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¿Cómo piensa el señor Mas financiar su “estado” catalán?

"Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara", William Shakespeare
Miguel Massanet
jueves, 14 de marzo de 2013, 07:58 h (CET)
Algunos, los que no creemos en la viabilidad de un “Estado catalán”, estamos sorprendidos ante la futilidad de los argumentos del señor Mas y todos sus seguidores, respecto a la viabilidad de sus planes sobre lo que, en teoría y sólo desde un punto de vista utópico, podría ser el desarrollo de su disparatada idea de lo que, a su entender, podría ser este famoso “estado independiente de la comunidad catalana”. Lo cierto es que, aparte de incitar a los catalanes a enfrentarse al Estado español; de ir contando cuentos chinos sobre una España que está esquilmando a Catalunya y quejarse, continuamente, del trato que está recibiendo la sociedad catalana del resto de la ciudadanía española; poco o nada sabemos de cuáles serían sus planes para sacar adelante a esta nueva nación; qué tipo de sistema de gobierno sería el que se implantaría; de qué fuentes se nutriría la Hacienda y cuáles serían los tributos que caerían sobre los catalanes, entre otras cuestiones no menos importantes.

El señor Mas ha tenido excesiva prisa en plantear una cuestión, la del “derecho a decidir” o, lo que es lo mismo, el derecho a independizarse de España, sólo por intentar aprovechar una ocasión que, él y sus socios de ERC con su líder el señor Junqueras, creen que es propicia para, aprovechando la presunta debilidad del Gobierno de la nación; los ataques que la izquierda están lanzando en contra de las medidas que está implantando y el descenso de la popularidad del Ejecutivo que, la puesta en marcha de los ajustes que nos han sido impuestos desde Bruselas, para evitar que caigamos en default ( en cuyo caso la alternativa sería alejarnos de una Europa ), compartiendo suerte con Grecia y alguna de las otras naciones que están sufriendo, con mayor intensidad, los efectos nefastos de la crisis inmobiliaria.

Sin duda, esta precipitación en actuar, ya tuvo sus primeras manifestaciones en las consultas populares que se llevaron a cabo en los distintos municipios catalanes, en el año 2010, con el refrendo del propio TC, como siempre al servicio de las más rocambolescas interpretaciones de la Constitución, para que se manifestaran sobre la independencia del país (ante la más completa pasividad del Gobierno de la nación). Tampoco faltaron quemas de retratos de SM el Rey y de los símbolos nacionales ante la más completa pasividad de las autoridades locales y sin que ningún fiscal reaccionara ante tales hechos. Con estas premisas y con diversos actos de exaltación del independentismo, como los que tuvieron lugar en el estadio de CFB, donde se pitaron a las autoridades y se vejaron los emblemas nacionales, se fueron excitando los sentimientos catalanistas latentes en muchos ciudadanos que, sólo un año antes, no pensaban en ello, cuando el porcentaje de independentistas no llegaba al 30%.

Pero, con lo que no contaron el señor Mas y Junqueras ( los del pacto derecha e izquierda) o, su obsesión por avanzar hacia la soberanía de Catalunya, no les permitió tener en cuenta, fue con que la herencia del Tripartito fue tan catastrófica, las finanzas que dejaron a sus sucesores y la deuda que habían contraído de tanta magnitud y el déficit tan oneroso que, unidos a la situación de crisis en la que estaba sumido todo el país; no se establecía el marco más idóneo ni la situación más propicia para lanzarle el órdago al Estado español, de quien se veían obligados a depender, del que precisaban ayuda, urgentemente, para atender sus compromisos ineludibles del pago de los bonos de deuda y, sin cuya ayuda, como se viene demostrando, han sido incapaces de atender a sus más imprescindibles compromisos como es el caso de las farmacias a las que adeudan 303 millones de euros sin que todavía haya una fecha para hacerlos efectivos a sus acreedores.

Y es que, en este baile de contradicciones; en estas chulerías y desplantes vs peticiones a auxilio y llamadas de socorro; en estas amenazas y lamentaciones; en este juego de razones y sinrazones que se traen entre manos los nacionalistas; suena a tomadura de pelo que sea el señor Mas quien acuse al señor Montoro de falta de “flexibilidad”, de ser el culpable de exigir a Catalunya un límite de déficit ( el mismo que a las otras autonomías) del 1’5%, con el argumento de que los presupuestos catalanes no pueden conseguirlo. Muy curioso que, no obstante, la prensa catalana fuera beneficiaria, en el 2012 de 4.114.000 euros; el grupo Godó (los grandes defensores de Mas, CIU y sus veleidades independentistas) recibió 5’5 millones de euros para la edición de La Vanguardia en catalán, procedentes de la Consellería de Cultura; tampoco los Sindicatos dejan de recibir sus subvenciones del orden de 16 millones de euros o los 33 millones de euros que cuesta el sostener las llamadas “embajadas catalanas” en el extranjero.

En el 2012 el señor Mas aumentó la subvención al cine en lengua catalana (acababa de recibir 5.370 millones del FLA) en 671.000 euros, que se añadieron a los que ya se habían aportado a primeros de año, otros 950.000. Y todo ello no es más que la muestras palmaria de los despilfarros encaminados a fortalecer la influencia nacionalista y establecer las infraestructuras encaminadas a poder suplir, en un determinado momento, las funciones reservadas al Estado español. ¿Qué reclama, pues, el señor Mas? Es evidente, siguen en su postura victimista para conseguir apoyo económico del Estado, del que piensa sacar otros 9.000 millones de euros durante este año 2013 del indicado Fondo de Liquidez Autonómica. Es obvio que las cantidades que podría recortar de sus presupuestos sería mucho mayor, porque la información sería muy prolija si se tuvieran que enumerar todas las partidas destinadas, tanto en enseñanza como en otros capítulos, a la promoción de la lengua catalana y a otros destinos relacionados con los costes de estas consultas populares o la propaganda destinada a movilizar al independentismo dentro de las tierras catalanas.

La excesiva complacencia del gobierno del señor Rajoy; la tolerancia incomprensible con la que la Justicia, por medio de sus funcionarios, ha permitido que se infrinja la ley sin que ni los Mossos de Escuadra ni los fiscales o jueces parezcan haberse enterado de que las sentencias se incumplen, que la Constitución no se respeta y que, en las calles, salen manifestaciones en las que se insulta a España y a los españoles. Un juego harto peligroso en el que, hasta ahora, los que lo vienen denunciando son los que son acallados, sancionados o reprendidos, mientras que aquellos que se manifiestan en contra del Estado de Derecho, parece que tienen un trato especial, como si se tuviera miedo de actuar contra ellos. No podemos evitar recordar actitudes semejantes de los políticos republicanos que, con su impasibilidad, su inoperancia y su falta de la energía, carentes del valor preciso para poner orden, fueron los causantes de lo que sucedió en España el 18 de julio de 1.936. Son otros tiempos, pero seis millones de parados y las amenazas separatistas dan pábulo a que se pueda poner en cuestión la forma laxa con la que el Gobierno está tratando esta situación.

Puede que, desde el resto de España, se piense que exageramos, pero hay que vivir en esta tierra, hay que escuchar a la gente y se ha de pulsar el ambiente para acabar por sacar las conclusiones oportunas. Quisiera estar equivocado pero, por desgracia, señores, el panorama que observo es éste y no otro. .

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