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Discrepancias entre socialistas

El PSOE puede romperse en Catalunya

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Las aguas bajan revueltas en la socialdemocracia española, hace unos días vimos como en el Parlament de Catalunya algunos de los diputados del PSC votaban de manera diferente a lo que habían acordado los dirigentes del partido, y la pasada semana se produjo una situación parecida, aunque mucho más grave, en el Congreso español. Todo ello ha llenado los informativos televisivos y ha hecho correr ríos de tinta en la prensa escrita. El grupo de parlamentarios socialistas del PSC, integrados en el grupo parlamentario socialista del Congreso, votaron de manera contraria a como había establecido que se hiciera la dirección del grupo de la socialdemocracia española. Lo hicieron todos menos uno, Carme Chacón que fue cabeza de lista del PSC por Barcelona en las últimas elecciones al Congreso, se quedó quieta sin apretar el botón ni a favor ni en contra de una propuesta relativa al derecho del pueblo catalán a decidir sobre su futuro.

El señor Rubalcaba pone un circo y le crecen los enanos. El mismo día en que tenía que intervenir en la tribuna de oradores en el debate sobre el estado de la Nación su conmilitón y líder de los socialistas catalanes durante una charla mantuvo que el Rey debería abdicar y dar paso a ese futuro Felipe VI que lleva tiempo mirando de reojo la metafórica corona que ciñe su padre. Si el líder del socialismo español ya lo tenía difícil en su enfrentamiento con Rajoy su conmilitón, Pere Navarro, se lo puso todavía más. El bunker informativo madrileño sacó a relucir toda su artillería aprovechando las palabras de Navarro para poner como chupa de dómine a Rubalcaba mientras la bancada de la muchachada de la gaviota no perdía la ocasión para echarle en cara que no tiene fuerza moral para dirigir con mano dura a los militantes y dirigentes de su partido.

Pero no fue tan sólo la derecha más extrema que ahora nos gobierna quien afeó las palabras del líder socialista catalán, también los llamados barones del PSOE montaron en cólera defendiendo la soberana, para todos ellos, unidad de la indivisible patria española al tiempo que afeaban la conducta de los parlamentarios catalanes del PSC que se habían atrevido a desafiar, por primera vez, el voto común del socialismo español y más en una ocasión como aquella en la que para ellos estaba en juego la unidad de la patria. A toda esta caterva de demócratas ni por un solo momento les pasó por la mente que lo que sus compañeros catalanes defendían era simple y llanamente el que el pueblo de Catalunya pueda votar en libertad y decidir qué quiere ser y con quiere estar. Para nada se habló de independencia aquella tarde en el Congreso en lo referente al tema que se estaba votando.

El PSOE, con la rosa cada día más marchita y el puño totalmente abierto, no levanta cabeza ni creo que la levante en años si sus dirigentes y muchos de sus militantes siguen teniendo el sentido de centralismo que desde los tiempos de la Transición ha reinado entre sus filas. Poco antes de morir Franco un joven abogado laboralista con el nombre de guerra de “Isidoro” se hizo con el poder en el viejo PSOE, más tarde sería Presidente del Gobierno ya con su verdadero nombre: Felipe González. Pero para llegar a Moncloa tuvo que aglutinar al resto de partidos socialistas que había en el resto del Estado español y entre ellos estaban los catalanes que bajo las siglas del PSC pasaron a engrosar con sus votos los que le hicieron falta a Felipe González para llegar al Gobierno.

Las relaciones entre el PSOE y el PSC aunque de cara a la galería siempre fueron fraternales en el interior de ambos partidos no todo era miel sobre hojuelas. La socialdemocracia catalana siempre ha peleado por tener grupo propio en el Congreso con lo cual en caso de discrepancia con sus conmilitones del PSOE les daría la ocasión para poder elevar su voz desde el escaño aunque ésta sonara diferente a la de sus colegas. Pero desde la calle Ferraz en Madrid nunca han visto con buenos ojos este deseo de los catalanes y ahora se han encontrado con la sorpresa de que el PSC ha votado en contra de lo que los dirigentes del partido habían determinado desde sus despachos madrileños.

Estos días se han alzado voces en contra de esta “revuelta” de los diputados catalanes, incluso Alfonso Guerra, que debe estar encolado al escaño, ha vuelto a sacar a relucir su más rancio nacionalismo español para atacarles junto con el resto de barones. Incluso hay dirigentes del PSOE que propugnan la ruptura con el PSC y montar una sucursal del PSOE en Catalunya. Y ahí se equivocan de pe a pa. Un PSOE más sucursalista que lo ha sido el PSC en Catalunya y sometido al ucase de Madrid fracasaría totalmente y el PSOE no volvería en años a poder aspirar al Gobierno de España, los votos catalanes son necesarios para que la socialdemocracia ocupe el banco azul del Gobierno en el Congreso.

Pero Alfonso Guerra y sus huestes quieren suicidarse en una pataleta de niño mimado ante la bofetada en la votación que les dieron sus “hermanos” socialistas catalanes que, por una vez, han visto que también ellos iban de cabeza al suicidio colectivo si no anteponían los intereses de Catalunya a los del PSOE. Así y todo unos y otros los tienen muy difícil si no cambian de pensamiento y de líderes, y más difícil lo tiene quien fue llamada “la niña de Felipe”, Carme Chacón, aspirante al puesto más alto en el PSOE y que ahora no va a tener sitio ni en uno ni en otro sitio, al menos en el PSC ya le han dicho que no volverá a liderar las listas electorales.

El PSOE puede romperse en Catalunya

Discrepancias entre socialistas
Rafa Esteve-Casanova
miércoles, 6 de marzo de 2013, 08:20 h (CET)
Las aguas bajan revueltas en la socialdemocracia española, hace unos días vimos como en el Parlament de Catalunya algunos de los diputados del PSC votaban de manera diferente a lo que habían acordado los dirigentes del partido, y la pasada semana se produjo una situación parecida, aunque mucho más grave, en el Congreso español. Todo ello ha llenado los informativos televisivos y ha hecho correr ríos de tinta en la prensa escrita. El grupo de parlamentarios socialistas del PSC, integrados en el grupo parlamentario socialista del Congreso, votaron de manera contraria a como había establecido que se hiciera la dirección del grupo de la socialdemocracia española. Lo hicieron todos menos uno, Carme Chacón que fue cabeza de lista del PSC por Barcelona en las últimas elecciones al Congreso, se quedó quieta sin apretar el botón ni a favor ni en contra de una propuesta relativa al derecho del pueblo catalán a decidir sobre su futuro.

El señor Rubalcaba pone un circo y le crecen los enanos. El mismo día en que tenía que intervenir en la tribuna de oradores en el debate sobre el estado de la Nación su conmilitón y líder de los socialistas catalanes durante una charla mantuvo que el Rey debería abdicar y dar paso a ese futuro Felipe VI que lleva tiempo mirando de reojo la metafórica corona que ciñe su padre. Si el líder del socialismo español ya lo tenía difícil en su enfrentamiento con Rajoy su conmilitón, Pere Navarro, se lo puso todavía más. El bunker informativo madrileño sacó a relucir toda su artillería aprovechando las palabras de Navarro para poner como chupa de dómine a Rubalcaba mientras la bancada de la muchachada de la gaviota no perdía la ocasión para echarle en cara que no tiene fuerza moral para dirigir con mano dura a los militantes y dirigentes de su partido.

Pero no fue tan sólo la derecha más extrema que ahora nos gobierna quien afeó las palabras del líder socialista catalán, también los llamados barones del PSOE montaron en cólera defendiendo la soberana, para todos ellos, unidad de la indivisible patria española al tiempo que afeaban la conducta de los parlamentarios catalanes del PSC que se habían atrevido a desafiar, por primera vez, el voto común del socialismo español y más en una ocasión como aquella en la que para ellos estaba en juego la unidad de la patria. A toda esta caterva de demócratas ni por un solo momento les pasó por la mente que lo que sus compañeros catalanes defendían era simple y llanamente el que el pueblo de Catalunya pueda votar en libertad y decidir qué quiere ser y con quiere estar. Para nada se habló de independencia aquella tarde en el Congreso en lo referente al tema que se estaba votando.

El PSOE, con la rosa cada día más marchita y el puño totalmente abierto, no levanta cabeza ni creo que la levante en años si sus dirigentes y muchos de sus militantes siguen teniendo el sentido de centralismo que desde los tiempos de la Transición ha reinado entre sus filas. Poco antes de morir Franco un joven abogado laboralista con el nombre de guerra de “Isidoro” se hizo con el poder en el viejo PSOE, más tarde sería Presidente del Gobierno ya con su verdadero nombre: Felipe González. Pero para llegar a Moncloa tuvo que aglutinar al resto de partidos socialistas que había en el resto del Estado español y entre ellos estaban los catalanes que bajo las siglas del PSC pasaron a engrosar con sus votos los que le hicieron falta a Felipe González para llegar al Gobierno.

Las relaciones entre el PSOE y el PSC aunque de cara a la galería siempre fueron fraternales en el interior de ambos partidos no todo era miel sobre hojuelas. La socialdemocracia catalana siempre ha peleado por tener grupo propio en el Congreso con lo cual en caso de discrepancia con sus conmilitones del PSOE les daría la ocasión para poder elevar su voz desde el escaño aunque ésta sonara diferente a la de sus colegas. Pero desde la calle Ferraz en Madrid nunca han visto con buenos ojos este deseo de los catalanes y ahora se han encontrado con la sorpresa de que el PSC ha votado en contra de lo que los dirigentes del partido habían determinado desde sus despachos madrileños.

Estos días se han alzado voces en contra de esta “revuelta” de los diputados catalanes, incluso Alfonso Guerra, que debe estar encolado al escaño, ha vuelto a sacar a relucir su más rancio nacionalismo español para atacarles junto con el resto de barones. Incluso hay dirigentes del PSOE que propugnan la ruptura con el PSC y montar una sucursal del PSOE en Catalunya. Y ahí se equivocan de pe a pa. Un PSOE más sucursalista que lo ha sido el PSC en Catalunya y sometido al ucase de Madrid fracasaría totalmente y el PSOE no volvería en años a poder aspirar al Gobierno de España, los votos catalanes son necesarios para que la socialdemocracia ocupe el banco azul del Gobierno en el Congreso.

Pero Alfonso Guerra y sus huestes quieren suicidarse en una pataleta de niño mimado ante la bofetada en la votación que les dieron sus “hermanos” socialistas catalanes que, por una vez, han visto que también ellos iban de cabeza al suicidio colectivo si no anteponían los intereses de Catalunya a los del PSOE. Así y todo unos y otros los tienen muy difícil si no cambian de pensamiento y de líderes, y más difícil lo tiene quien fue llamada “la niña de Felipe”, Carme Chacón, aspirante al puesto más alto en el PSOE y que ahora no va a tener sitio ni en uno ni en otro sitio, al menos en el PSC ya le han dicho que no volverá a liderar las listas electorales.

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