo Fato". Su in conducta fue tal, que logró la hazaña de abochornar al Congreso de Paraguay, situación inusual para quienes hace tiempo perdieron la vergüenza.

Fue así que hace algunas semanas, la situación alcanzó límites tan intolerables que sus colegas lo relevaron de la titularidad del Congreso, reemplazándolo por el Senador Alfredo Jaegli hace algunas semanas.

Sin embargo, confiando en la flaca memoria de los paraguayos, hoy se negocia su retorno triunfal a las altas esferas del poder. Más que nunca viene a cuento recordarles que la impunidad propicia, solo fomenta e incremente la repetición de los malos actos.

Oviedo Matto tras el blindaje de la Hermandad de los Corruptos Impunes

La complicidad con el chancho del chiquero propio sigue vigente en la política paraguaya, y vigorizada con el retorno de los brujos
Luis Agüero Wagner
jueves, 20 de junio de 2013, 07:07 h (CET)
Se ha repetido muchas veces que el poder corrompe, y que el poder absoluto corrompe absolutamente, algo que es perceptible en el mundillo político paraguayo, cumbre luminosa habitada por semidioses que se consideran con la impunidad y libertad de hacerlo todo, inclusive llevar a su propio país al abismo.

En ese contexto, se ha desatado en este ambiente un coro geriátrico de voces trasnochadas, que vociferan anunciando el infierno para todos como resultado del inevitable regreso del Paraguay al MERCOSUR. Como síntoma de debilitamiento de su anacrónico discurso, nostálgicos exponentes de la Tercera Edad, responsables del Jurásico que asoló al Paraguay durante décadas de dictadura y corrupción, agudizan la dureza de sus gestos y palabras, evidenciando una falta de conducta que los margina para participar de cualquier proceso democrático civilizado en estos tiempos que corren.

Lo más probable es que se estén auto-marginando para participar de un futuro gobierno, indisponiendo a las potencias de la región.

Al más puro estilo de ADECO, COPEI, y como en los buenos tiempos de las burguesías fraudulentas y corruptas -que en la última década fueron barridas de Latinoamérica como hojas de un árbol seco-, la Partidocracia corrupta del Paraguay pretende dotar de un "blindaje" parlamentario al Senador Jorge Oviedo Matto, vinculado a los más escandalosos hechos de corrupción en la historia reciente del Paraguay.

Según trascendidos, los Congresistas estarían acordando elevar a Oviedo Matto a nada menos que al Pedestal de Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, con el apoyo de sus colegas, cómplices y encubridores.

A mediados del año pasado, el líder bolivariano Hugo Chávez había mencionado que el "Senador Oviedo" había solicitado una coima de doce millones de dólares para que el Congreso de Paraguay apruebe el pospuesto ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Chávez se había negado porque al Paraguay le convenía ese ingreso, y no había motivo de pagarlo. Finalmente, con el derrocamiento del gobierno paraguayo acaecido el año pasado, el ingreso se consumó aplicando una cláusula democrática que el MERCOSUR había adoptado a pedido de Paraguay.

Luego se supo que la integración regional estaba estancada a raíz del chantaje de estos congresistas, que pensaban hacer fortuna por varias generaciones con los petrodólares bolivarianos. Según informes de conocidos periodistas de investigación del Brasil, la información al respecto es manejada detalladamente por Itamaratí, y en su momento fue citada a través de los medios masivos por Chávez.

Matto respondió a la afirmación de Hugo Chávez que los legisladores paraguayos “querían una montaña dinero” a cambio de aprobar el ingreso de Venezuela al bloque regional, afirmando que en realidad emisarios de un hermano del presidente venezolano y líder bolivariano ofrecieron dinero para impulsar que el Senado paraguayo ratificara el ingreso de Venezuela al Mercosur. Quienes conocen la catadura moral de Oviedo Matto y su decadente fuerza política, de la que ahora quedó como único representante en el Parlamento, se burlaron afirmando que jamás hubiera rechazado el ofrecimiento si se hubiera producido.

Lo que sí quedó claro que hubo un intento de negociación que quedó truncado. El Partido al cual pertenece Oviedo Matto, el UNACE, fue varias veces piedra de escándalo en la política paraguaya por el manejo de sus finanzas. Tanto es así que trascendió que quienes deseaban postularse a cargos electivos, debían firmar primero pagarés y documentos asumiendo varios compromisos financieros con la dirigencia. Algunos legisladores de esa nucleación, incluso debieron afrontar pleitos judiciales para retirarse de la agrupación en medio del chantaje y la extorsión, escandalizando a la ciudadanía paraguaya.

A nivel local, Oviedo Matto cuenta con un frondoso prontuario de corrupción. La semana pasada fue denunciado ante las autoridades judiciales por tráfico de influencias para la empresa San Agustín S.A., sumando un nuevo escándalo a su maltrecha reputación.

En documentos de la procuraduría general de la República y del INDI quedó patentizada la participación de Jorge Oviedo Matto en la venta al Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) de unas tierras compradas en 55% más del precio en que fueron valuadas inicialmente, a fines del año 2011.

El entorno de Oviedo Matto fue beneficiado en un caso similar, donde el Indert compró, en medio de innumerables irregularidades, a la empresa San Agustín una propiedad en Cordillera por el doble de su precio establecido, monto que varió sin ninguna justificación.

El informe del avalúo oficial presentado por el MOPC, del 3 de diciembre del 2012, indicó que costaba G. 5.300.000 la hectárea, pero una modificación rápida del documento lo valuó en G. 10.500.000 la hectárea, el 28 del mismo mes.

Durante la campaña que llevó a la presidencia del Paraguay a Horacio Cartes, todo esto fue profusamente ventilado por la prensa, al punto que la ciudadanía bautizó al senador con el mote de "Oviedo Fato". Su in conducta fue tal, que logró la hazaña de abochornar al Congreso de Paraguay, situación inusual para quienes hace tiempo perdieron la vergüenza.

Fue así que hace algunas semanas, la situación alcanzó límites tan intolerables que sus colegas lo relevaron de la titularidad del Congreso, reemplazándolo por el Senador Alfredo Jaegli hace algunas semanas.

Sin embargo, confiando en la flaca memoria de los paraguayos, hoy se negocia su retorno triunfal a las altas esferas del poder. Más que nunca viene a cuento recordarles que la impunidad propicia, solo fomenta e incremente la repetición de los malos actos.

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