La Santa Sede ha publicado las nuevas normas que harán de la Iglesia un modelo en la lucha contra los abusos sexuales y su encubrimiento. Solo un día después de su publicación, al reunirse el viernes con superioras religiosas de todo el mundo, el Papa advertía de que, sin embargo, el problema no se resolverá a base de endurecer las penas. E incluso añadió que entiende la frustración de muchas víctimas con la reunión de los presidentes de los episcopados celebrada en Roma.
Cualquier político en una posición similar hubiera presumido de los avances legislativos, pero Francisco hizo gala de un realismo sin concesiones al reconocer que esta cuestión necesariamente va a requerir todavía “tiempo” y “maduración”. No obstante, esto no significa que haya que empezar de cero.
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