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Opinión
Etiquetas | Política | PSOE | PP
En España la política se ha convertido en un negocio lucrativo para quienes la practican y en un engaño mayúsculo para los ciudadanos

Nos están tomando el pelo juzgándonos como necios

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Vamos a ver si somos capaces de poner un poco de orden en nuestras ideas, un poco de sensatez en nuestro discurso y un poco de sentido común en nuestras conclusiones respeto a la situación en la que, los políticos, han colocado al país, después de las últimas elecciones legislativas y las subsiguientes autonómicas y municipales; de las que se esperaba de la sensatez del pueblo español, de la experiencia de unos meses del gobierno en minoría del señor Sánchez, líder del partido socialista y de los representantes de los partidos tradicionalmente considerados de centro derecha, a los que se les suponía la inteligencia suficiente para saber adaptarse a realidades de hecho que requerirían inteligencia, flexibilidad, tolerancia y, por encima de todo, sentido práctico y realismo para comprender que es imposible cerrarse en banda, imponer a la fuerza todo un programa de gobierno, despreciar y negarse a negociar con un partido como VOX que ha sido capaz de conseguir 24 escaños en el Congreso, en las generales y peores resultados en las autonómicas y municipales pero, no obstante, que le facilitan la oportunidad de proporcionar mayorías a los partidos que, tradicionalmente, se han venido repartiendo el poder, sin cuyo concurso es imposible que, en muchas de las autonomías y municipios, puedan gobernar los partidos de derechas o centristas que, si Dios no lo remedia, van a pasar a manos de separatistas, comunistas o socialistas; permitiendo que se consume la gran amenaza que ha representado el abultado triunfo de las izquierdas, especialmente del PSOE, que ha teñido el panorama político de nuestra nación del color rojo de una izquierda que lo único que nos puede anunciar, viendo quienes son sus dirigentes y sus planes de gobierno, es que nos conduzcan de nuevo a la situación a la que Rodríguez Zapatero nos llevó, cuando a fines del 2011 tuvo que entregar España a las derechas para evitar que la amenaza de quiebra soberana se consumase y debiéramos acudir, como Portugal y Grecia, al rescate de los denominados hombres de negro.


Digan lo que digan, en esta ocasión en la que España se está jugando tanto, unas vez comprobadas las razones que cada partido aduce, lo que se ofrece a dar a cambio de sus votos de apoyo y su disponibilidad a ceder parte de sus triunfos en beneficio de los intereses de la nación española, sale una evidencia incontestable que, se mire de donde se mire, deja demostrado cuál de todos los partidos que han venido interviniendo en las conversaciones para conseguir alianzas para constituir gobiernos de derechas, con los que intentar contrarrestar los avances obtenidos por la izquierda, el que resulta ser el más intransigente, el que impide con sus formas desabridas conseguir acuerdos, el que se ha mostrado más intransigente y el verdadero responsable de lo que está sucediendo en Murcia, probablemente puede llegar a ocurrir en Madrid y hay grande posibilidades de que se produzca en la multitud de municipios donde VOX resulta indispensable para alcanzar la mayoría de los partidos centristas o de derechas, es el partido dirigido por el señor Albert Rivera.


No se puede entender que este señor se haya cerrado en banda, al estilo del dirigente inglés del Siglo XVII, Sir Oliver Cromwell, líder político y militar inglés, quien en 1653 recibió el título de Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda, con el que gobernó el país de forma autoritaria hasta su muerte. Cromwell fue un puritano acérrimo, cuyos discursos estaban plagados de referencias bíblicas y que sentía la misión divina de unir y reformar Inglaterra. Un político, como Albert Rivera, que formó un partido con la intención de luchar contra el separatismo catalán, al que parece que la ambición lo está llevando a posicionarse como un “redentor”, una especie de “salvador de la patria”, un presunto inquisidor que se ha asignado a sí mismo la función de limpiar al país de corrupción y que ha llegado a un punto de satanizar a un partido que puede que tenga ideas que hoy no están de moda, debido a la fuerza de las teorías relativistas que están inundando el país, al laicismo imperante, a la irrupción de un feminismo radical que no duda en emplearse a fondo para desacreditar a sus oponentes de género, los varones, y que no han dudado en emplear todos los ardides, trucos, falsas acusaciones, injurias y conjuras para llegar a alcanzar metas que ya no consisten en igualarse en derechos y deberes con el hombre, sino que ya exigen lo que indebidamente se denomina como “ discriminación positiva” para conseguir tener ventajas sobre sus oponentes de sexo en todos aquellos certámenes en los que se deban evaluar las capacidades de unos y otras.


Hemos estado escuchando a la señora Arrimadas, protestando contra lo que, para ella, es una actitud censurable de los señores de VOX. Según la argumentación de esta señora el partido del señor Alcaraz debiera de apoyar un futuro gobierno de Murcia, del PP y Ciudadanos, sin reclamar nada para ellos, tener ningún lugar en el futuro gobierno, ni pedir que se acepten alguna de sus propuestas políticas y, por si fuera poco, soportar que se les insulte y que los señores de Ciudadanos se nieguen a reunirse con sus representantes como si se tratas de personas afectadas por la peste. No sé si, intencionadamente o por casualidad, los señores de Ciudadanos coinciden en su valoración del partido de VOX al que consideran como la quinta esencia del franquismo pero, como les sucede a las izquierdas, no se muestran tan reacios a tratar con otros partidos comunistas o de izquierdas con los que han venido acordando gobernar, como fue el caso de la comunidad andaluza que compartieron con los socialistas, a pesar de la evidente corrupción quese detectó en el caso de los ERE fraudulentos y las acusaciones de posible malversación de caudales públicos.


Y es que la señora Arrimadas ha dado por supuesto que no existen más que dos posibilidades en Murcia: que gobiernen el PP y Ciudadanos, mientras el partido bisagra VOX se abstiene y se compromete a colaborar a cambio de nada, ni de ser considerado como aliado o, que se produzcan unas nuevas elecciones. Se olvida de que existe la posibilidad de que Ciudadanos se apee del pedestal en el que, ellos mismos, se han situado; se bajen al mundo de las realidades, donde no todos son santos, y se avengan a negociar una compensación que, de justicia, se les debe a los señores de VOX, aunque sólo fuera por ayudar a los dos partidos mayoritarios a hacerse con la alcaldía de Murcia. Resulta chocante que, a un grupo de personas que, como otras muchas que se lo callan, recuerdan que en los tiempos de Franco se hicieron cosas muy buenas, que hubo paz para quienes no se obstinaron en luchar contra el régimen y que España consiguió superar el cerco “sanitario” al que fue sometido por los países que intervinieron en la segunda contienda mundial, aparte de que el general Franco nos evitó entrar en la contienda; parece que tienen prohibido el tener simpatías por el régimen desaparecido, no obstante, vean la contradicción, cuando a los partidos comunistas o socialistas nadie les reprocha tener simpatías por un régimen de terror como fue el Soviético, en manos de un matarife insano, como fue Josif Stalín al que se le achaca nada menos que un genocidio de su propio pueblo de unos 30 millones de personas, que fueron desterradas para que murieran en Siberia y que tuvo la policía más eficaz, sangrienta y cruel de la que salió la KGB la madre de las “checas” que se trajeron a España para masacrar a miles de personas inocentes. A sus sucesores, en ocasiones tan malvados como ellos (vean el caso de Maduro de Venezuela) en manos de dictadores asesinos, no parece que se les exijan tantos “requisitos” como los señores de Oliver Cromwell (Huntingdon, 1599), líder político y militar inglés, quien en 1653 recibió el título de Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda, con el que gobernó el país de forma autoritaria hasta su muerte. Cromwell fue un puritano acérrimo, cuyos discursos estaban plagados de referencias bíblicas y que sentía la misión divina de unir y reformar Inglaterra. Ciudadanos les pretenden exigir a los miembros, perfectamente constitucionalistas, aunque haya puntos que quisieran modificar de nuestra Carta Magna, como también muchos de nosotros que no participamos en política, aunque la comentamos, también estaríamos encantados en poder suprimir alguno de sus apartados referentes a las autonomías.No quiere decir que seamos votantes de VOX ni que nuestras simpatías estén de su parte, pero nos duelen las injusticias, nos fastidia la falta de lógica con la que los partidos grandes pretenden engañar a los ciudadanos y, nos repatea el hígado, que se carguen las tintas contra un partido que les resulta molesto a Ciudadanos por restarles votos, mientras, a lo largo de su historia, se han comportado como veletas cada vez que les ha convenido cambiar la dirección de las velas en sus relaciones políticas con otros partidos de izquierdas.


O así es como señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos convencidos de que a quién, en realidad, parece que no le conviene llegar a acuerdos con el PP (no olvidemos que es el principal estorbo en contra de las ansias de poder del señor Rivera que, como no se cansa de repetir, se considera o quisiera que lo consideraran como jefe de la oposición) de donde emana su principal fuente de votos, es al partido de Ciudadanos que parece que, en contra de lo que siempre están proclamando, no les importan tanto que España vaya bien, que los ciudadanos españoles vivan mejor y que suba su nivel de vida ( pese a que no dejan día sin repetirlo) como alcanzar un día en el que se puedan apoderar del Gobierno de España. No parece que, de momento esta sea la tendencia a la que apuntan los nuevos tiempos, pero este futuro todavía no está escrito en las hojas en blanco del destino de España.

Nos están tomando el pelo juzgándonos como necios

En España la política se ha convertido en un negocio lucrativo para quienes la practican y en un engaño mayúsculo para los ciudadanos
Miguel Massanet
sábado, 6 de julio de 2019, 08:53 h (CET)

Vamos a ver si somos capaces de poner un poco de orden en nuestras ideas, un poco de sensatez en nuestro discurso y un poco de sentido común en nuestras conclusiones respeto a la situación en la que, los políticos, han colocado al país, después de las últimas elecciones legislativas y las subsiguientes autonómicas y municipales; de las que se esperaba de la sensatez del pueblo español, de la experiencia de unos meses del gobierno en minoría del señor Sánchez, líder del partido socialista y de los representantes de los partidos tradicionalmente considerados de centro derecha, a los que se les suponía la inteligencia suficiente para saber adaptarse a realidades de hecho que requerirían inteligencia, flexibilidad, tolerancia y, por encima de todo, sentido práctico y realismo para comprender que es imposible cerrarse en banda, imponer a la fuerza todo un programa de gobierno, despreciar y negarse a negociar con un partido como VOX que ha sido capaz de conseguir 24 escaños en el Congreso, en las generales y peores resultados en las autonómicas y municipales pero, no obstante, que le facilitan la oportunidad de proporcionar mayorías a los partidos que, tradicionalmente, se han venido repartiendo el poder, sin cuyo concurso es imposible que, en muchas de las autonomías y municipios, puedan gobernar los partidos de derechas o centristas que, si Dios no lo remedia, van a pasar a manos de separatistas, comunistas o socialistas; permitiendo que se consume la gran amenaza que ha representado el abultado triunfo de las izquierdas, especialmente del PSOE, que ha teñido el panorama político de nuestra nación del color rojo de una izquierda que lo único que nos puede anunciar, viendo quienes son sus dirigentes y sus planes de gobierno, es que nos conduzcan de nuevo a la situación a la que Rodríguez Zapatero nos llevó, cuando a fines del 2011 tuvo que entregar España a las derechas para evitar que la amenaza de quiebra soberana se consumase y debiéramos acudir, como Portugal y Grecia, al rescate de los denominados hombres de negro.


Digan lo que digan, en esta ocasión en la que España se está jugando tanto, unas vez comprobadas las razones que cada partido aduce, lo que se ofrece a dar a cambio de sus votos de apoyo y su disponibilidad a ceder parte de sus triunfos en beneficio de los intereses de la nación española, sale una evidencia incontestable que, se mire de donde se mire, deja demostrado cuál de todos los partidos que han venido interviniendo en las conversaciones para conseguir alianzas para constituir gobiernos de derechas, con los que intentar contrarrestar los avances obtenidos por la izquierda, el que resulta ser el más intransigente, el que impide con sus formas desabridas conseguir acuerdos, el que se ha mostrado más intransigente y el verdadero responsable de lo que está sucediendo en Murcia, probablemente puede llegar a ocurrir en Madrid y hay grande posibilidades de que se produzca en la multitud de municipios donde VOX resulta indispensable para alcanzar la mayoría de los partidos centristas o de derechas, es el partido dirigido por el señor Albert Rivera.


No se puede entender que este señor se haya cerrado en banda, al estilo del dirigente inglés del Siglo XVII, Sir Oliver Cromwell, líder político y militar inglés, quien en 1653 recibió el título de Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda, con el que gobernó el país de forma autoritaria hasta su muerte. Cromwell fue un puritano acérrimo, cuyos discursos estaban plagados de referencias bíblicas y que sentía la misión divina de unir y reformar Inglaterra. Un político, como Albert Rivera, que formó un partido con la intención de luchar contra el separatismo catalán, al que parece que la ambición lo está llevando a posicionarse como un “redentor”, una especie de “salvador de la patria”, un presunto inquisidor que se ha asignado a sí mismo la función de limpiar al país de corrupción y que ha llegado a un punto de satanizar a un partido que puede que tenga ideas que hoy no están de moda, debido a la fuerza de las teorías relativistas que están inundando el país, al laicismo imperante, a la irrupción de un feminismo radical que no duda en emplearse a fondo para desacreditar a sus oponentes de género, los varones, y que no han dudado en emplear todos los ardides, trucos, falsas acusaciones, injurias y conjuras para llegar a alcanzar metas que ya no consisten en igualarse en derechos y deberes con el hombre, sino que ya exigen lo que indebidamente se denomina como “ discriminación positiva” para conseguir tener ventajas sobre sus oponentes de sexo en todos aquellos certámenes en los que se deban evaluar las capacidades de unos y otras.


Hemos estado escuchando a la señora Arrimadas, protestando contra lo que, para ella, es una actitud censurable de los señores de VOX. Según la argumentación de esta señora el partido del señor Alcaraz debiera de apoyar un futuro gobierno de Murcia, del PP y Ciudadanos, sin reclamar nada para ellos, tener ningún lugar en el futuro gobierno, ni pedir que se acepten alguna de sus propuestas políticas y, por si fuera poco, soportar que se les insulte y que los señores de Ciudadanos se nieguen a reunirse con sus representantes como si se tratas de personas afectadas por la peste. No sé si, intencionadamente o por casualidad, los señores de Ciudadanos coinciden en su valoración del partido de VOX al que consideran como la quinta esencia del franquismo pero, como les sucede a las izquierdas, no se muestran tan reacios a tratar con otros partidos comunistas o de izquierdas con los que han venido acordando gobernar, como fue el caso de la comunidad andaluza que compartieron con los socialistas, a pesar de la evidente corrupción quese detectó en el caso de los ERE fraudulentos y las acusaciones de posible malversación de caudales públicos.


Y es que la señora Arrimadas ha dado por supuesto que no existen más que dos posibilidades en Murcia: que gobiernen el PP y Ciudadanos, mientras el partido bisagra VOX se abstiene y se compromete a colaborar a cambio de nada, ni de ser considerado como aliado o, que se produzcan unas nuevas elecciones. Se olvida de que existe la posibilidad de que Ciudadanos se apee del pedestal en el que, ellos mismos, se han situado; se bajen al mundo de las realidades, donde no todos son santos, y se avengan a negociar una compensación que, de justicia, se les debe a los señores de VOX, aunque sólo fuera por ayudar a los dos partidos mayoritarios a hacerse con la alcaldía de Murcia. Resulta chocante que, a un grupo de personas que, como otras muchas que se lo callan, recuerdan que en los tiempos de Franco se hicieron cosas muy buenas, que hubo paz para quienes no se obstinaron en luchar contra el régimen y que España consiguió superar el cerco “sanitario” al que fue sometido por los países que intervinieron en la segunda contienda mundial, aparte de que el general Franco nos evitó entrar en la contienda; parece que tienen prohibido el tener simpatías por el régimen desaparecido, no obstante, vean la contradicción, cuando a los partidos comunistas o socialistas nadie les reprocha tener simpatías por un régimen de terror como fue el Soviético, en manos de un matarife insano, como fue Josif Stalín al que se le achaca nada menos que un genocidio de su propio pueblo de unos 30 millones de personas, que fueron desterradas para que murieran en Siberia y que tuvo la policía más eficaz, sangrienta y cruel de la que salió la KGB la madre de las “checas” que se trajeron a España para masacrar a miles de personas inocentes. A sus sucesores, en ocasiones tan malvados como ellos (vean el caso de Maduro de Venezuela) en manos de dictadores asesinos, no parece que se les exijan tantos “requisitos” como los señores de Oliver Cromwell (Huntingdon, 1599), líder político y militar inglés, quien en 1653 recibió el título de Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda, con el que gobernó el país de forma autoritaria hasta su muerte. Cromwell fue un puritano acérrimo, cuyos discursos estaban plagados de referencias bíblicas y que sentía la misión divina de unir y reformar Inglaterra. Ciudadanos les pretenden exigir a los miembros, perfectamente constitucionalistas, aunque haya puntos que quisieran modificar de nuestra Carta Magna, como también muchos de nosotros que no participamos en política, aunque la comentamos, también estaríamos encantados en poder suprimir alguno de sus apartados referentes a las autonomías.No quiere decir que seamos votantes de VOX ni que nuestras simpatías estén de su parte, pero nos duelen las injusticias, nos fastidia la falta de lógica con la que los partidos grandes pretenden engañar a los ciudadanos y, nos repatea el hígado, que se carguen las tintas contra un partido que les resulta molesto a Ciudadanos por restarles votos, mientras, a lo largo de su historia, se han comportado como veletas cada vez que les ha convenido cambiar la dirección de las velas en sus relaciones políticas con otros partidos de izquierdas.


O así es como señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos convencidos de que a quién, en realidad, parece que no le conviene llegar a acuerdos con el PP (no olvidemos que es el principal estorbo en contra de las ansias de poder del señor Rivera que, como no se cansa de repetir, se considera o quisiera que lo consideraran como jefe de la oposición) de donde emana su principal fuente de votos, es al partido de Ciudadanos que parece que, en contra de lo que siempre están proclamando, no les importan tanto que España vaya bien, que los ciudadanos españoles vivan mejor y que suba su nivel de vida ( pese a que no dejan día sin repetirlo) como alcanzar un día en el que se puedan apoderar del Gobierno de España. No parece que, de momento esta sea la tendencia a la que apuntan los nuevos tiempos, pero este futuro todavía no está escrito en las hojas en blanco del destino de España.

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