Lo que se ha iniciado tras las últimas elecciones no es más que un nuevo capítulo de gesticulación que, con toda probabilidad, no conducirá a nada. A España le sobra la política de imagen y de gestos vacíos, que con Sánchez se ha disparado. Cuando llegue el momento, puede ser que ya haya llegado, que el líder del PSOE haga las negociaciones necesarias, que informe con transparencia de los acuerdos a los que ha llegado a cambio de los votos que le harán presidente. Entretanto, conviene, es mi opinión, que el Presidente del Gobierno en funciones no ande enredándonos con gestos vacuos.
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