| ||||||||||||||||||||||
|
|
Schopenhauer decía que el ser humano es un animal metafísico, condenado a interrogarse por el sentido de su existencia. Incluso en medio de la rutina, la prisa y el cansancio, late en lo más hondo la pregunta por aquello que trasciende lo inmediato. Esa sed de sentido es la que nos empuja a buscar algo más allá.
La reciente visita del BAP Unión, el buque escuela más grande de Latinoamérica, a Londres, nos impulsa a escribir esta nota acerca de las fructíferas relaciones peruano-británicas. Inglaterra y Perú comparten el tener una bandera nacional blanqui-roja. Mientras la primera fue la sede del mayor imperio oriundo del hemisferio norte, la segunda lo fue del mayor imperio originario del hemisferio sur (incario).
En realidad nada nuevo; quizás que las máscaras comienzan a decolorarse. A este paso quizás deberíamos reclamar aquella no europeidad nuestra que proclamaban los “sí” europeos. Serlo comienza a incomodar. La cuestión es que vamos a una nueva vuelta de tuerca para que se consolide una Europa de periferias y subperiferias.
|