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Nos acercamos al "Bar à Vins" de la Fábrica Moritz en Barcelona

Vuelven los tiempos del vermut

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Hace ya muchos, muchos años, un alsaciano llegó a Barcelona para elaborar cerveza al estilo de su tierra, creó la fábrica Moritz en la Ronda de Sant Antoni y desde los tanques llenos del refrescante líquido éste llegaba hasta las copas de los clientes que llenaban el local. Con el paso del tiempo la urbanización y expansión de la ciudad dejó aquella fábrica en pleno centro de Barcelona y durante años estuvo sin actividad alguna.

La familia propietaria de Moritz siguió teniendo en sus manos la propiedad de las tres fincas que formaban la primitiva fábrica y un buen día decidieron crear, donde antes se fabricaba cerveza, un gran centro gastronómico y cultural. Encargaron el proyecto de rehabilitación de los 4.500 metros cuadrados de la fábrica al conocido arquitecto Jean Nouvel y después de siete años de trabajo y 30 millones de euros de inversión a finales del año 2011 el espacio Moritz volvió a abrir sus puertas para celebrar eventos de diversas tendencias y hacer del espacio un lugar en el que, a cualquier hora del día, los gastrónomos y toda clase de personas se encuentren a gusto degustando desde un café hasta el más clásico de los platos de la cocina catalana e internacional, sin faltar, es natural, la cerveza que da nombre al lugar.


SOMELIERCHEFYBEBIDAS
En la fábrica Moritz existe un pequeño espacio al que han bautizado como “Bar à Vins” en el que degustar los mejores y más exquisitos y seleccionados caldos. Y ahora desde el pasado 4 de Mayo cada fin de semana los barceloneses y los visitantes de la ciudad tienen la oportunidad de acercarse al “Bar à Vins” para degustar en el interior o en su terraza el clásico vermut del mediodía. La copa del mediodía, ese ínterin que antes de la comida nos permite pasar un rato con los amigos, se ha ido perdiendo con el transcurso del tiempo, en estos momentos en los que la prisa no nos da pausa son muchos los que echan de menos ese vermut que sirve de aperitivo para preparar el estómago para el almuerzo. Por eso el “Bar à Vins” recupera los fines de semana el espacio del vermut, un tiempo de tranquilidad y reposo.


ALCACHOFASALAVINAGRETA
Cada fin de semana desde ya y de la mano de Xavier Alaya, sommelier del Bar à Vins y de su chef Jordi Vilá diversas opciones de vermut son ofrecidas a quienes se acercan a la Fábrica Moritz. Las propuestas son diversas y para todos los gustos, se puede comenzar con el vermut que han llamado “de toda la vida” consistente en aceitunas rellenas de anchoa, patatas chip y berberechos de la conocida y acreditada marca Espinaler. También podemos pedir el “Premium” que lleva los mismos ingredientes que el anterior con el añadido de las llamadas “anchoas de las 10” por la hora en que se limpian y preparan cada día, boquerones y un par de ostras. Otra opción es el “Aperitivo italiano” en el que se incluyen cebollitas en vinagre, alcachofas a la vinagreta, caponatta siciliana y un pimiento relleno de atún. El último pack que se nos ofrece es el llamado “aperitivo definitivo” en el que nos servirán un poco de todo y además croquetas, ensaladilla y calamares a la romana. Y en el “Bar à vins” no han olvidado a los más pequeños y comienzan a educar el paladar de los niños con un “aperitivo infantil” que lleva láminas de fuet Salgot, patatas fritas crujientes con ketchup, galletas saladas de queso y para beber mosto Moritz Epidor.

Todo un festival gastronómico que puede aderezarse con un amplio surtido de bebidas entre las que destaca el Fino en Rama Tío Pepe, difícil de encontrar por ser de elaboración restringida, un cava sin sulfitos Alta Alella Privat Un o un blanco alemán Riesling, también un txacoli. Y para los exigentes del clasicismo los vermuts Carpano, Perucchi o el clásico Izaguirre 1884 de Reus. Y después de tomar el vermut una visita a los sótanos del local donde están a la vista los amplios tanques en los que se elabora la cerveza o una parada para almorzar en cualquiera de las mesas de la Fábrica Moritz donde en su carta no faltan platos capaces de hacer las delicias de los mejores gastrónomos.

Vuelven los tiempos del vermut

Nos acercamos al "Bar à Vins" de la Fábrica Moritz en Barcelona
Teresa Berengueras y Rafa Esteve-Casanova
viernes, 10 de mayo de 2013, 12:41 h (CET)

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Hace ya muchos, muchos años, un alsaciano llegó a Barcelona para elaborar cerveza al estilo de su tierra, creó la fábrica Moritz en la Ronda de Sant Antoni y desde los tanques llenos del refrescante líquido éste llegaba hasta las copas de los clientes que llenaban el local. Con el paso del tiempo la urbanización y expansión de la ciudad dejó aquella fábrica en pleno centro de Barcelona y durante años estuvo sin actividad alguna.

La familia propietaria de Moritz siguió teniendo en sus manos la propiedad de las tres fincas que formaban la primitiva fábrica y un buen día decidieron crear, donde antes se fabricaba cerveza, un gran centro gastronómico y cultural. Encargaron el proyecto de rehabilitación de los 4.500 metros cuadrados de la fábrica al conocido arquitecto Jean Nouvel y después de siete años de trabajo y 30 millones de euros de inversión a finales del año 2011 el espacio Moritz volvió a abrir sus puertas para celebrar eventos de diversas tendencias y hacer del espacio un lugar en el que, a cualquier hora del día, los gastrónomos y toda clase de personas se encuentren a gusto degustando desde un café hasta el más clásico de los platos de la cocina catalana e internacional, sin faltar, es natural, la cerveza que da nombre al lugar.


SOMELIERCHEFYBEBIDAS
En la fábrica Moritz existe un pequeño espacio al que han bautizado como “Bar à Vins” en el que degustar los mejores y más exquisitos y seleccionados caldos. Y ahora desde el pasado 4 de Mayo cada fin de semana los barceloneses y los visitantes de la ciudad tienen la oportunidad de acercarse al “Bar à Vins” para degustar en el interior o en su terraza el clásico vermut del mediodía. La copa del mediodía, ese ínterin que antes de la comida nos permite pasar un rato con los amigos, se ha ido perdiendo con el transcurso del tiempo, en estos momentos en los que la prisa no nos da pausa son muchos los que echan de menos ese vermut que sirve de aperitivo para preparar el estómago para el almuerzo. Por eso el “Bar à Vins” recupera los fines de semana el espacio del vermut, un tiempo de tranquilidad y reposo.


ALCACHOFASALAVINAGRETA
Cada fin de semana desde ya y de la mano de Xavier Alaya, sommelier del Bar à Vins y de su chef Jordi Vilá diversas opciones de vermut son ofrecidas a quienes se acercan a la Fábrica Moritz. Las propuestas son diversas y para todos los gustos, se puede comenzar con el vermut que han llamado “de toda la vida” consistente en aceitunas rellenas de anchoa, patatas chip y berberechos de la conocida y acreditada marca Espinaler. También podemos pedir el “Premium” que lleva los mismos ingredientes que el anterior con el añadido de las llamadas “anchoas de las 10” por la hora en que se limpian y preparan cada día, boquerones y un par de ostras. Otra opción es el “Aperitivo italiano” en el que se incluyen cebollitas en vinagre, alcachofas a la vinagreta, caponatta siciliana y un pimiento relleno de atún. El último pack que se nos ofrece es el llamado “aperitivo definitivo” en el que nos servirán un poco de todo y además croquetas, ensaladilla y calamares a la romana. Y en el “Bar à vins” no han olvidado a los más pequeños y comienzan a educar el paladar de los niños con un “aperitivo infantil” que lleva láminas de fuet Salgot, patatas fritas crujientes con ketchup, galletas saladas de queso y para beber mosto Moritz Epidor.

Todo un festival gastronómico que puede aderezarse con un amplio surtido de bebidas entre las que destaca el Fino en Rama Tío Pepe, difícil de encontrar por ser de elaboración restringida, un cava sin sulfitos Alta Alella Privat Un o un blanco alemán Riesling, también un txacoli. Y para los exigentes del clasicismo los vermuts Carpano, Perucchi o el clásico Izaguirre 1884 de Reus. Y después de tomar el vermut una visita a los sótanos del local donde están a la vista los amplios tanques en los que se elabora la cerveza o una parada para almorzar en cualquiera de las mesas de la Fábrica Moritz donde en su carta no faltan platos capaces de hacer las delicias de los mejores gastrónomos.

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