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Etiquetas | Ley de Educación
La nueva ley educativa ha conseguido algo inédito: consenso contra su aplicación

La maldición de las V

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Las V de Villar-Palasí y Wert, hechiceros al servicio de ese lobo disfrazado de cordero que es el Opus Dei, parecen perseguir a ese estudiante desde los 70, cuando estudiaba en el ICAI 1º de Maestría y como delegado de clase participó activamente en las protestas contra la Ley de Educación; al que le represaliaron académicamente suspendiéndole la mayoría de las asignaturas, incluso dibujo lineal cuando estaba trabajando de delineante.

La causa fue la V de Villar Palasí (1922-2012), ministro de Educación de 1969 a 1973, quien lanzó un hechizo en forma de Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, 14/1970 de 4 de agosto, y orientó el bachillerato hacia un enfoque tradicional, académico y teórico. La evaluación de la norma se convirtió en una sucesión interrumpida de exámenes a lo largo del curso y favoreció la presencia notable de la enseñanza privada en los niveles no universitarios. Al poco tiempo el ICAI dejó de ser gratuito.

Años de reivindicaciones al final de la dictadura, recuerdos nostálgicos de una vida de estudiante truncada, su apoyo a los universitarios de la FUDE o en las exposiciones del Galileo-Galilei, coincidiendo en algunos momentos con personas ahora de cierto nombre, como los abogados Cristina Almeida, Paca Sauquillo, Fernando Salas, también Patxi Andión antes del Rastro. Más conocidos eran Ana Belén, Víctor Manuel, desconocidos entonces como Juan Barranco, Sabina…, o los desaparecidos Enrique Curiel y Pilar Brabo. La vida continuó, no pudo acabar los estudios por causas políticas, y en el umbral de su jubilación al fin pudo acceder a la educación con mayúsculas con el acceso para mayores de 25 años para entrar en la universidad.

Pero llegó la siguiente letra del abecedario la W, de J. Ignacio Wert, con un nuevo hechizo, la LOMCE, aprobada el pasado 17 de mayo del 2013 por 185 diputados, ley que da una nueva vuelta de rosca contra la enseñanza pública favoreciendo a la privada, y financiando los colegios concertados sobre todo los religiosos pertenecientes a la Obra. Una ley parecida a la de 1970, pero representando una involución histórica que nos retrotrae en muchos aspectos a etapas anteriores a los estertores del franquismo.

Ya el hechicero Wert en mayo del 2012 recortó 3.700 millones en educación, para alcanzar el objetivo de déficit fijado por la Unión Europea. Con declaraciones como, el gobierno lo hace “con sufrimiento y pesar”; que “esta es la respuesta excepcional del Gobierno a unas circunstancias excepcionales, desafortunadas”; y que “son recortes temporales, que no forman parte de nuestro programa de reforma educativa, con lo que se revisarán tan pronto como mejore la situación económica”.

Aumentando la ratio de alumnos por aula hasta un 20% (de 25 a 30 alumnos en primaria, de 30 a 36 en ESO, y de 35 a 42 en Bachillerato), incrementando las horas lectivas (en Educación Secundaria se pasa de 18 a 20 horas), provocando el despido masivo del profesorado: unos 40.000 interinos pueden quedarse sin trabajo, siendo el mayor recorte social de la historia de la democracia; medida que provoca la no cobertura de las bajas de profesores de una duración inferior a los 15 días. Asimismo se produce la introducción de tasas de hasta 350 euros en la Formación Profesional de Grado Superior, el aumento de las tasas universitarias, masters, etc. Mientras en Alemania los masters tienen un coste desde 400 euros; en EEUU ofrecen becas para estudios, con manutención y residencia. En España las becas incluso las niegan a estudiantes muy cualificados y con premios internacionales. Quieren limitar la instrucción a las clases más favorecidas, y al resto una educación mediocre, el primer paso ha sido el aumento cercano al 100% de cada asignatura en la universidad; que hace replantearse a muchas familias la educación superior de sus hijos. O a esos otros alumnos que se costean la carrera con su trabajo para poder mejorar profesionalmente, o para aquel que al fin pudo acceder a la Universidad, solo por el placer de aprender haciendo posible lo que sus padres no pudieron costearle.

Es como volver a los siglos VI y VII, cuando las condiciones en Europa redujeron la cultura a tal punto que casi desapareció. Las escuelas en la edad media eran en su mayoría instituciones religiosas. Así, las parroquias impartían la instrucción elemental y los monasterios y catedrales impartían también la instrucción media y superior. Las escuelas monásticas predominaron hasta el siglo IX; superadas por las escuelas catedralicias posteriormente. Éstas dieron origen a la más importante institución cultural de la Edad Media, la Universidad. El término universitas se aplicaba a toda comunidad organizada con cualquier fin. Las Universidades eran comunidades de profesores agrupadas para defenderse del canciller, el obispo, el rey o quien intentase ejercer un fuerte dominio sobre alguno de ellos.

Este gobierno con la LOMCE ha logrado lo que ninguna otra Ley, la universitas de la sociedad, agrupando a partidos políticos, catedráticos, intelectuales, educadores, profesores, alumnos, padres de familia, incluso alzando la voz Rosalía Mera, la mujer más rica de España. Mientras tanto, calla la Iglesia y los inmovilistas lanzan diatribas hacia los profesores o los manifestantes que apoyan a la Marea Verde. Y el ciudadano de a pie, que es un estoico al que han empobrecido, expoliado, ultrajado, despojado de salud, física, moral y política, pero con esa estoicidad será capaz de alzarse contra el infortunio y conseguir que esto pare. Emulando a Charles Chaplin en el discurso final de (El gran dictador). “Ahora, unámonos para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros”.

La maldición de las V

La nueva ley educativa ha conseguido algo inédito: consenso contra su aplicación
José Enrique Centén
lunes, 10 de junio de 2013, 07:37 h (CET)
Las V de Villar-Palasí y Wert, hechiceros al servicio de ese lobo disfrazado de cordero que es el Opus Dei, parecen perseguir a ese estudiante desde los 70, cuando estudiaba en el ICAI 1º de Maestría y como delegado de clase participó activamente en las protestas contra la Ley de Educación; al que le represaliaron académicamente suspendiéndole la mayoría de las asignaturas, incluso dibujo lineal cuando estaba trabajando de delineante.

La causa fue la V de Villar Palasí (1922-2012), ministro de Educación de 1969 a 1973, quien lanzó un hechizo en forma de Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, 14/1970 de 4 de agosto, y orientó el bachillerato hacia un enfoque tradicional, académico y teórico. La evaluación de la norma se convirtió en una sucesión interrumpida de exámenes a lo largo del curso y favoreció la presencia notable de la enseñanza privada en los niveles no universitarios. Al poco tiempo el ICAI dejó de ser gratuito.

Años de reivindicaciones al final de la dictadura, recuerdos nostálgicos de una vida de estudiante truncada, su apoyo a los universitarios de la FUDE o en las exposiciones del Galileo-Galilei, coincidiendo en algunos momentos con personas ahora de cierto nombre, como los abogados Cristina Almeida, Paca Sauquillo, Fernando Salas, también Patxi Andión antes del Rastro. Más conocidos eran Ana Belén, Víctor Manuel, desconocidos entonces como Juan Barranco, Sabina…, o los desaparecidos Enrique Curiel y Pilar Brabo. La vida continuó, no pudo acabar los estudios por causas políticas, y en el umbral de su jubilación al fin pudo acceder a la educación con mayúsculas con el acceso para mayores de 25 años para entrar en la universidad.

Pero llegó la siguiente letra del abecedario la W, de J. Ignacio Wert, con un nuevo hechizo, la LOMCE, aprobada el pasado 17 de mayo del 2013 por 185 diputados, ley que da una nueva vuelta de rosca contra la enseñanza pública favoreciendo a la privada, y financiando los colegios concertados sobre todo los religiosos pertenecientes a la Obra. Una ley parecida a la de 1970, pero representando una involución histórica que nos retrotrae en muchos aspectos a etapas anteriores a los estertores del franquismo.

Ya el hechicero Wert en mayo del 2012 recortó 3.700 millones en educación, para alcanzar el objetivo de déficit fijado por la Unión Europea. Con declaraciones como, el gobierno lo hace “con sufrimiento y pesar”; que “esta es la respuesta excepcional del Gobierno a unas circunstancias excepcionales, desafortunadas”; y que “son recortes temporales, que no forman parte de nuestro programa de reforma educativa, con lo que se revisarán tan pronto como mejore la situación económica”.

Aumentando la ratio de alumnos por aula hasta un 20% (de 25 a 30 alumnos en primaria, de 30 a 36 en ESO, y de 35 a 42 en Bachillerato), incrementando las horas lectivas (en Educación Secundaria se pasa de 18 a 20 horas), provocando el despido masivo del profesorado: unos 40.000 interinos pueden quedarse sin trabajo, siendo el mayor recorte social de la historia de la democracia; medida que provoca la no cobertura de las bajas de profesores de una duración inferior a los 15 días. Asimismo se produce la introducción de tasas de hasta 350 euros en la Formación Profesional de Grado Superior, el aumento de las tasas universitarias, masters, etc. Mientras en Alemania los masters tienen un coste desde 400 euros; en EEUU ofrecen becas para estudios, con manutención y residencia. En España las becas incluso las niegan a estudiantes muy cualificados y con premios internacionales. Quieren limitar la instrucción a las clases más favorecidas, y al resto una educación mediocre, el primer paso ha sido el aumento cercano al 100% de cada asignatura en la universidad; que hace replantearse a muchas familias la educación superior de sus hijos. O a esos otros alumnos que se costean la carrera con su trabajo para poder mejorar profesionalmente, o para aquel que al fin pudo acceder a la Universidad, solo por el placer de aprender haciendo posible lo que sus padres no pudieron costearle.

Es como volver a los siglos VI y VII, cuando las condiciones en Europa redujeron la cultura a tal punto que casi desapareció. Las escuelas en la edad media eran en su mayoría instituciones religiosas. Así, las parroquias impartían la instrucción elemental y los monasterios y catedrales impartían también la instrucción media y superior. Las escuelas monásticas predominaron hasta el siglo IX; superadas por las escuelas catedralicias posteriormente. Éstas dieron origen a la más importante institución cultural de la Edad Media, la Universidad. El término universitas se aplicaba a toda comunidad organizada con cualquier fin. Las Universidades eran comunidades de profesores agrupadas para defenderse del canciller, el obispo, el rey o quien intentase ejercer un fuerte dominio sobre alguno de ellos.

Este gobierno con la LOMCE ha logrado lo que ninguna otra Ley, la universitas de la sociedad, agrupando a partidos políticos, catedráticos, intelectuales, educadores, profesores, alumnos, padres de familia, incluso alzando la voz Rosalía Mera, la mujer más rica de España. Mientras tanto, calla la Iglesia y los inmovilistas lanzan diatribas hacia los profesores o los manifestantes que apoyan a la Marea Verde. Y el ciudadano de a pie, que es un estoico al que han empobrecido, expoliado, ultrajado, despojado de salud, física, moral y política, pero con esa estoicidad será capaz de alzarse contra el infortunio y conseguir que esto pare. Emulando a Charles Chaplin en el discurso final de (El gran dictador). “Ahora, unámonos para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros”.

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