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Isaac Bigio

De Bombay a Bagdad

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Pareciera no haber conexión alguna entre ambos acontecimientos separados por más de 4,000 kilómetros de distancia. Sin embargo, ambos son escenarios de la "guerra contra el terrorismo islámico", la misma que es liderada por el Grupo de los 8 países más ricos que, precisamente, se reúne en Rusia al final de la semana donde se han producido esos sucesos.

Entre el mayor centro financiero y urbano de India (Bombay) y la antigua capital financiera del Medio Oriente (Beirut) se encuentran los principales yacimientos de los carburantes que hacen mover a la economía global (los del Golfo Pérsico y los del Asia Central) y también está la zona más convulsiva del planeta, en la cual se desenvuelven los conflictos de Palestina, Líbano, Irak, Cáucaso, Afganistán y Cachemira.

Estos seis conflictos tienen muchos elementos diferentes pero tienen en común el que en un lado actúan potencias nucleares que envían soldados desde otros países y regiones reclamando defender sus democracias contra "terroristas" que han empleado bombas humanas o atentados indiscriminados contra civiles; mientras que en el campo opuesto operan movimientos islámicos nacionalistas armados que logran apoyo en sectores populares planteando liberar a sus países de tropas ocupantes y que justifican sus actos de violencia argumentando que es la respuesta de los "oprimidos" frente a matanzas contra civiles hechas por un "terrorismo de Estado".

India e Israel
Ambos reclaman ser víctimas de "terroristas islámicos". Para Israel estos son fundamentalmente Hamás (quien gobierna Palestina) y Hezbolá (el partido chiita que cuenta con dos ministros en el gabinete de Líbano). Para India estos son movimientos que buscan la separación de Cachemira (una provincia mayoritariamente mahometana en la frontera con Pakistán) como Lashkar e Taiba o que buscan islamizar India como Simi.

Sin embargo, todos estos movimientos islámicos han logrado crear una importante base social que les permite mantenerse, reclutar adeptos y fondos y tener un mar de simpatizantes donde cobijarse.

India e Israel tienen en común el que ambas fueron colonias británicas hasta 1947-48, fecha en la cual los dos tuvieron guerras civiles que terminaron en masivas transferencias de poblaciones y en la secesión de la mayoría de las zonas predominantemente musulmanes que estaban en sus antiguos países. Mientras Israel se proclama como la única patria de todos los judíos del mundo, India concentra a la gran mayoría de los hinduístas del planeta. Ambos Estados han mantenido una democracia representativa que no ha conocido ninguna interrupción golpista, pese a que han librado guerras con vecinos mahometanos y a que tienen fuertes minorías musulmanas (más del 15% de sus respectivas poblaciones), donde se han atrincherado partidos comunistas o grupos armados.

Sin embargo, India ha mantenido una relación distinta ante los musulmanes que la que ha entablado Israel. Gandhi siempre quiso que la India fuese una república multiétnica y que ésta integrase a los mahometanos, mientras Israel se proclama como el Estado de una sola religión esparcida por el planeta. Hoy el presidente de India es un musulmán mientras que su primer ministro es un sikh (2% de la población) que obtuvo su puesto luego que una cristiana (otro 2% de la población) no quiso ocupar éste. Israel, en cambio, nunca ha tenido un solo musulmán o cristiano.

India ha mantenido una provincia (Cachemira), pese a que el 70% es mahometana y que ésta nunca ha tenido la posibilidad de decidir si quiere estar o no en dicha república. El separatismo cachemirense ha generado la presencia de cientos de miles de soldados indios estacionados allí, así como un estado de guerra casi permanente y dos guerras con Pakistán, quien fomenta a los nacionalistas mahometanos de dicha provincia.

Mientras Israel se ha enfrentado a todos sus vecinos y al mundo musulmán, India ha rivalizado solamente con Pakistán, quien ha devenido en la única potencia nuclear del islam. India ha logrado, además, haber patrocinado la división de Pakistán y el nacimiento de Bangladesh.

Para Osama Ben Laden y el panislamismo, el gran enemigo son los "cruzados" occidentales e Israel quien ha creado un enclave occidental en medio del mundo árabe y musulmán localizándose en uno de sus lugares más sagrados. Israel es rechazado por todos los nacionalistas islámicos por la forma en la cual no integra a los mahometanos en los puestos claves de su estado, como ha ido desplazando a los palestinos, y como ha librado tantas guerras con sus vecinos árabes.

India, en cambio, no recibe tal rechazo. Sin embargo, se ha convertido en un enemigo para varios movimientos mahometanos debido a la cuestión de Cachemira, a la rivalidad con Pakistán (quien no le perdona haberle separado de Bangladesh y Cachemira) y a que en los últimos años se ha desarrollado un nacionalismo religioso hinduísta que ha llegado a estar en el poder y que ha alentado violencia contra mezquitas y civiles musulmanes.

El bombazo de Bombay y los bombardeos de Beirut marcan una evolución en la "guerra contra el terrorismo islámico". En el caso de India tenemos la primera vez en que los panislamistas lanzan un ataque sincronizado masivo contra civiles que no son de una potencia cristiana o que esté interviniendo en Irak y Afganistán. La razón por la cual Al Qaida atacó Madrid el 11-M era para provocar que España se retire de Irak y Ben Laden salió a decir que dejarían de atacar a cualquier país que les ocupase.

Algo a destacar es que, si bien nadie ha reivindicado la matanza de Bombay, luego de ésta ha aparecido una "Al Qaida de Cachemira", nombre similar a la Al Qaida de Irak, que animaba Al Zarqaui y que proponía una guerra comunalista entre la rama sunita del islam contra la chiíta. Es probable que estemos entrando a una nueva fase o desprendimiento del binladenismo que propone ya no sólo una guerra entre el islam y los "judeo-cristianos" sino también contra otras religiones que cohabiten con importantes poblaciones sunitas (como los chiitas o los hinduístas).

De otro lado, India, si bien no responsabiliza a ningún grupo por el macroatentado, ha anunciado que los "terroristas" han tenido cobertura dentro de Pakistán. Durante años India ha denunciado a los servicios de inteligencia paquistaníes como alentadores del separatismo cachemirense, así como antes el gobierno izquierdista afgano post-1978 acusaba a éstos de alentar a los mujaidines. India quiere aprovechar la oportunidad para debilitar a Pakistán y crear una cuña entre éste y EU, mostrando que Pakistán sigue siendo un país donde se cobijan talibanes, binladenistas y terroristas como los de Bombay.

En el caso de Israel se trata de la primera guerra que los sharonistas lanzan contra Gaza y Líbano después de haberse unilateralmente "desconectado" de ambos lugares. Ésta se da, además, luego de las elecciones israelíes que permitieron que Ohmert sea reelecto primer ministro con más fuerza y con un gabinete libre de los sionistas más duros y de los comicios palestinos que llevaron a Hamás al premierato.

Israel no podría volver a producir una ocupación prolongada de Gaza o del sur de Líbano. Ambos hechos les fueron desgastantes y le aislaron internacionalmente, además que irían en contra de la razón por la cual Sharon y Olmert se escindieron del Likud. Por el momento, Israel apunta a mostrar fuerza y una advertencia ante Siria e Irán para que se "controle" a Hezbolá y para que Hamás acepte alguna forma de reconocer a Israel.

La ofensiva israelí reforzará la pretensión de Hezbolá de mantener su milicia (que no se desarma precisamente por que se plantea como una de resistencia ante Israel), así como el intento de Siria de volver a incidir indirecta o directamente en Líbano. Irán acentuará sus programas nucleares como precaución.

En el pasado las incursiones de Israel en Gaza o Líbano no han generado una guerra regional, pero esto podría cambiar si Siria entra al conflicto, con lo cual Irán también lo haría.

El Grupo de los Ocho debe buscar tranquilizar las aguas en ambos bandos. Mientras Rusia lidera el campo que plantea que Israel se ha sobrepasado en su defensa, EU le echa la culpa a Hezbolá. Para los primeros ministros de Reino Unido y Canadá lo importante es apoyar a los "moderados" de ambos bandos e ir hacia una solución biestatal del diferendo hebreo-palestino.

En el G8 mientras EU buscará ser el mayor defensor de Israel, Rusia tratará de usar sus buenos nexos con Irán, Siria y Hamás para encontrar un puente. En este conflicto Israel buscará salir airoso si logra derrotar al Hezbolá o hacer que el Hamás acepte alguna forma camuflada de reconocerle y un compromiso suyo y de Hezbolá para no volver a lanzar cohetes contra su territorio. Hamás y Hezbolá buscarán demostrar a sus poblaciones que sus milicias deben mantenerse y fortalecerse pues gracias a éstas se podría contener a Israel o conseguir la liberación de muchos presos (algo que de realizarse sería visto como una victoria árabe).

De Bombay a Bagdad

Isaac Bigio
Isaac Bigio
domingo, 30 de julio de 2006, 22:13 h (CET)
Pareciera no haber conexión alguna entre ambos acontecimientos separados por más de 4,000 kilómetros de distancia. Sin embargo, ambos son escenarios de la "guerra contra el terrorismo islámico", la misma que es liderada por el Grupo de los 8 países más ricos que, precisamente, se reúne en Rusia al final de la semana donde se han producido esos sucesos.

Entre el mayor centro financiero y urbano de India (Bombay) y la antigua capital financiera del Medio Oriente (Beirut) se encuentran los principales yacimientos de los carburantes que hacen mover a la economía global (los del Golfo Pérsico y los del Asia Central) y también está la zona más convulsiva del planeta, en la cual se desenvuelven los conflictos de Palestina, Líbano, Irak, Cáucaso, Afganistán y Cachemira.

Estos seis conflictos tienen muchos elementos diferentes pero tienen en común el que en un lado actúan potencias nucleares que envían soldados desde otros países y regiones reclamando defender sus democracias contra "terroristas" que han empleado bombas humanas o atentados indiscriminados contra civiles; mientras que en el campo opuesto operan movimientos islámicos nacionalistas armados que logran apoyo en sectores populares planteando liberar a sus países de tropas ocupantes y que justifican sus actos de violencia argumentando que es la respuesta de los "oprimidos" frente a matanzas contra civiles hechas por un "terrorismo de Estado".

India e Israel
Ambos reclaman ser víctimas de "terroristas islámicos". Para Israel estos son fundamentalmente Hamás (quien gobierna Palestina) y Hezbolá (el partido chiita que cuenta con dos ministros en el gabinete de Líbano). Para India estos son movimientos que buscan la separación de Cachemira (una provincia mayoritariamente mahometana en la frontera con Pakistán) como Lashkar e Taiba o que buscan islamizar India como Simi.

Sin embargo, todos estos movimientos islámicos han logrado crear una importante base social que les permite mantenerse, reclutar adeptos y fondos y tener un mar de simpatizantes donde cobijarse.

India e Israel tienen en común el que ambas fueron colonias británicas hasta 1947-48, fecha en la cual los dos tuvieron guerras civiles que terminaron en masivas transferencias de poblaciones y en la secesión de la mayoría de las zonas predominantemente musulmanes que estaban en sus antiguos países. Mientras Israel se proclama como la única patria de todos los judíos del mundo, India concentra a la gran mayoría de los hinduístas del planeta. Ambos Estados han mantenido una democracia representativa que no ha conocido ninguna interrupción golpista, pese a que han librado guerras con vecinos mahometanos y a que tienen fuertes minorías musulmanas (más del 15% de sus respectivas poblaciones), donde se han atrincherado partidos comunistas o grupos armados.

Sin embargo, India ha mantenido una relación distinta ante los musulmanes que la que ha entablado Israel. Gandhi siempre quiso que la India fuese una república multiétnica y que ésta integrase a los mahometanos, mientras Israel se proclama como el Estado de una sola religión esparcida por el planeta. Hoy el presidente de India es un musulmán mientras que su primer ministro es un sikh (2% de la población) que obtuvo su puesto luego que una cristiana (otro 2% de la población) no quiso ocupar éste. Israel, en cambio, nunca ha tenido un solo musulmán o cristiano.

India ha mantenido una provincia (Cachemira), pese a que el 70% es mahometana y que ésta nunca ha tenido la posibilidad de decidir si quiere estar o no en dicha república. El separatismo cachemirense ha generado la presencia de cientos de miles de soldados indios estacionados allí, así como un estado de guerra casi permanente y dos guerras con Pakistán, quien fomenta a los nacionalistas mahometanos de dicha provincia.

Mientras Israel se ha enfrentado a todos sus vecinos y al mundo musulmán, India ha rivalizado solamente con Pakistán, quien ha devenido en la única potencia nuclear del islam. India ha logrado, además, haber patrocinado la división de Pakistán y el nacimiento de Bangladesh.

Para Osama Ben Laden y el panislamismo, el gran enemigo son los "cruzados" occidentales e Israel quien ha creado un enclave occidental en medio del mundo árabe y musulmán localizándose en uno de sus lugares más sagrados. Israel es rechazado por todos los nacionalistas islámicos por la forma en la cual no integra a los mahometanos en los puestos claves de su estado, como ha ido desplazando a los palestinos, y como ha librado tantas guerras con sus vecinos árabes.

India, en cambio, no recibe tal rechazo. Sin embargo, se ha convertido en un enemigo para varios movimientos mahometanos debido a la cuestión de Cachemira, a la rivalidad con Pakistán (quien no le perdona haberle separado de Bangladesh y Cachemira) y a que en los últimos años se ha desarrollado un nacionalismo religioso hinduísta que ha llegado a estar en el poder y que ha alentado violencia contra mezquitas y civiles musulmanes.

El bombazo de Bombay y los bombardeos de Beirut marcan una evolución en la "guerra contra el terrorismo islámico". En el caso de India tenemos la primera vez en que los panislamistas lanzan un ataque sincronizado masivo contra civiles que no son de una potencia cristiana o que esté interviniendo en Irak y Afganistán. La razón por la cual Al Qaida atacó Madrid el 11-M era para provocar que España se retire de Irak y Ben Laden salió a decir que dejarían de atacar a cualquier país que les ocupase.

Algo a destacar es que, si bien nadie ha reivindicado la matanza de Bombay, luego de ésta ha aparecido una "Al Qaida de Cachemira", nombre similar a la Al Qaida de Irak, que animaba Al Zarqaui y que proponía una guerra comunalista entre la rama sunita del islam contra la chiíta. Es probable que estemos entrando a una nueva fase o desprendimiento del binladenismo que propone ya no sólo una guerra entre el islam y los "judeo-cristianos" sino también contra otras religiones que cohabiten con importantes poblaciones sunitas (como los chiitas o los hinduístas).

De otro lado, India, si bien no responsabiliza a ningún grupo por el macroatentado, ha anunciado que los "terroristas" han tenido cobertura dentro de Pakistán. Durante años India ha denunciado a los servicios de inteligencia paquistaníes como alentadores del separatismo cachemirense, así como antes el gobierno izquierdista afgano post-1978 acusaba a éstos de alentar a los mujaidines. India quiere aprovechar la oportunidad para debilitar a Pakistán y crear una cuña entre éste y EU, mostrando que Pakistán sigue siendo un país donde se cobijan talibanes, binladenistas y terroristas como los de Bombay.

En el caso de Israel se trata de la primera guerra que los sharonistas lanzan contra Gaza y Líbano después de haberse unilateralmente "desconectado" de ambos lugares. Ésta se da, además, luego de las elecciones israelíes que permitieron que Ohmert sea reelecto primer ministro con más fuerza y con un gabinete libre de los sionistas más duros y de los comicios palestinos que llevaron a Hamás al premierato.

Israel no podría volver a producir una ocupación prolongada de Gaza o del sur de Líbano. Ambos hechos les fueron desgastantes y le aislaron internacionalmente, además que irían en contra de la razón por la cual Sharon y Olmert se escindieron del Likud. Por el momento, Israel apunta a mostrar fuerza y una advertencia ante Siria e Irán para que se "controle" a Hezbolá y para que Hamás acepte alguna forma de reconocer a Israel.

La ofensiva israelí reforzará la pretensión de Hezbolá de mantener su milicia (que no se desarma precisamente por que se plantea como una de resistencia ante Israel), así como el intento de Siria de volver a incidir indirecta o directamente en Líbano. Irán acentuará sus programas nucleares como precaución.

En el pasado las incursiones de Israel en Gaza o Líbano no han generado una guerra regional, pero esto podría cambiar si Siria entra al conflicto, con lo cual Irán también lo haría.

El Grupo de los Ocho debe buscar tranquilizar las aguas en ambos bandos. Mientras Rusia lidera el campo que plantea que Israel se ha sobrepasado en su defensa, EU le echa la culpa a Hezbolá. Para los primeros ministros de Reino Unido y Canadá lo importante es apoyar a los "moderados" de ambos bandos e ir hacia una solución biestatal del diferendo hebreo-palestino.

En el G8 mientras EU buscará ser el mayor defensor de Israel, Rusia tratará de usar sus buenos nexos con Irán, Siria y Hamás para encontrar un puente. En este conflicto Israel buscará salir airoso si logra derrotar al Hezbolá o hacer que el Hamás acepte alguna forma camuflada de reconocerle y un compromiso suyo y de Hezbolá para no volver a lanzar cohetes contra su territorio. Hamás y Hezbolá buscarán demostrar a sus poblaciones que sus milicias deben mantenerse y fortalecerse pues gracias a éstas se podría contener a Israel o conseguir la liberación de muchos presos (algo que de realizarse sería visto como una victoria árabe).

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Estamos fuertemente imbuidos, cada uno en lo suyo, de que somos algo consistente. Por eso alardeamos de un cuerpo, o al menos, lo notamos como propio. Al pensar, somos testigos de esa presencia particular e insustituible. Nos situamos como un estandarte expuesto a la vista de la comunidad y accesible a sus artefactos exploradores.

En medio de los afanes de la semana, me surge una breve reflexión sobre las sectas. Se advierte oscuro, aureolar que diría Gustavo Bueno, su concepto. Las define el DRAE como “comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de carácter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre los adeptos”. Se entienden también como desviación de una Iglesia, pero, en general, y por extensión, se aplica la noción a cualquier grupo con esos rasgos.

Acostumbrados a los adornos políticos, cuya finalidad no es otra que entregar a las gentes a las creencias, mientras grupos de intereses variados hacen sus particulares negocios, quizá no estaría de más desprender a la política de la apariencia que le sirve de compañía y colocarla ante esa realidad situada más allá de la verdad oficial. Lo que quiere decir lavar la cara al poder político para mostrarle sin maquillaje.

 
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