Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Ver juzgar y actuar

¿Quién juzgará a los responsables de este desastre?

Si Dios no existe, todo está permitido, decía Iván Karamazov
Francisco Rodríguez
viernes, 31 de mayo de 2013, 11:59 h (CET)
La larga crisis que sufrimos y nos tiene paralizados no es el resultado de ningún hecho telúrico, de ningún terremoto, de ninguna epidemia, de ninguna invasión enemiga. El desempleo creciente, el cierre de empresas, la falta de crédito, la deuda creciente del estado, el desmantelamiento de las cajas de ahorro con el paralelo hundimiento de sus obras sociales, el despilfarro, la estafa, la corrupción generalizada, tienen unos responsables con nombre y apellidos.

Es fácil señalar de forma global al capital, los empresarios, la banca, los políticos o los sindicatos, entes colectivos y difusos que difícilmente pueden ser imputados, procesados y detenidos y mucho menos recuperar sus rapiñas.

Alguien puede pensar que ya está actuando la justicia, pero ¿qué justicia? La que alarga los procesos por décadas, la que vive atrapada en las complicadas redes procesales, en las que triunfan a menudo los defensores avispados, la que tampoco está exenta de sombras.

Los que causaron tan graves daños a los españoles siguen disfrutando de sus privilegios, formando parte de las entidades que hundieron y de las que siguen cobrando elevados sueldos y si tuvieron que irse, lo hicieron indemnizados encima con sustanciosas cantidades. Qué ironía “indemnizar” a los que perjudicaron a todos. Los nombres y apellidos de todos ellos son notorios.

Los que un día sí y otro también piden a los españoles más austeridad y más paciencia, no sabemos que se hayan sometido a la misma medicina y hayan recortado sus ingresos de forma apreciable.

Todos los que colaboraron por acción u omisión en el desastre deberían rendir cuentas, devolver lo injustamente adquirido y escondido y pasar una buena temporada en prisión. ¿Es posible? Alguno caerá, quizás por torpe, pero otros muchos no.

En un país en el que hay tantos organismos para controlar la actividad de los ciudadanos, parece que hace falta crear otro más con la ley de transparencia que ellos mismos aplicarán. Queda con ello demostrada la inutilidad del Tribunal de cuentas, la alta inspección del Banco de España, la CNMV, las mil y una comisarías de esto o aquello, el control de la intervención, las comisiones del congreso y del senado, etc.

¿Quedará impune tanto desmadre? Aquí parece que sí, pero toda esta gente debería recordar que cuando mueran no se llevarán nada de lo rapiñado y lo que es más grave, que la muerte no es el final, como cantan los soldados. Aunque muchos se empeñen en que Dios no existe o no se entera, serán juzgados de forma inapelable, sin trampas ni argucias leguleyas. Cuando una potente luz nos descubra a cada uno la sordidez de nuestra codicia, de nuestra avaricia, de nuestra soberbia ¿qué haremos?.

Si Dios no existe, todo está permitido, decía Iván Karamazov. Por eso hay tanto interés en eliminar a quien pueda recordarnos su existencia. Dios es el supremo bien que fundamenta los valores que tenemos tan abandonados. Algunos soberbios pretenden decidir lo bueno y lo malo por mayoría en tantísimo parlamento como padecemos y así nos va.

Noticias relacionadas

Reacciones internacionales: entre la condena y la inacción Aunque organismos como la ONU, la International Federation of Journalists (IFJ) y el Committee to Protect Journalists (CPJ) han condenado enérgicamente los ataques contra periodistas en Gaza, la respuesta de los Estados ha sido tibia.

Un abrupto desahucio que te deja en mitad de la calle con deudas y con lo puesto. O una peligrosa travesía desde los arrabales de la marginalidad al extrarradio de la pobreza. Tal vez una violación sexual en el portal de casa, o en un confesionario católico, o en el domicilio conyugal, o en el hogar de la niñez. O un despido fulminante que te manda a la precariedad vital.

En España la muerte natural de personas de todas las edades por parada cardiorrespiratoria es la dulce fuente de vida, donada y trasplantada. En Estados Unidos la muerte de personas jóvenes por sobredosis de fentanilo es el amargo origen de donantes y trasplantes.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto