Posiblemente muchos piensen que las declaraciones de ayer del ministro de Interior sobre el aborto y ETA fueron exageradas y estuvieron fuera de lugar. También es probable, o eso quiero creer, que no tardará en disculparse públicamente, pero lo cierto es que la intención del PP a la hora de cambiar la legislación es equiparar el aborto al asesinato como si fuese lo mismo interrumpir un embarazo que matar a un grupo de personas a bombazo limpio.
Concretamente, lo que pretende cambiar el PP es el supuesto de malformación del feto que permite la ley a día de hoy poder ser una causa en la cual puede acogerse la mujer para abortar. Quizá sea este un supuesto bastante amplio y el PP sí que debería modificarlo ya que existen miles de tipos de malformaciones, pero llegar a eliminarlo es excesivo. Si hablamos de una malformación como por ejemplo tener un hijo con el Síndrome de Down ahí no se podría entender que la mujer se acogiera a ese supuesto para abortar, pues cada vez más se está demostrando como una persona con este síndrome puede desarrollar trabajos, estudios y cualquier tipo de acto que realizan el resto de personas. Pero si nos centramos en otras malformaciones, de estas llamadas enfermedades raras por ejemplo, muchas familias están pidiendo desesperadamente ayuda económica para poder pagar un tratamiento a su hijo fuera de su país.
Estos dos ejemplos radicales serían una pequeña base para analizar el conflicto sobre si se debe eliminar o no el supuesto de malformación del feto. Si a esto le sumamos que la Ley de Dependencia también está siendo recortada y las ayudas para estas familias no llegan, la situación económica de estas familias se vuelve inviable. Es por tanto una contradicción por parte del Gobierno donde priman más las ideologías que no el interés general de los ciudadanos. No se pueden quitar unas ayudas que son fundamentales para la supervivencia de las personas con algún tipo de discapacidad, y en cambio decir que se protege al no-nacido. Si van a las manifestaciones pro-vida como las llaman no pueden actuar contrarios a la vida quitándoles el pan a los que ya llevan unos años nacidos.