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Más del 80% de los mayores dependientes españoles prefiere ser atendido en su domicilio

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Según Felizvita, valoran la libertad, la flexibilidad y la posibilidad de mantener su estilo de vida y su círculo de relaciones, frente a otras alternativas asistenciales. La clave para conseguir la conexión óptima del cuidador con el paciente radica en la máxima personalización, el respeto y la amabilidad, unido al componente vocacional

Más del 80% de las personas mayores que presentan algún grado de dependencia y requieren de asistencia personal prefieren ser atendidas en su domicilio, frente a otras alternativas como ingresar en un centro residencial o trasladarse a la vivienda de un familiar, según estimaciones de Felizvita basadas en datos y estadísticas del sector. La posibilidad de mantener su estilo de vida, en su entorno de siempre, pero con la tranquilidad de disponer de compañía y de toda la ayuda que necesitan son los principales motivos.


"Por encima del aspecto económico, que obviamente es un factor relevante a la hora de tomar una decisión de estas características, los mayores valoran la posibilidad de mantener su estilo de vida, permanecer en su entorno conocido y mejorar su calidad de vida, pero conservando su independencia en la medida de lo posible. El cuidador llega a convertirse no sólo en una figura indispensable para ellos, sino en un miembro de su familia, se crea un lazo emocional muy fuerte entre ambos, el mayor se siente bien atendido y, además, acompañado", sostiene Guillermo Molina, director general de Felizvita.


La compañía, con oficinas en Madrid y Barcelona, ofrece en la actualidad servicios de asistencia domiciliaria diaria y continuada a más de 200 personas mayores, desde personas sin grado de dependencia oficialmente reconocido pero que necesitan acompañamiento y supervisión, hasta personas con dependencia plena que requieren una dedicación exclusiva.


"El 65% de nuestros usuarios presenta algún tipo de patología cognitiva (Alzheimer, demencia vascular, etc.), pero nos encontramos a menudo con Ictus, Parkinson y situaciones derivadas de la edad avanzada de los usuarios, sin una patología específica. Para nosotros es de vital importancia dignificar la dependencia y mostrarla como parte de la vida, y de alguna manera, la atención a domicilio consigue naturalizar una realidad que afecta a miles de personas y que, tarde o temprano, también podrá tocarnos a nosotros", afirma Molina.


"Como en casa, en ningún sitio"
Rafael Martín
tiene 86 años, está casado y tiene tres hijos y cinco nietos. Hace unos años sufrió un Ictus que le ha dejado como secuela una movilidad reducida, y su mujer padece Alzheimer. Por ambos motivos, recurrieron a Felizvita para que les proporcionara una persona que les cuidara en casa a ambos: '"Dónde vamos a estar mejor que en nuestro propio hogar? Intentaremos estar así todo el tiempo que nos sea posible", asegura. Desde hace más de un año cuentan con una persona a jornada completa que les prepara la comida, hace la compra, limpia la casa y atiende todas sus necesidades. "Nos llevamos bien con ella, nos trata bien y nos da tranquilidad tenerla en casa", explica Rafael.


Peggy Cecilia tiene 82 años, está viuda y tiene tres hijos y ocho nietos, aunque casi todos viven fuera de España. Su dependencia también es debida a un Ictus, y aunque ha logrado recuperar parte de la movilidad y puede llevar una vida más o menos normal, buscó en la asistencia a domicilio alguien que le hiciera compañía y le echara una mano en las tareas domésticas. "Como en casa, en ningún sitio. En la residencia se recibe peor trato y cuesta mucho dinero, mi familia vive fuera, y a mí me gusta tener mi espacio. Tengo a una persona interna que me presentó Felizvita y con ella me siento tranquila, sobre todo por las noches. Se ocupa de la casa, me acompaña al médico, a pasear, al cine, al teatro etc. Llevo varios años con ella y para mí ya es como de la familia", asegura.


Juan Copado tiene 84 años, también es viudo, tiene dos hijos y cinco nietas. Pese a no tener ninguna enfermedad, la memoria le falla, y ése es el motivo por el que no puede estar solo: "Necesito a Cecilia para que me ayude en mi día a día. Lleva conmigo cinco años y es como una hija. Ella se encarga de todo, hace una comida estupenda, me anima mucho a salir etc. La verdad es que no podría vivir sin ella, y mi familia la trata como un miembro más", reconoce. Juan valora la libertad de seguir en su casa: "En la residencia te imponen unos horarios, te obligan a comer lo que no quieres, a hacer lo que te dicen. Prefiero estar en mi casa, en mi ambiente, que venga mi familia a visitarme, salir con algún amigo a tomar un café o dar un paseo".


La clave de que exista esta conexión entre paciente y cuidador radica, según Felizvita, en la capacidad de personalizar al máximo el servicio prestado y de esforzarse por conocer bien al paciente, respetando su pudor, afianzando su confianza en sí mismo y tratándole con cariño y amabilidad. Para ello, el cuidador debe tener experiencia, pero sobre todo altas dosis de vocación para el trabajo que ha elegido: "La titulación, aunque es importante, para nosotros es completamente secundario. Buscamos gente buena de corazón que quiera ayudar a los demás con su trabajo. Lo técnico siempre se puede enseñar, lo emocional, no", subraya el director general de la compañía.


Más del 80% de los mayores dependientes españoles prefiere ser atendido en su domicilio

Comunicae
lunes, 30 de septiembre de 2019, 13:49 h (CET)
Según Felizvita, valoran la libertad, la flexibilidad y la posibilidad de mantener su estilo de vida y su círculo de relaciones, frente a otras alternativas asistenciales. La clave para conseguir la conexión óptima del cuidador con el paciente radica en la máxima personalización, el respeto y la amabilidad, unido al componente vocacional

Más del 80% de las personas mayores que presentan algún grado de dependencia y requieren de asistencia personal prefieren ser atendidas en su domicilio, frente a otras alternativas como ingresar en un centro residencial o trasladarse a la vivienda de un familiar, según estimaciones de Felizvita basadas en datos y estadísticas del sector. La posibilidad de mantener su estilo de vida, en su entorno de siempre, pero con la tranquilidad de disponer de compañía y de toda la ayuda que necesitan son los principales motivos.


"Por encima del aspecto económico, que obviamente es un factor relevante a la hora de tomar una decisión de estas características, los mayores valoran la posibilidad de mantener su estilo de vida, permanecer en su entorno conocido y mejorar su calidad de vida, pero conservando su independencia en la medida de lo posible. El cuidador llega a convertirse no sólo en una figura indispensable para ellos, sino en un miembro de su familia, se crea un lazo emocional muy fuerte entre ambos, el mayor se siente bien atendido y, además, acompañado", sostiene Guillermo Molina, director general de Felizvita.


La compañía, con oficinas en Madrid y Barcelona, ofrece en la actualidad servicios de asistencia domiciliaria diaria y continuada a más de 200 personas mayores, desde personas sin grado de dependencia oficialmente reconocido pero que necesitan acompañamiento y supervisión, hasta personas con dependencia plena que requieren una dedicación exclusiva.


"El 65% de nuestros usuarios presenta algún tipo de patología cognitiva (Alzheimer, demencia vascular, etc.), pero nos encontramos a menudo con Ictus, Parkinson y situaciones derivadas de la edad avanzada de los usuarios, sin una patología específica. Para nosotros es de vital importancia dignificar la dependencia y mostrarla como parte de la vida, y de alguna manera, la atención a domicilio consigue naturalizar una realidad que afecta a miles de personas y que, tarde o temprano, también podrá tocarnos a nosotros", afirma Molina.


"Como en casa, en ningún sitio"
Rafael Martín
tiene 86 años, está casado y tiene tres hijos y cinco nietos. Hace unos años sufrió un Ictus que le ha dejado como secuela una movilidad reducida, y su mujer padece Alzheimer. Por ambos motivos, recurrieron a Felizvita para que les proporcionara una persona que les cuidara en casa a ambos: '"Dónde vamos a estar mejor que en nuestro propio hogar? Intentaremos estar así todo el tiempo que nos sea posible", asegura. Desde hace más de un año cuentan con una persona a jornada completa que les prepara la comida, hace la compra, limpia la casa y atiende todas sus necesidades. "Nos llevamos bien con ella, nos trata bien y nos da tranquilidad tenerla en casa", explica Rafael.


Peggy Cecilia tiene 82 años, está viuda y tiene tres hijos y ocho nietos, aunque casi todos viven fuera de España. Su dependencia también es debida a un Ictus, y aunque ha logrado recuperar parte de la movilidad y puede llevar una vida más o menos normal, buscó en la asistencia a domicilio alguien que le hiciera compañía y le echara una mano en las tareas domésticas. "Como en casa, en ningún sitio. En la residencia se recibe peor trato y cuesta mucho dinero, mi familia vive fuera, y a mí me gusta tener mi espacio. Tengo a una persona interna que me presentó Felizvita y con ella me siento tranquila, sobre todo por las noches. Se ocupa de la casa, me acompaña al médico, a pasear, al cine, al teatro etc. Llevo varios años con ella y para mí ya es como de la familia", asegura.


Juan Copado tiene 84 años, también es viudo, tiene dos hijos y cinco nietas. Pese a no tener ninguna enfermedad, la memoria le falla, y ése es el motivo por el que no puede estar solo: "Necesito a Cecilia para que me ayude en mi día a día. Lleva conmigo cinco años y es como una hija. Ella se encarga de todo, hace una comida estupenda, me anima mucho a salir etc. La verdad es que no podría vivir sin ella, y mi familia la trata como un miembro más", reconoce. Juan valora la libertad de seguir en su casa: "En la residencia te imponen unos horarios, te obligan a comer lo que no quieres, a hacer lo que te dicen. Prefiero estar en mi casa, en mi ambiente, que venga mi familia a visitarme, salir con algún amigo a tomar un café o dar un paseo".


La clave de que exista esta conexión entre paciente y cuidador radica, según Felizvita, en la capacidad de personalizar al máximo el servicio prestado y de esforzarse por conocer bien al paciente, respetando su pudor, afianzando su confianza en sí mismo y tratándole con cariño y amabilidad. Para ello, el cuidador debe tener experiencia, pero sobre todo altas dosis de vocación para el trabajo que ha elegido: "La titulación, aunque es importante, para nosotros es completamente secundario. Buscamos gente buena de corazón que quiera ayudar a los demás con su trabajo. Lo técnico siempre se puede enseñar, lo emocional, no", subraya el director general de la compañía.


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