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Menos marear la perdiz y más trabajar en el bien común de todos los españoles

​De pactos y componendas

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Tengo un serio empacho de pactos y componendas entre los partidos. Observo que hay una absoluta falta de lealtad entre ellos. No noto que se trate de españoles que piensan distinto sino de españoles que se odian, o mejor dicho, los dirigentes de los distintos partidos se odian entre ellos.

Cuando hace falta fortalecer nuestro país para que no sea roto, ni troceado, hasta hacerlo irreconocible contemplo apenado que hay personajes que buscan embarcar a otros en la nefasta tarea de atacar al estado, de crearle diversos frentes a ver si ¡por fin cae! y consiguen su raquítica independencia. Hay que ser malvados para tratar de desarticular un país milenario del que no quieren sentirse parte.

Ha funcionado una educación sectaria, convertida en un lavado de cerebro desde hace muchos años para que unos perniciosos personajes campen a sus anchas, amparados por los dirigentes de otros partidos que no piensan en el interés de todos los españoles sino en acaparar poder ¿para qué?

Necesitamos una regeneración total de nuestra vida política en la que se elijan las mejores personas, las que se embarcan en una aventura política para aportar algo al conjunto del país y no para vivir a costa del presupuesto, es decir a costa de los demás españoles. Gente que conozca lo que es trabajar y producir bienes o servicios y al que están dispuestos a volver tan pronto se cumpla el plazo para el que fueron elegidos.

Ello necesita también de unos electores que piensen por su cuenta y rechacen las consignas con que puedan ser bombardeados por los medios de comunicación. Es curiosa la unanimidad que exhiben los medios en la difusión de epítetos y adjetivos para señalar a los que se pueden elegir y a los no hay que elegir nunca.

Ahora que tanto se vitupera el franquismo quizás solo los viejos recordamos la vieja prensa del movimiento, los boletines de Radio Nacional o el NO-DO en los que se marcaban las consignan y mandatos que había que obedecer, pero aquello eran meros balbuceos frente a los actuales forjadores de opinión de los que resulta difícil escapar. Pero es necesario hacerlo: pensar es gratis y cuestionarnos la realidad de cada día imprescindible.

No me interesan tanto los pactos con su toma y daca, sino saber lo que cada partido está dispuesto a realizar para conseguir el bien común, el bien de todos los españoles, piensen como piensen, o ¿vamos a aceptar que se nos margine si no compartimos el ideario del que tiene el poder y el Boletín Oficial para imponérnoslo?

Lo lógico sería que los partidos buscaran entre todos ese bien común del que no quieren saber nada. A lo mejor solo pueden coincidir en unas cuantas cosas, pues ¡a ponerlas por obra! Nada de trágalas, ni de imposiciones arbitrarias y cada año una cuenta de resultados transparente, donde se explique lo que se haya hecho con nuestro dinero, si se ha distribuido con equidad, entre las diversas administraciones lo que ha tenido éxito y lo que no. Nada de contarnos cada año la historia de los presupuestos si no es para celebrar que la deuda haya disminuido hasta desaparecer.

Por favor déjense de pactos y componendas y trabajen en la búsqueda del bien común de todos los españoles.

​De pactos y componendas

Menos marear la perdiz y más trabajar en el bien común de todos los españoles
Francisco Rodríguez
viernes, 7 de junio de 2019, 12:20 h (CET)

Tengo un serio empacho de pactos y componendas entre los partidos. Observo que hay una absoluta falta de lealtad entre ellos. No noto que se trate de españoles que piensan distinto sino de españoles que se odian, o mejor dicho, los dirigentes de los distintos partidos se odian entre ellos.

Cuando hace falta fortalecer nuestro país para que no sea roto, ni troceado, hasta hacerlo irreconocible contemplo apenado que hay personajes que buscan embarcar a otros en la nefasta tarea de atacar al estado, de crearle diversos frentes a ver si ¡por fin cae! y consiguen su raquítica independencia. Hay que ser malvados para tratar de desarticular un país milenario del que no quieren sentirse parte.

Ha funcionado una educación sectaria, convertida en un lavado de cerebro desde hace muchos años para que unos perniciosos personajes campen a sus anchas, amparados por los dirigentes de otros partidos que no piensan en el interés de todos los españoles sino en acaparar poder ¿para qué?

Necesitamos una regeneración total de nuestra vida política en la que se elijan las mejores personas, las que se embarcan en una aventura política para aportar algo al conjunto del país y no para vivir a costa del presupuesto, es decir a costa de los demás españoles. Gente que conozca lo que es trabajar y producir bienes o servicios y al que están dispuestos a volver tan pronto se cumpla el plazo para el que fueron elegidos.

Ello necesita también de unos electores que piensen por su cuenta y rechacen las consignas con que puedan ser bombardeados por los medios de comunicación. Es curiosa la unanimidad que exhiben los medios en la difusión de epítetos y adjetivos para señalar a los que se pueden elegir y a los no hay que elegir nunca.

Ahora que tanto se vitupera el franquismo quizás solo los viejos recordamos la vieja prensa del movimiento, los boletines de Radio Nacional o el NO-DO en los que se marcaban las consignan y mandatos que había que obedecer, pero aquello eran meros balbuceos frente a los actuales forjadores de opinión de los que resulta difícil escapar. Pero es necesario hacerlo: pensar es gratis y cuestionarnos la realidad de cada día imprescindible.

No me interesan tanto los pactos con su toma y daca, sino saber lo que cada partido está dispuesto a realizar para conseguir el bien común, el bien de todos los españoles, piensen como piensen, o ¿vamos a aceptar que se nos margine si no compartimos el ideario del que tiene el poder y el Boletín Oficial para imponérnoslo?

Lo lógico sería que los partidos buscaran entre todos ese bien común del que no quieren saber nada. A lo mejor solo pueden coincidir en unas cuantas cosas, pues ¡a ponerlas por obra! Nada de trágalas, ni de imposiciones arbitrarias y cada año una cuenta de resultados transparente, donde se explique lo que se haya hecho con nuestro dinero, si se ha distribuido con equidad, entre las diversas administraciones lo que ha tenido éxito y lo que no. Nada de contarnos cada año la historia de los presupuestos si no es para celebrar que la deuda haya disminuido hasta desaparecer.

Por favor déjense de pactos y componendas y trabajen en la búsqueda del bien común de todos los españoles.

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