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Etiquetas | castellano | Cataluña | Política
La realidad es cabezota y no atiende a las sinrazones de ignorantes, maledicentes y fulleros

El castellano como arma

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Desde hace algún tiempo las mesnadas nacionalistas amparadas bajo la bandera del españolismo intentan, desde todos los rincones de la mentira y la bellaquería desprestigiar a aquellos que defienden y hablan, en las Illes, el País Valencià i Catalunya la lengua propia de estos territorios en sus diferentes variantes de la lengua conocida internacionalmente y por todas las Universidades como catalán, aunque en cada uno de estos territorios se le de una denominación diferente.


Los que nunca han defendido, ni suelen hablar la lengua de cada uno de estos tres países son los más firmes defensores de la utilización del castellano, lengua, por cierto, también oficial en el ámbito lingüístico del catalán, en sus diversas variantes, en el Estado español. Pero para defender el uso del castellano no encuentran otras armas que denigrar a los catalanoparlantes. Albert Rivera, ese líder de los “naranjitos” que, por fin, se ha quitado la careta de liberal y se está mostrando en su verdadera faceta de adorador de las ideas fascistas, una mañana se levantó e inscribió en el argumentario de su partido, C’s, que había que repetir a diestro y siniestro, especialmente a diestro, que en Catalunya para poder hablar castellano había que “romperse la cara”. Con esta frase quedaba inaugurada la larga carrera de improperios, mentiras, y calumnias contra el uso del catalán, acusando a sus hablantes de ser, más o menos, unos monstruos comparados a los miembros de las SS hitlerianas que, en las escuelas, torturaban y obligaban a los niños a hablar en catalán.


Pero la realidad es cabezota y no atiende a las sinrazones de ignorantes, maledicentes y fulleros como Albert Rivera y su dúo de damas del odio y la mala educación: Inés Arrimadas y Lorena Roldan. La realidad es que la única lengua maltratada es el catalán, especialmente fuera de Catalunya, territorios en los que es más débil su uso. Un buen día en el Aeropuerto de Son San Juan en la isla de Mallorca un guardia civil no quiere dejar pasar a las instalaciones a una trabajadora del mismo por hablar en catalán, el guardia civil sigue en sus funciones de “muro lingüístico”, contra “rojos” y “separatistas” debe pensar él desde su mentalidad de colonialista español, y a la trabajadora que, en uso de su derecho, utilizaba su lengua le puede caer una sanción de 200.000 euros. Qué lengua es un arma agresora? El castellano o español, como cada uno quiera llamarle, del guardia civil que se excedió en sus funciones.

Pasemos ahora a Alacant donde un policía local se negó a atender a un ciudadano, olvidando quién paga su sueldo, por dirigirse a él, la autoridad, en valenciano. Este agente continua, como el Torrente de las películas, “apatrullando” la ciudad y, seguro, intentado limitar los derechos lingüísticos de los ciudadanos alicantinos que, en su libre albedrio, usen su lengua, oficial según el Estatut del País Valencià, también conocido como Comunitat Valenciana. Otro día un sanitario del servicio de urgencias se niega a atender a una enferma porque le hablaba en valenciano, la respuesta de este impresentable nacionalista español fue gritar “Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley”, es el único recurso que les queda a estos ignorantes, crecidos últimamente ante la displicencia con la que autoridades y jueces ven estos ataques a la convivencia.


Otros casos de odio, si, odio, hacia el uso del idioma propio en el País Valencià han tenido lugar en la sanidad y la hostelería. Todos ellos han sido denunciados. Es preocupante que todos estos ataques al uso de la lengua crezcan en estos tiempos en los que también crece, en toda Europa y los USA, el fascismo, que nunca murió y que durante años ha estado agazapado en la sombra esperando sus tiempos mejores que ahora parecen llegados. Y lo más grave es, que a veces, declaraciones de alguna Consellera den pie a ello.


Pero es más preocupante que, desde posiciones supuestamente progresistas se menoscaben estos tristes hechos e, incluso, se hable de que con las denuncias de los mismos lo que se está haciendo es utilizar la lengua, en este caso el catalán, como un arma arrojadiza y que lo único que se está consiguiendo es atizar el odio contra los catalanoparlantes, a los que, de manera torticera, muchas veces se identifica con los seguidores del independentismo.


Pero el odio hacia la lengua catalana, en sus diversas variantes, no es una cosa nueva. Son muchas las generaciones de españolitos que han sido educadas en el mismo, El lema franquista “una patria, una lengua, una espada”, o las pintadas “si eres español habla español” junto a la alquitranada foto de Su Excremencia en las fachadas de los años 40/50 vienen de lejos, durante mas de 300 años desde los poderes del Estado, especialmente desde la Corona de los Borbones, se ha venido atacando el uso de la lengua catalana, en todas sus variantes.


Todo comenzó en 1714, con Felipe V y su Decreto de Nueva Planta. El nombre del Decreto “Nueva Planta” ya lo decía todo, el vencedor de la guerra anuló leyes y fueros de los territorios conquistados, incendió pueblos, entre ellos Castellterçol, donde ahora vivo, y Xàtiva, donde todavía está su retrato colgado boca abajo, aplicó el “derecho de horca” que consistía en ahorcar uno de cada diez prisioneros, E intentó, sin conseguirlo, arrasar el uso del catalán.


Más tarde Carlos III, conocido como el mejor alcalde de Madrid, prohibió el uso del catalán en la enseñanza, los juicios y los libros de contabilidad, entre otras cosas. Los sermones en las iglesias pasaron a ser en latín, en su mayoría, por la falta de conocimiento del castellano de algunos mosenes. En tiempos de Isabel II, en 1862 una ley notarial prohibía celebrar contratos y testamentos en catalán, y en 1867 la censura no admitía obras escritas en catalán.


Alfonso XIII, dio su apoyo al dictador Miguel Primo de Rivera que eliminó la Mancomunitat de Catalunya creada por Prat de la Riba y atacó el uso del catalán intentado, también sin éxito, que desapareciera su uso y las ideas independentistas de miles de ciudadanos de Catalunya.

Después del paréntesis de libertad de la República llegó la victoria del franquismo, de los generales rebeldes contra le legalidad republicana, todos ellos al mando de Franco. Durante su dictadura parece ser que Franco no dictó ninguna ley específica prohibiendo el catalán, pero sí que hizo todo lo posible porque desapareciera. Serrano Suñer, su cuñado, decía que “ser catalán es una enfermedad”, el aparato franquista de propaganda inundaba la ciudadanía con octavillas en las que se decía “Hable Bien-Sea Patriota- No sea bárbaro. Es de cumplido caballero que Vd. hable nuestro idioma oficial o sea el castellano. Es ser patriota. Viva España y la disciplina y nuestro idioma cervantino. ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!”. No hacía falta una ley especifica prohibiendo el catalán, los funcionarios públicos eran sancionados si lo hablaban, y en las escuelas a los niños se nos castigaba si en el patio se nos encontraba hablando en catalán con nuestros compañeros.


Por eso creo que hay que denunciar que los únicos que han utilizado la lengua como arma han sido, a lo largo de los años, los que han querido hacer del castellano una lengua de conquista, algunos engreídos bajo el pensamiento que durante años se les ha inculcado de hablar un idioma, el castellano, frente a un dialecto o “patois”, el catalán.


Y ante los hechos históricos afirmo y sostengo que el 23 de Abril del 2001 Juan Carlos I, durante la celebración de entrega del Premio Cervantes, aprovechó aquella tribuna para mentir, sin sonrojarse, al afirmar que “Nunca fue la nuestra, lengua de imposición, sino de encuentros, a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano”. El “emérito”, una vez más se burló de los españoles, tanto si se estaba refiriendo a los que a lo largo de siglos se penalizó por hablar en otras lenguas del Estado que no fueran el castellano, como si se refería a esos “cuatro indios”, según Borrell, que las tropas del Reino de Castilla, España todavía no existía, masacraron en aras de expandir el cristianismo allende los mares. Bueno, más bien fue en aras de robar las riquezas de aquellas gentes a las que, en muchas ocasiones esclavizaron con la cruz y la espada, haciendo, también que perdieran su lengua. Así que, cuando alguien hable o escriba que el catalán es utilizado como un arma que tenga la bondad de mirar la historia, una historia donde quedan documentados todos los ataques al catalán utilizando como arma el castellano. Las lenguas nunca deben ser un arma, pero aquí, por desgracia, desde Felipe V hasta ahora muchos, unos por interés y otros por desconocimiento o ignorancia, ser arman con las metafóricas pistolas del castellano cuando no tienen otra manera de defender dialécticamente sus razones o sinrazones. 

El castellano como arma

La realidad es cabezota y no atiende a las sinrazones de ignorantes, maledicentes y fulleros
Rafa Esteve-Casanova
sábado, 10 de agosto de 2019, 09:53 h (CET)

Desde hace algún tiempo las mesnadas nacionalistas amparadas bajo la bandera del españolismo intentan, desde todos los rincones de la mentira y la bellaquería desprestigiar a aquellos que defienden y hablan, en las Illes, el País Valencià i Catalunya la lengua propia de estos territorios en sus diferentes variantes de la lengua conocida internacionalmente y por todas las Universidades como catalán, aunque en cada uno de estos territorios se le de una denominación diferente.


Los que nunca han defendido, ni suelen hablar la lengua de cada uno de estos tres países son los más firmes defensores de la utilización del castellano, lengua, por cierto, también oficial en el ámbito lingüístico del catalán, en sus diversas variantes, en el Estado español. Pero para defender el uso del castellano no encuentran otras armas que denigrar a los catalanoparlantes. Albert Rivera, ese líder de los “naranjitos” que, por fin, se ha quitado la careta de liberal y se está mostrando en su verdadera faceta de adorador de las ideas fascistas, una mañana se levantó e inscribió en el argumentario de su partido, C’s, que había que repetir a diestro y siniestro, especialmente a diestro, que en Catalunya para poder hablar castellano había que “romperse la cara”. Con esta frase quedaba inaugurada la larga carrera de improperios, mentiras, y calumnias contra el uso del catalán, acusando a sus hablantes de ser, más o menos, unos monstruos comparados a los miembros de las SS hitlerianas que, en las escuelas, torturaban y obligaban a los niños a hablar en catalán.


Pero la realidad es cabezota y no atiende a las sinrazones de ignorantes, maledicentes y fulleros como Albert Rivera y su dúo de damas del odio y la mala educación: Inés Arrimadas y Lorena Roldan. La realidad es que la única lengua maltratada es el catalán, especialmente fuera de Catalunya, territorios en los que es más débil su uso. Un buen día en el Aeropuerto de Son San Juan en la isla de Mallorca un guardia civil no quiere dejar pasar a las instalaciones a una trabajadora del mismo por hablar en catalán, el guardia civil sigue en sus funciones de “muro lingüístico”, contra “rojos” y “separatistas” debe pensar él desde su mentalidad de colonialista español, y a la trabajadora que, en uso de su derecho, utilizaba su lengua le puede caer una sanción de 200.000 euros. Qué lengua es un arma agresora? El castellano o español, como cada uno quiera llamarle, del guardia civil que se excedió en sus funciones.

Pasemos ahora a Alacant donde un policía local se negó a atender a un ciudadano, olvidando quién paga su sueldo, por dirigirse a él, la autoridad, en valenciano. Este agente continua, como el Torrente de las películas, “apatrullando” la ciudad y, seguro, intentado limitar los derechos lingüísticos de los ciudadanos alicantinos que, en su libre albedrio, usen su lengua, oficial según el Estatut del País Valencià, también conocido como Comunitat Valenciana. Otro día un sanitario del servicio de urgencias se niega a atender a una enferma porque le hablaba en valenciano, la respuesta de este impresentable nacionalista español fue gritar “Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley”, es el único recurso que les queda a estos ignorantes, crecidos últimamente ante la displicencia con la que autoridades y jueces ven estos ataques a la convivencia.


Otros casos de odio, si, odio, hacia el uso del idioma propio en el País Valencià han tenido lugar en la sanidad y la hostelería. Todos ellos han sido denunciados. Es preocupante que todos estos ataques al uso de la lengua crezcan en estos tiempos en los que también crece, en toda Europa y los USA, el fascismo, que nunca murió y que durante años ha estado agazapado en la sombra esperando sus tiempos mejores que ahora parecen llegados. Y lo más grave es, que a veces, declaraciones de alguna Consellera den pie a ello.


Pero es más preocupante que, desde posiciones supuestamente progresistas se menoscaben estos tristes hechos e, incluso, se hable de que con las denuncias de los mismos lo que se está haciendo es utilizar la lengua, en este caso el catalán, como un arma arrojadiza y que lo único que se está consiguiendo es atizar el odio contra los catalanoparlantes, a los que, de manera torticera, muchas veces se identifica con los seguidores del independentismo.


Pero el odio hacia la lengua catalana, en sus diversas variantes, no es una cosa nueva. Son muchas las generaciones de españolitos que han sido educadas en el mismo, El lema franquista “una patria, una lengua, una espada”, o las pintadas “si eres español habla español” junto a la alquitranada foto de Su Excremencia en las fachadas de los años 40/50 vienen de lejos, durante mas de 300 años desde los poderes del Estado, especialmente desde la Corona de los Borbones, se ha venido atacando el uso de la lengua catalana, en todas sus variantes.


Todo comenzó en 1714, con Felipe V y su Decreto de Nueva Planta. El nombre del Decreto “Nueva Planta” ya lo decía todo, el vencedor de la guerra anuló leyes y fueros de los territorios conquistados, incendió pueblos, entre ellos Castellterçol, donde ahora vivo, y Xàtiva, donde todavía está su retrato colgado boca abajo, aplicó el “derecho de horca” que consistía en ahorcar uno de cada diez prisioneros, E intentó, sin conseguirlo, arrasar el uso del catalán.


Más tarde Carlos III, conocido como el mejor alcalde de Madrid, prohibió el uso del catalán en la enseñanza, los juicios y los libros de contabilidad, entre otras cosas. Los sermones en las iglesias pasaron a ser en latín, en su mayoría, por la falta de conocimiento del castellano de algunos mosenes. En tiempos de Isabel II, en 1862 una ley notarial prohibía celebrar contratos y testamentos en catalán, y en 1867 la censura no admitía obras escritas en catalán.


Alfonso XIII, dio su apoyo al dictador Miguel Primo de Rivera que eliminó la Mancomunitat de Catalunya creada por Prat de la Riba y atacó el uso del catalán intentado, también sin éxito, que desapareciera su uso y las ideas independentistas de miles de ciudadanos de Catalunya.

Después del paréntesis de libertad de la República llegó la victoria del franquismo, de los generales rebeldes contra le legalidad republicana, todos ellos al mando de Franco. Durante su dictadura parece ser que Franco no dictó ninguna ley específica prohibiendo el catalán, pero sí que hizo todo lo posible porque desapareciera. Serrano Suñer, su cuñado, decía que “ser catalán es una enfermedad”, el aparato franquista de propaganda inundaba la ciudadanía con octavillas en las que se decía “Hable Bien-Sea Patriota- No sea bárbaro. Es de cumplido caballero que Vd. hable nuestro idioma oficial o sea el castellano. Es ser patriota. Viva España y la disciplina y nuestro idioma cervantino. ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!”. No hacía falta una ley especifica prohibiendo el catalán, los funcionarios públicos eran sancionados si lo hablaban, y en las escuelas a los niños se nos castigaba si en el patio se nos encontraba hablando en catalán con nuestros compañeros.


Por eso creo que hay que denunciar que los únicos que han utilizado la lengua como arma han sido, a lo largo de los años, los que han querido hacer del castellano una lengua de conquista, algunos engreídos bajo el pensamiento que durante años se les ha inculcado de hablar un idioma, el castellano, frente a un dialecto o “patois”, el catalán.


Y ante los hechos históricos afirmo y sostengo que el 23 de Abril del 2001 Juan Carlos I, durante la celebración de entrega del Premio Cervantes, aprovechó aquella tribuna para mentir, sin sonrojarse, al afirmar que “Nunca fue la nuestra, lengua de imposición, sino de encuentros, a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano”. El “emérito”, una vez más se burló de los españoles, tanto si se estaba refiriendo a los que a lo largo de siglos se penalizó por hablar en otras lenguas del Estado que no fueran el castellano, como si se refería a esos “cuatro indios”, según Borrell, que las tropas del Reino de Castilla, España todavía no existía, masacraron en aras de expandir el cristianismo allende los mares. Bueno, más bien fue en aras de robar las riquezas de aquellas gentes a las que, en muchas ocasiones esclavizaron con la cruz y la espada, haciendo, también que perdieran su lengua. Así que, cuando alguien hable o escriba que el catalán es utilizado como un arma que tenga la bondad de mirar la historia, una historia donde quedan documentados todos los ataques al catalán utilizando como arma el castellano. Las lenguas nunca deben ser un arma, pero aquí, por desgracia, desde Felipe V hasta ahora muchos, unos por interés y otros por desconocimiento o ignorancia, ser arman con las metafóricas pistolas del castellano cuando no tienen otra manera de defender dialécticamente sus razones o sinrazones. 

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