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Opinión
Etiquetas | Política | PSOE | Pedro Sánchez
Los ciudadanos elegimos a los políticos para que nos solucionen los problemas que tengamos

¿Hasta cuando?

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Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? , así comienza Cicerón la primera de sus Catilinaras pronunciada ante el Senado romano contra Lucio Sergio Catilina en el año 63 a. C., cuando dio a conocer la conjura de éste para hacerse con el poder absoluto. Vertida la frase al Español, tenemos: ¿Hasta cuando finalmente vas a estar abusando, Catilina de nuestra paciencia?

Según las últimas encuestas del CIS, la segunda preocupación de los españoles es LOS POLÍTICOS, siguiendo a la preocupación por el desempleo inveterado que padecemos, pero antes que el terrorismo, la seguridad ciudadana, o cualquier otro que podamos sufrir.

La preocupación es tan grave e importante que ha alcanzado los niveles más altos desde 1985, en tiempos de Felipe González, como indica el barómetro del CIS del pasado junio.

¿Será casualidad o motivo justificado que los españoles, cuando más desafección mostramos a los políticos sea cuando gobierna el PSOE?

Los ciudadanos elegimos a los políticos para que nos solucionen los problemas que tengamos, pero parece que en España sucede todo lo contrario, pues desde el momento en el que ocupan la poltrona que han conseguido con los votos del pueblo, se dedican a crearle problemas que éste no tenia antes.

Han transcurrido poco más de dos meses de las últimas elecciones generales, y aún no se ha formado Gobierno. ¿Hay causas graves que lo motive? Sí, tan graves como puedan ser las peleas de los chiquillos en el patios de un colegio.

Pedro Sánchez se está arrogando atribuciones que lo le corresponden. Es el Jefe del Estado, en este caso Felipe VI, quien debe de requerir a los representantes máximos de los partidos para que, una vez conocidas las posiciones de cada uno, proponer al futuro Presidente de Gobierno, pero las ínfulas de Sánchez hinchan tanto su ego que está suplantando al Monarca realizando funciones que no le atañen, porque este no es su cometido, ya que es solamente candidato a la Presidencia, y ni siquiera ha sido propuesto por el Rey para formar Gobierno.

El artículo 99.1 de la Constitución establece que “después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”.

Algo similar ocurrió cuando Rajoy, tras los comicios de junio de 2016 efectuó las consultas en La Moncloa. Inmediatamente fue acosado por la Oposición, a la cabeza de la cual se encontraba Pedro Sánchez, conminándolo a que las llevase a cabo en un lugar neutral, no en la sede del Gobierno, por ello tuvo que continuar en un lugar imparcial como el Congreso.

De las muchas faltas de tacto cometidas contra el Rey esta es una de ellas que viene en desdoro de su figura.

Y ahora, vamos al patio de colegio. Sánchez, sin ser propuesto todavía como candidato a la Presidencia, comienza a convocar a los representantes máximos de los restantes partidos. Alberto Rivera, no se digna comparecer y, al igual que un niño enfadado por algo que no se sabe, le da la espalda y no se digna hablar con él, cosa que le afeado Sánchez diciendo que no tiene “un mínimo decoro institucional”. Le recordamos a Pedro que el introductor del “no es no” y “ de qué parte del no, no entiende” fue él, dando muestras de una inflexibilidad que no consiente ahora.

Demos un salto y vayámonos a otro patio, aquel en el que salen a recreo los tres partidos de la considerada como Derecha: PP, Ciudadanos y Vox. Están teniendo la posibilidad de formar gobiernos en ayuntamientos y autonomías y, por una enfados pueriles que a los ciudadanos nos importan un bledo, y por la actitud que raya en el descaro, no lo están consiguiendo. Alberto Rivera trata al partido de Santiago Abascal como si de un apestado se tratase y sin embargo le requiere sus votos, sin dignarse ni mirarlo.

Un niño del colegio le dice a otro: “préstanos tu balón para que juguemos, pero tú no formarás parte del equipo”.

¿Puerilidad, infantilismo, o desprecio injustificado?

¿No se da cuenta este hombre que los votantes de Vox han aceptado su programa y por ello lo han votado?

¿Estos ciudadanos son menores de edad, tontos de capirote, o no saben lo que quieren, y por ello hay que menospreciarlos? Los que hayan optado por esa formación política tienen derecho a exigir que se les trate igual que a los demás.

Vox es un partido político constituido con todos los pronunciamientos legales que exige nuestra Constitución. Tiene el mismo derecho a presentarse a unas elecciones como los demás, y a representar a los ciudadanos que le otorguen su voto en función de las propuestas que haga. Tendrá más o menos votantes, pero lo cierto es que que éstos merecen ser representados y que sus aspiraciones sean tenidas en cuenta.

Los medios de comunicación y ciertos políticos están creando un vacío en torno a él y sus votantes, y cada vez que lo mencionan lo hacen como la Extrema Derecha. Es un mensaje subliminal que va calando en el pueblo para avivar el odio que se tiene contra ella, pero cuando mencionan a Podemos o a cualquiera de sus múltiples cabezuelas, no mencionan que es la Extrema Izquierda. Siendo así que es un partido marxista leninista que, si se le dejara, impondría en España un estado totalitario, como ocurre en los países en los que los comunistas gobiernan.

Lo cierto es que da la impresión de que los políticos, nuestra segunda mayor preocupación, sólo actúan para buscar sus propios intereses y los de su partido, en lugar de tener en cuenta lo que el pueblo quiere, que es ser gobernado con equidad, justicia y rectitud, pues que sigan por el camino que van y que no tengan en cuenta que la degeneración a la que están llegando puede tener efectos en una eventual repetición electoral y que el descontento que hay puede provocar un potencial incremento de la abstención.

Glosaré modificada la frase con la que comencé: ¿Finalmente, hasta cuando políticos, vais a abusar de nuestra paciencia?

¿Hasta cuando?

Los ciudadanos elegimos a los políticos para que nos solucionen los problemas que tengamos
Manuel Villegas
viernes, 12 de julio de 2019, 12:56 h (CET)

Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? , así comienza Cicerón la primera de sus Catilinaras pronunciada ante el Senado romano contra Lucio Sergio Catilina en el año 63 a. C., cuando dio a conocer la conjura de éste para hacerse con el poder absoluto. Vertida la frase al Español, tenemos: ¿Hasta cuando finalmente vas a estar abusando, Catilina de nuestra paciencia?

Según las últimas encuestas del CIS, la segunda preocupación de los españoles es LOS POLÍTICOS, siguiendo a la preocupación por el desempleo inveterado que padecemos, pero antes que el terrorismo, la seguridad ciudadana, o cualquier otro que podamos sufrir.

La preocupación es tan grave e importante que ha alcanzado los niveles más altos desde 1985, en tiempos de Felipe González, como indica el barómetro del CIS del pasado junio.

¿Será casualidad o motivo justificado que los españoles, cuando más desafección mostramos a los políticos sea cuando gobierna el PSOE?

Los ciudadanos elegimos a los políticos para que nos solucionen los problemas que tengamos, pero parece que en España sucede todo lo contrario, pues desde el momento en el que ocupan la poltrona que han conseguido con los votos del pueblo, se dedican a crearle problemas que éste no tenia antes.

Han transcurrido poco más de dos meses de las últimas elecciones generales, y aún no se ha formado Gobierno. ¿Hay causas graves que lo motive? Sí, tan graves como puedan ser las peleas de los chiquillos en el patios de un colegio.

Pedro Sánchez se está arrogando atribuciones que lo le corresponden. Es el Jefe del Estado, en este caso Felipe VI, quien debe de requerir a los representantes máximos de los partidos para que, una vez conocidas las posiciones de cada uno, proponer al futuro Presidente de Gobierno, pero las ínfulas de Sánchez hinchan tanto su ego que está suplantando al Monarca realizando funciones que no le atañen, porque este no es su cometido, ya que es solamente candidato a la Presidencia, y ni siquiera ha sido propuesto por el Rey para formar Gobierno.

El artículo 99.1 de la Constitución establece que “después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”.

Algo similar ocurrió cuando Rajoy, tras los comicios de junio de 2016 efectuó las consultas en La Moncloa. Inmediatamente fue acosado por la Oposición, a la cabeza de la cual se encontraba Pedro Sánchez, conminándolo a que las llevase a cabo en un lugar neutral, no en la sede del Gobierno, por ello tuvo que continuar en un lugar imparcial como el Congreso.

De las muchas faltas de tacto cometidas contra el Rey esta es una de ellas que viene en desdoro de su figura.

Y ahora, vamos al patio de colegio. Sánchez, sin ser propuesto todavía como candidato a la Presidencia, comienza a convocar a los representantes máximos de los restantes partidos. Alberto Rivera, no se digna comparecer y, al igual que un niño enfadado por algo que no se sabe, le da la espalda y no se digna hablar con él, cosa que le afeado Sánchez diciendo que no tiene “un mínimo decoro institucional”. Le recordamos a Pedro que el introductor del “no es no” y “ de qué parte del no, no entiende” fue él, dando muestras de una inflexibilidad que no consiente ahora.

Demos un salto y vayámonos a otro patio, aquel en el que salen a recreo los tres partidos de la considerada como Derecha: PP, Ciudadanos y Vox. Están teniendo la posibilidad de formar gobiernos en ayuntamientos y autonomías y, por una enfados pueriles que a los ciudadanos nos importan un bledo, y por la actitud que raya en el descaro, no lo están consiguiendo. Alberto Rivera trata al partido de Santiago Abascal como si de un apestado se tratase y sin embargo le requiere sus votos, sin dignarse ni mirarlo.

Un niño del colegio le dice a otro: “préstanos tu balón para que juguemos, pero tú no formarás parte del equipo”.

¿Puerilidad, infantilismo, o desprecio injustificado?

¿No se da cuenta este hombre que los votantes de Vox han aceptado su programa y por ello lo han votado?

¿Estos ciudadanos son menores de edad, tontos de capirote, o no saben lo que quieren, y por ello hay que menospreciarlos? Los que hayan optado por esa formación política tienen derecho a exigir que se les trate igual que a los demás.

Vox es un partido político constituido con todos los pronunciamientos legales que exige nuestra Constitución. Tiene el mismo derecho a presentarse a unas elecciones como los demás, y a representar a los ciudadanos que le otorguen su voto en función de las propuestas que haga. Tendrá más o menos votantes, pero lo cierto es que que éstos merecen ser representados y que sus aspiraciones sean tenidas en cuenta.

Los medios de comunicación y ciertos políticos están creando un vacío en torno a él y sus votantes, y cada vez que lo mencionan lo hacen como la Extrema Derecha. Es un mensaje subliminal que va calando en el pueblo para avivar el odio que se tiene contra ella, pero cuando mencionan a Podemos o a cualquiera de sus múltiples cabezuelas, no mencionan que es la Extrema Izquierda. Siendo así que es un partido marxista leninista que, si se le dejara, impondría en España un estado totalitario, como ocurre en los países en los que los comunistas gobiernan.

Lo cierto es que da la impresión de que los políticos, nuestra segunda mayor preocupación, sólo actúan para buscar sus propios intereses y los de su partido, en lugar de tener en cuenta lo que el pueblo quiere, que es ser gobernado con equidad, justicia y rectitud, pues que sigan por el camino que van y que no tengan en cuenta que la degeneración a la que están llegando puede tener efectos en una eventual repetición electoral y que el descontento que hay puede provocar un potencial incremento de la abstención.

Glosaré modificada la frase con la que comencé: ¿Finalmente, hasta cuando políticos, vais a abusar de nuestra paciencia?

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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