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Etiquetas | Internacional | Paraguay
En breve Nicolás Maduro será recibido con todos los honores en Paraguay, y Aldo Zucolillo y la ultraderecha paraguaya deberán tragarse el sapo

Aldo Zucolillo deberá tragar sapos

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Ya Lenin decía que "Decidir una vez cada tantos años qué miembro de las clases dominantes han de reprimir y aplastar al pueblo a través del parlamento; tal es la verdadera esencia del parlamentarismo burgués". Con esta frase con la cual describía anticipadamente el esquema del poder en el Paraguay del Siglo XXI, ya un siglo atrás el famoso revolucionario ruso establecía la lógica de que los poderes revolucionarios están por encima de cualquier ordenamiento jurídico o sistema político agonizante.

Es lo que los poderes de la revolución que se ha dado en América Latina en la última década –y que por lógica, siempre libran sus batallas fuera del legalismo- han tenido en cuenta para forzar el ingreso de Venezuela al Mercosur, usando como pretexto el un supuesto golpe parlamentario a mediados del año pasado. Hechos ulteriores han demostrado que resistirse a los cambios con un discurso trasnochado como el que se pretendió instalar en Paraguay, peca sobre todo de poco realista.

El líder de la prensa ultraderechista paraguaya, Aldo Zucolillo, recibió una verdadera bofetada del gobierno electo en Paraguay, a pesar de todos los esfuerzos que realizó para subirse al carro de los anunciados vencedores del 21 de abril. El equipo de transición que trabaja para el presidente electo, anunció que Nicolás Maduro asistirá a la investidura de Horacio Cartes, con todos los honores de Jefe de Estado.

Queda claro que las nuevas autoridades paraguayas consideran superado el capítulo de la supuesta "polémica" de la que habla ABC color sobre las elecciones venezolanas, que tuvieron a Maduro como incuestionable ganador.

Por si la bofetada no fuera suficiente, varios referentes del gobierno electo desmintieron de manera categórica supuestos nombramientos de ministros de los que habla también ABC, y anunciaron que el presidente electo no se dejará presionar por "caprichos" de nadie, en evidente alusión al otrora omnipotente poder mediático. El diputado Oscar Tuma, cercano al presidente electo Horacio Cartes, agregó que lo que ahora desea el electorado paraguayo es que los problemas se solucionen y no que se agraven, y desestimó la amenaza que pueda representar el poder mediático, graficando que hoy la gente se entera de lo que sucede en el mundo a través de su teléfono móvil.

El periodista Enrique Vargas Peña cita en un artículo publicado en La Nación al senador Juan Carlos Galaverna, reelecto por la Asociación Nacional Republicana (ANR, Partido Colorado) quien “reflexionaba el viernes, con la calidad gráfica que le es característica, que la planeada invitación al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, “sería bastante de mal gusto…pero si los intereses nacionales y geopolíticos de la región lo recomiendan, habrá que tragar sapos”.

Las declaraciones del influyente senador dejan entrever que el nuevo gobierno obrará con realismo y pragmatismo, dado el carácter irreversible del ingreso de Venezuela al bloque regional.

Pero los dinosaurios de la otrora prensa hegemónica paraguaya no piensan levantar la bandera blanca de la rendición sin dar pelea, según se desprende de algunas señales todavía poco claras de descifrar.

Un conocido abogado vinculado laboralmente a Zucolillo, Alejandro Encina Marín, se despachó hace días con un furibundo discurso contra los gobiernos de la región, y pidiendo a los estudiantes de la carrera de abogacía que se movilicen en defensa de la posición anti-integracionista de ABC color. Es decir, los dueños de la verdad han empezado a mover las fichas que les quedan.

“El Mercosur está ideologizado y bajo la presión de los petrodólares” adujo el abogado de ABC color en un acto en la Facultad de Derecho, y calificó de “bastarda” la intención de parte de Nicolás Maduro (Energúmeno Bolivariano según sus expresiones) “de convertirse en Presidente Pro-Témpore del Mercosur, y de excluir en sus derechos originarios al Paraguay mediante la presión económica”.

Según informan los satélites de Zucolillo, “el representante del Centro de Estudiantes de dicha casa de estudios, el estudiante Jorge Alejandro Melgarejo Raggini se comprometió a llevar sus palabras al resto del alumnado para evitar así un atropello a la soberanía y autodeterminación de los pueblos” .

Otros teóricos del pensamiento retardatario cuestionan que “Horacio Cartes inaugurará su gestión sometiéndose al paradigma de que en MERCOSUR rige la razón política sobre la jurídica”, argumento que adolece cuando menos de un mediano conocimiento de la historia. Ninguna revolución que merezca tal denominación se llevó a cabo dentro del ordenamiento jurídico del régimen que se pretendía cambiar, y la guillotina lo probó en la Francia de fines del siglo XVIII. Los pobres argumentos de la trasnochada ultraderecha paraguaya hubieran estado muy lejos de salvar la cabeza de Luis XVI el 21 de enero de 1793.

Para los defensores del antiguo régimen, la copa hoy vuelve a estar servida. Y todo parece indicar que el único camino que le queda a Zucolillo y sus acólitos es tragarse los sapos. .

Aldo Zucolillo deberá tragar sapos

En breve Nicolás Maduro será recibido con todos los honores en Paraguay, y Aldo Zucolillo y la ultraderecha paraguaya deberán tragarse el sapo
Luis Agüero Wagner
lunes, 13 de mayo de 2013, 09:42 h (CET)
Ya Lenin decía que "Decidir una vez cada tantos años qué miembro de las clases dominantes han de reprimir y aplastar al pueblo a través del parlamento; tal es la verdadera esencia del parlamentarismo burgués". Con esta frase con la cual describía anticipadamente el esquema del poder en el Paraguay del Siglo XXI, ya un siglo atrás el famoso revolucionario ruso establecía la lógica de que los poderes revolucionarios están por encima de cualquier ordenamiento jurídico o sistema político agonizante.

Es lo que los poderes de la revolución que se ha dado en América Latina en la última década –y que por lógica, siempre libran sus batallas fuera del legalismo- han tenido en cuenta para forzar el ingreso de Venezuela al Mercosur, usando como pretexto el un supuesto golpe parlamentario a mediados del año pasado. Hechos ulteriores han demostrado que resistirse a los cambios con un discurso trasnochado como el que se pretendió instalar en Paraguay, peca sobre todo de poco realista.

El líder de la prensa ultraderechista paraguaya, Aldo Zucolillo, recibió una verdadera bofetada del gobierno electo en Paraguay, a pesar de todos los esfuerzos que realizó para subirse al carro de los anunciados vencedores del 21 de abril. El equipo de transición que trabaja para el presidente electo, anunció que Nicolás Maduro asistirá a la investidura de Horacio Cartes, con todos los honores de Jefe de Estado.

Queda claro que las nuevas autoridades paraguayas consideran superado el capítulo de la supuesta "polémica" de la que habla ABC color sobre las elecciones venezolanas, que tuvieron a Maduro como incuestionable ganador.

Por si la bofetada no fuera suficiente, varios referentes del gobierno electo desmintieron de manera categórica supuestos nombramientos de ministros de los que habla también ABC, y anunciaron que el presidente electo no se dejará presionar por "caprichos" de nadie, en evidente alusión al otrora omnipotente poder mediático. El diputado Oscar Tuma, cercano al presidente electo Horacio Cartes, agregó que lo que ahora desea el electorado paraguayo es que los problemas se solucionen y no que se agraven, y desestimó la amenaza que pueda representar el poder mediático, graficando que hoy la gente se entera de lo que sucede en el mundo a través de su teléfono móvil.

El periodista Enrique Vargas Peña cita en un artículo publicado en La Nación al senador Juan Carlos Galaverna, reelecto por la Asociación Nacional Republicana (ANR, Partido Colorado) quien “reflexionaba el viernes, con la calidad gráfica que le es característica, que la planeada invitación al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, “sería bastante de mal gusto…pero si los intereses nacionales y geopolíticos de la región lo recomiendan, habrá que tragar sapos”.

Las declaraciones del influyente senador dejan entrever que el nuevo gobierno obrará con realismo y pragmatismo, dado el carácter irreversible del ingreso de Venezuela al bloque regional.

Pero los dinosaurios de la otrora prensa hegemónica paraguaya no piensan levantar la bandera blanca de la rendición sin dar pelea, según se desprende de algunas señales todavía poco claras de descifrar.

Un conocido abogado vinculado laboralmente a Zucolillo, Alejandro Encina Marín, se despachó hace días con un furibundo discurso contra los gobiernos de la región, y pidiendo a los estudiantes de la carrera de abogacía que se movilicen en defensa de la posición anti-integracionista de ABC color. Es decir, los dueños de la verdad han empezado a mover las fichas que les quedan.

“El Mercosur está ideologizado y bajo la presión de los petrodólares” adujo el abogado de ABC color en un acto en la Facultad de Derecho, y calificó de “bastarda” la intención de parte de Nicolás Maduro (Energúmeno Bolivariano según sus expresiones) “de convertirse en Presidente Pro-Témpore del Mercosur, y de excluir en sus derechos originarios al Paraguay mediante la presión económica”.

Según informan los satélites de Zucolillo, “el representante del Centro de Estudiantes de dicha casa de estudios, el estudiante Jorge Alejandro Melgarejo Raggini se comprometió a llevar sus palabras al resto del alumnado para evitar así un atropello a la soberanía y autodeterminación de los pueblos” .

Otros teóricos del pensamiento retardatario cuestionan que “Horacio Cartes inaugurará su gestión sometiéndose al paradigma de que en MERCOSUR rige la razón política sobre la jurídica”, argumento que adolece cuando menos de un mediano conocimiento de la historia. Ninguna revolución que merezca tal denominación se llevó a cabo dentro del ordenamiento jurídico del régimen que se pretendía cambiar, y la guillotina lo probó en la Francia de fines del siglo XVIII. Los pobres argumentos de la trasnochada ultraderecha paraguaya hubieran estado muy lejos de salvar la cabeza de Luis XVI el 21 de enero de 1793.

Para los defensores del antiguo régimen, la copa hoy vuelve a estar servida. Y todo parece indicar que el único camino que le queda a Zucolillo y sus acólitos es tragarse los sapos. .

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