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Opinión
Etiquetas | Brexit | Reino Unido | Política
Los candidatos conservadores han tenido ya dos debates. Uno en el domingo sin la participación del favorito (Boris Johnson) y otro el martes donde si participó él pero no Dominic Raab, quien fue desclasificado dos horas antes

El dilema de los conservadores británicos

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La cuestión del Brexit divide a los contrincantes en 3 campos. Una es la de Johnson y Sajid Javid, ministro del interior, quienes dicen que éste debe darse con o sin acuerdo este 31 de octubre. Otra es la de los “moderados” Jeremy Hunt y Michael Gove, ministros de relaciones exteriores y del medio ambiente, respectivamente, quienes están dispuestos a hacer una prórroga si es necesario hasta conseguir un acuerdo. Finalmente está Rory Steward, ministro de desarrollo internacional, quien dice que se debe descartar cualquier Brexit sin acuerdo y que se debe trabajar por una fórmula de compromiso con la oposición y a nivel del parlamento.

Steward es el candidato sensación que viene trepando en las encuestas dentro de la militancia tory, pero él no puede imitar lo que hizo Jeremy Corbyn dentro del laborismo debido a las reglas conservadoras. Mientras los rojos dejaron que sus cientos de miles de militantes decidan entre numerosos candidatos, los parlamentarios tories solo van a dejar que haya dos finalistas para que su base escoja, lo cual es un filtro contra Steward. De allí que lo más probable es que la bancada conservadora escoja a Johnson y uno de los otros 3 que piden salir pronto de la UE.

Posiblemente para el ex alcalde de Londres el candidato ideal contra el cual competir sería Jeremy Hunt por ser un posible blanco fácil al estar muy ligado a Theresa May. Gove es un buen polemista y además fue el Judas que le traicionó en 2016. Sajid Javid apenas entró a la segunda ronda con el mínimo (33 votos). Se especula que algunos parlamentarios amigos de Johnson podrían dar un voto táctico para Hunt para que así la final sea entre el actual ministro de relaciones de exteriores y el anterior.

Internas




Mientras todos los candidatos compiten por demostrar quién es el mejor, Johnson ha tenido una de carácter muy moderado pues quiere evitar cometer errores o ser el blanco de ataques. A él no le importa causar hoy mucho impacto popular pues en esta etapa quien decide son únicamente 313 personas, quienes son los integrantes de la bancada oficialista en la cámara de los comunes. Y allí él ya ha sacado suficientes votos como para clasificarse a la ronda final en la cual apenas competirá con un candidato más y ante un electorado muy reducido.

Este último son 130 a 160 mil miembros conservadores, la inmensa mayoría de los cuales son varones, blancos, con más de medio siglo de vida, pudientes y residentes en el sur de Inglaterra, menos de un cuarto del territorio del Reino Unido.

Esta elección, además, no es una cualquiera pues lo que se define aquí es cuál va a ser el método para salirse de la Unión Europea en condiciones en que es prácticamente imposible de lograr un acuerdo para este 31 de octubre y cuando la mayoría del parlamento y de la población británicos no comparten con la idea de romper con este bloque continental sin una salida pactada en ambas partes.

No es la primera vez que un partido de gobierno cambia a su primer ministro sin que haya de por medio una elección general. Theresa May reemplazó inicialmente a David Cameron y luego Gordon Brown a Tony Blair sin que hubiese habido elecciones generales, sin embargo ambos eran inicialmente populares.

Ahora, en cambio, la situación es muy diferente, pues esta es la primera vez en la historia moderna británica que el partido en el poder ha quedado quinto en unas elecciones nacionales (como fueron las del 23 de mayo), con menos del 9% y sin ganar en ninguno de los 650 distritos electorales.

El partido tradicional del gobierno en Reino Unido viene cayendo a los porcentajes más bajos que haya tenido. YouGov, que previó una fuerte debacle tory en las euro-elecciones, sigue mostrando 4 semanas después de ello que el oficialismo está tan en declive que en unas elecciones generales bien podría acabar perdiendo la mayoría de sus actuales 313 parlamentarios y dejar de ser por primera vez en su tri-centenaria historia una de las 2 grandes fuerzas en la cámara de los comunes.

Y ahora es ese partido quien debe decidir quién va a ser el primer ministro, al margen de la inmensa mayoría nacional, y cómo se ha de dar una posible salida de la Unión Europea, sin ninguna consulta popular que ratifique su decisión.

Es más, el diario conservador por excelencia, el Telegraph, viene haciendo campaña junto a otros líderes tories para que se retiren todos los candidatos y se permita que el candidato que este medio tanto secunda, Boris Johnson, pueda ser coronado o, en el peor de los casos, se vaya a una votación en la base partidaria para ver quién le respalda o no.


Boris Johnson es una persona que suele ganar todas las elecciones en las que participa y es un excelente estratega electoral. No obstante, él se encuentra atado si quisiera hacer lo que más hubiese querido hacer: adelantar elecciones generales para modificar la correlación de fuerzas en este parlamento en favor de una línea dura ante la UE.

Este gran orador y bromista puede concitar apoyos dentro del interior de Inglaterra que es cercano al Brexit, pero hoy genera muchos anticuerpos entre la mitad de la población británica que es pro-europea, entre los irlandeses que se oponen a una ruptura sin acuerdo de la UE que reestablezca los controles fronterizos en su isla, entre la inmensa mayoría de los escoceses, y entre la principal minoría étnica británico (los musulmanes, cuyo líder dentro del partido tory le ha comparado con Hitler por haberse burlado de las mujeres que usan velo al describirlas como buzones de correo).

Los conservadores se encuentran en lo que puede ser el peor momento de su historia, cuando pueden terminar por dejar de ser una alternativa de poder durante generaciones si no trabajan bien. De allí que deban sopesar bien quien vaya a ser su nuevo primer ministro. La fuerza de Johnson es su carisma popular y que puede evitar que el Partido del Brexit le quite electores desde la derecha, pero otra salida por la que pudiesen optar es la de elegir a alguien con más experiencia estadista y dotes de negociador que le permita a los conservadores hacer un pacto con opositores y con la UE para cocinar una salida negociada de la UE que no genere tantas confrontaciones.

El dilema de los conservadores británicos

Los candidatos conservadores han tenido ya dos debates. Uno en el domingo sin la participación del favorito (Boris Johnson) y otro el martes donde si participó él pero no Dominic Raab, quien fue desclasificado dos horas antes
Isaac Bigio
miércoles, 19 de junio de 2019, 15:32 h (CET)

La cuestión del Brexit divide a los contrincantes en 3 campos. Una es la de Johnson y Sajid Javid, ministro del interior, quienes dicen que éste debe darse con o sin acuerdo este 31 de octubre. Otra es la de los “moderados” Jeremy Hunt y Michael Gove, ministros de relaciones exteriores y del medio ambiente, respectivamente, quienes están dispuestos a hacer una prórroga si es necesario hasta conseguir un acuerdo. Finalmente está Rory Steward, ministro de desarrollo internacional, quien dice que se debe descartar cualquier Brexit sin acuerdo y que se debe trabajar por una fórmula de compromiso con la oposición y a nivel del parlamento.

Steward es el candidato sensación que viene trepando en las encuestas dentro de la militancia tory, pero él no puede imitar lo que hizo Jeremy Corbyn dentro del laborismo debido a las reglas conservadoras. Mientras los rojos dejaron que sus cientos de miles de militantes decidan entre numerosos candidatos, los parlamentarios tories solo van a dejar que haya dos finalistas para que su base escoja, lo cual es un filtro contra Steward. De allí que lo más probable es que la bancada conservadora escoja a Johnson y uno de los otros 3 que piden salir pronto de la UE.

Posiblemente para el ex alcalde de Londres el candidato ideal contra el cual competir sería Jeremy Hunt por ser un posible blanco fácil al estar muy ligado a Theresa May. Gove es un buen polemista y además fue el Judas que le traicionó en 2016. Sajid Javid apenas entró a la segunda ronda con el mínimo (33 votos). Se especula que algunos parlamentarios amigos de Johnson podrían dar un voto táctico para Hunt para que así la final sea entre el actual ministro de relaciones de exteriores y el anterior.

Internas




Mientras todos los candidatos compiten por demostrar quién es el mejor, Johnson ha tenido una de carácter muy moderado pues quiere evitar cometer errores o ser el blanco de ataques. A él no le importa causar hoy mucho impacto popular pues en esta etapa quien decide son únicamente 313 personas, quienes son los integrantes de la bancada oficialista en la cámara de los comunes. Y allí él ya ha sacado suficientes votos como para clasificarse a la ronda final en la cual apenas competirá con un candidato más y ante un electorado muy reducido.

Este último son 130 a 160 mil miembros conservadores, la inmensa mayoría de los cuales son varones, blancos, con más de medio siglo de vida, pudientes y residentes en el sur de Inglaterra, menos de un cuarto del territorio del Reino Unido.

Esta elección, además, no es una cualquiera pues lo que se define aquí es cuál va a ser el método para salirse de la Unión Europea en condiciones en que es prácticamente imposible de lograr un acuerdo para este 31 de octubre y cuando la mayoría del parlamento y de la población británicos no comparten con la idea de romper con este bloque continental sin una salida pactada en ambas partes.

No es la primera vez que un partido de gobierno cambia a su primer ministro sin que haya de por medio una elección general. Theresa May reemplazó inicialmente a David Cameron y luego Gordon Brown a Tony Blair sin que hubiese habido elecciones generales, sin embargo ambos eran inicialmente populares.

Ahora, en cambio, la situación es muy diferente, pues esta es la primera vez en la historia moderna británica que el partido en el poder ha quedado quinto en unas elecciones nacionales (como fueron las del 23 de mayo), con menos del 9% y sin ganar en ninguno de los 650 distritos electorales.

El partido tradicional del gobierno en Reino Unido viene cayendo a los porcentajes más bajos que haya tenido. YouGov, que previó una fuerte debacle tory en las euro-elecciones, sigue mostrando 4 semanas después de ello que el oficialismo está tan en declive que en unas elecciones generales bien podría acabar perdiendo la mayoría de sus actuales 313 parlamentarios y dejar de ser por primera vez en su tri-centenaria historia una de las 2 grandes fuerzas en la cámara de los comunes.

Y ahora es ese partido quien debe decidir quién va a ser el primer ministro, al margen de la inmensa mayoría nacional, y cómo se ha de dar una posible salida de la Unión Europea, sin ninguna consulta popular que ratifique su decisión.

Es más, el diario conservador por excelencia, el Telegraph, viene haciendo campaña junto a otros líderes tories para que se retiren todos los candidatos y se permita que el candidato que este medio tanto secunda, Boris Johnson, pueda ser coronado o, en el peor de los casos, se vaya a una votación en la base partidaria para ver quién le respalda o no.


Boris Johnson es una persona que suele ganar todas las elecciones en las que participa y es un excelente estratega electoral. No obstante, él se encuentra atado si quisiera hacer lo que más hubiese querido hacer: adelantar elecciones generales para modificar la correlación de fuerzas en este parlamento en favor de una línea dura ante la UE.

Este gran orador y bromista puede concitar apoyos dentro del interior de Inglaterra que es cercano al Brexit, pero hoy genera muchos anticuerpos entre la mitad de la población británica que es pro-europea, entre los irlandeses que se oponen a una ruptura sin acuerdo de la UE que reestablezca los controles fronterizos en su isla, entre la inmensa mayoría de los escoceses, y entre la principal minoría étnica británico (los musulmanes, cuyo líder dentro del partido tory le ha comparado con Hitler por haberse burlado de las mujeres que usan velo al describirlas como buzones de correo).

Los conservadores se encuentran en lo que puede ser el peor momento de su historia, cuando pueden terminar por dejar de ser una alternativa de poder durante generaciones si no trabajan bien. De allí que deban sopesar bien quien vaya a ser su nuevo primer ministro. La fuerza de Johnson es su carisma popular y que puede evitar que el Partido del Brexit le quite electores desde la derecha, pero otra salida por la que pudiesen optar es la de elegir a alguien con más experiencia estadista y dotes de negociador que le permita a los conservadores hacer un pacto con opositores y con la UE para cocinar una salida negociada de la UE que no genere tantas confrontaciones.

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